29 noviembre, 2010

Con vuestro permiso...



...os voy a hablar del porqué escribir. No hay cosa más difícil que describir el mágico instante en el que la necesidad acuciante te obliga a teclear y te posee desde el primer al último átomo de tu cuerpo. En ese momento, todo tú eres lo que sobre el papel en blanco (pantalla del ordenador) se está plasmando. Los escritores somos lo que escribimos.


Es curioso porque a mí no me aprieta la misma necesidad cuando escribo prosa que cuando escribo poesía. Ya sabéis que no me considero en absoluto poetisa, disto mucho de ser una mediocre trovadora, pero la necesidad de escribir versos es tan fuerte y despiadada… Te obliga a dibujar poemas aunque te duela cada tilde que coloques, cada metáfora que salga de tus tripas, y aunque, el resultado sea mucho peor de lo que has sentido mientras lo parías, no puedes parar, no puedes. Porque escribir poesía es lo más parecido a parir: tras el sudor y el esfuerzo nunca sabes qué saldrá ni si saldrá bien.


Cuando me pongo intimista, con mis textos breves pero intensos, no escribo, vomito. Ellos son hijos de la furia, del rencor, de la pasión y del deseo, incontinencia sentimental y sensual, brote de histeria, alucinación verbal, sorpresa de leer aquello que acabas de escribir tú misma y en lo que casi no te reconoces. Pero, como acabo de decir, somos lo que escribimos. Y cómo puede doler, cómo. Tal vez esta sea una de las razones por las que no sé escribir poesía, a parte de mi incapacidad. Desnudarme en público es una impresión que nunca me gusta, cosa que compruebo cuando de esa guisa me hallo en algunos de mis sueños más recurrentes.


Pero los relatos pueden ser la paz después de la batalla. El premio a un frenesí de horas y días llevando un equipaje del que no te libras ni comiendo, ni durmiendo, ni trabajando… Siempre observando hasta el más mínimo detalle de lo que sucede a tu alrededor para tomar nota, absorberlo como una esponja y almacenarlo, nunca sabes qué te va a servir para solucionar una escena o el final de un cuento. Un escritor ha de estar surtido, tener el almacén lleno para poder echar mano de cualquier brillo, gesto, mirada, acontecimiento que pueda alimentar, nutrir una historia. A veces, las menos, al acabar un cuento sientes que ha valido la pena, que el trabajo está bien hecho, que puede que valgas para este noble oficio, que alguien te lo ha debido dictar al oído… Paranoias de escritor de noches en blanco y días de tinta.


No escribo con mapa, soy de brújula y, en la mayoría de ocasiones, ni la miro: me doy de bruces con el final. No necesito silencio absoluto para escribir, ni un lugar determinado; sin embargo, sí necesito un lugar tranquilo para repasar y repasar y repasar… Tomo notas, menos de las que quisiera, porque me da la sensación de que se me escapan muchas ideas y no está una para ir perdiendo ocasiones así como así. La música me ayuda mucho, me evade. Forma parte de esa pequeña caja que cada escritor se fabrica para poder, desde allí, construir su universo. Que hay épocas de sequía en las que se pasa muy mal, casi tan mal como cuando todo lo que escribes es una porquería. Que los que escribimos somos seres con ego, a qué negarlo, y además con una gran susceptibilidad. Pero a fuerza de golpes, de malas críticas, de amigos sinceros, de borrar, podar, cortar, corregir, repasar, leer y escribir una y mil veces la piel se nos ha ido curtiendo como un pergamino impregnado de tinta densa como la sangre.


Como siempre que hablo de mi proceso creativo, pienso que no me explico con la suficiente cordura, que por mucho que lo intente nadie va a entender esta locura transitoria que me/nos lanza a aporrear un teclado de grafías casi borradas. Sé que por la noche, mientras las pupilas se mueven inquietas bajo mis párpados, mis dedos no paran de agitarse sobre las teclas de mis sueños.


Y que siga siendo así por mucho tiempo.


Narración: La Voz Silenciosa

11 comentarios:

  1. Son curiosas las diferencias, y al mismo tiempo son curiosas las coincidencias. Es como si entre todos formáramos un puzzle que al final llega a la conclusión que abarcamos todo el espectro del color y del silencio o la música, de la cartografía, de la digestión... Claro somos casi todoterreno....

