Claro que pensó en huir, harta de padecer la torpeza de los golpes de esa especie de marido colérico, de pésimo vino y borbotones de sevicia. También pensó en huir cuando su hijo cayera muerto por una bala perdida, entre los cohetes y petardos detonados por los chicos y adultos del barrio, después de transcurridos veinte minutos del año nuevo.
Pensó. Hasta que dejó de hacerlo. Después de veinte años la vieja sigue, loca, letárgica. Sigue huyendo.
Texto: Rolando Revagliatti
Muy bueno.
ResponderEliminarAbrazos
A veces, la vida te obliga a huir, de una forma u otra, desde el miedo, el dolor o desde la locura.
ResponderEliminarMuy bueno.
Bienvenido a La Esfera, Rolando
Siempre siempre, siempre. Mañana, mañana, mañana lo hago. El vicio del posponer todo. La defecto de la cobardía, la poca valentía de cambiar.
ResponderEliminarBienvenido a La Esfera.
No era huir lo que tenía quehacer , sino marcharse, con premeditación y alevosía y tranquilidad.
ResponderEliminarRecomenzar y empezar a quererse y cuidarse, pero, como dice el editor: lo dejo para mañana de mañana , de mañana.
Un saludo Á.
Golpes de la vida que se pueden aceptar o sucumbir con ellos. La pena del que no puede ni quiere.Buen texto.Rolando también te doy la bienvenida.
ResponderEliminarRolando, con un estilo rápido e impecable, entras en un tema del que se habla poco, del que se piensa poco. No sólo las víctimas lo son cuando mueren, o cuando sufren graves heridas físicas. La mente sufre, la mente puede llegar a desgarrarse, como la piel. También te doy la bienvenida.
ResponderEliminar¡Tengo que hacerlo, de mañana no pasa!, pero pasa mañana y pasado, y dudas y piensas, tal vez se arregle, y sabes que tienes que hacerlo, pero eres cobarde. Y cuando por fin te decides, surge la pregunta, ¿Huir adónde?
ResponderEliminarSin duda hay muchas formas de huir, también la de huir de nosotros mismos, abandonándonos a nuestra suerte. Buen texto. Bienvenido Rolando.
ResponderEliminarDebía haberlo hecho, se había ganado el descanso eterno, nunca la locura desesperada.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho Rolando.
Si tan solo pudiésemos procastinar la procastinación.
ResponderEliminarHuir, que tentación, que improductiva y cobarde tentación, ¡qué locura!
ResponderEliminarMuy bueno, Rolando.
Toda mi gratitud a quienes han opinado o reflexionado sobre mi microrrelato, a quienes me brindan la bienvenida a esta propuesta-e, a los responsables de la misma. Llegue mi saludo más cordial desde la declinante primavera de los Buenos Ayres.
ResponderEliminarhttp://rolandorevagliatti.blogspot.com
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