    ¡¡¡¡¡Dácil, Marcos!!!!

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  2. Y que así lo disfrutemos por mucho tiempo nosotros.
    La "a", la "l", la "s", están borradas en mi ordenador será por LAS veceS que oS eScribo que oS Admiro.
    Un beso ESCRITORA con mayúsculas.

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  3. Efectivamente, querida Anabel, la brújula ni la miras, porque esto es La Esfera y no 7 Plumas, foro al que sospecho que iba dirigido esta maravilla de destripamiento íntimo.
    Ni falta que te hace. Siempre llegas y llegas bien, desde que echas a andar hasta que llegas a tu meta siguiendo los retruécanos de tu corazón.
    Me ha emocionado poder vislumbrar los movimientos de tu alma de escritora, esa que se esfuerza por dar lo mejor de sí -que siempre da algo, mucho de sí-, que siempre se siente insatisfecha del resultado, que nos obsequia con la sensibilidad y la fuerza de unas historias diferentes y sentidas.
    Algo así te imaginaba, pero ahora puedo sentirte más cercana, puedo comprender mejor esa pasión que vuelcas en tus palabras.
    Gracias por dejarnos pasar, por permitirnos acompañarte en ese camino sin mapas, brújula ni sherpa.
    Un abrazo, de todo corazón

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  4. ¿Lo veis? Ya tienes razón, Ana, ni la miro.

    Ahora no sé qué hacer ¿repito el post en 7 Plumas?, ¿lo borro de aquí?

    De adorno, pa llevar pendientes, na más.

    Gracias, Amando, Inma y Ana. Tenía que continuar con lo que habíais empezado. Ahora sólo nos quedan Dácil y Marcos, que seguro que ellos colgaran sus respectivos post en el sitio adecuado, leches.

    Saludos

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  5. Yo creo que debes colgarlo también en 7 Plumas, sobre todo por si alguno de los seguidores está esperándolo allí y no pasa por La Esfera.
    De borrarlo de aquí, ni hablar. Bueno, es mi opinión, claro.
    Creo que es bueno que todo el que quiera se acerque a tu proceso de escritura. Primero, porque revela lo que hay en ti; segundo, porque es todo un tratado de lo que se mueve en muchos de los locos que nos acercamos a la escritura; tercero, porque está muy, muy bien escrito, porque es una gozada leerlo y un texto así no se debe guardar sino que hay que lanzarlo al aire para que lo disfrutemos cuantos más, mejor.
    Un besazo grande

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  6. Gracias Anabel por contarnos por qué, cómo, cuándo...escribes.
    No estaría mal que esta entrada también estuviera colgada en 7 plumas.

    Un besote.

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  7. Voy, voy, querido Flamenco, que la brújula no me funciona, debe ser que el imán de mi corazón la trastoca (¡toma frase!).

    Vale, Ana, lo subo también a 7 Plumas. Tus palabras me hacen subir la autoestima -cosa que siempre deseamos los caprichosos escritores-, pero sé que eres una maravillosa exagerada y por eso me gustas más.

    Besos a los dos

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  8. Ya está, subido a 7 Plumas, donde debiera haber ido desde un principio...

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  9. Quién sabe!
    Yo creo que estaba destinado a los dos blogs.
    Re-besos

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  10. No entiendo, ando despistada con esta llamada. Pero qué pasa, tendré que meterme en 7 plumas para saber... En todo caso, Anabel, que sí, que eso que cuentas está metido dentro, que no veías la hora de desmenuzarlo entre los dedos que teclean. Y poetisa, lo eres. Espero hace tiempo un poema de los tuyos, de esos unidos por hilos que tan bien sabes encajar. Esperando estoy.
    Un beso

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  11. Qué sorpresa volver a releer este texto. Me reconozco, pero me asusta cómo fui capaz de desnudarme de esa manera... Estaba en un momento un pelín exibicionista.

    Desde luego, la magnífica voz de nuestro querido José Francisco, La Voz Silenciosa, realza el texto.

    Gracias.

    Saludos,

    Anabel

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