30 noviembre, 2010
El último gorrión
Madrid cogió la verbena. La ciudad volvió a despertarse envuelta en una espesa capa de polución. Hacía tres años que no llovía sobre sus calles.
Los árboles estaban secos, el otoño había abandonado el Retiro e incluso el estanque estaba ocioso.
Anastasio salió de su casa muy temprano y como cada mañana se dirigió al parque, escondiendo bajo el abrigo una pequeña botella de agua.
Recorrió el paseo de coches y buscó el Palacio de Cristal. Allí se agachó tras un castaño marchito y silbó.
Un gorrión acudió a la llamada y bebió en su mano. Después de saciarse, voló hasta una rama alta y se durmió.
Texto: Federico Fayerman
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Me ha encantado la ternura dolorosa de este texto. Felicidades, Federico.
ResponderEliminarTriste y tierno, ojalá pudiéramos con una botella de agua, y algo de comer, ayudar a tantos animales, sobre todo perros, que vagan por nuestras calles, para acabar muriendo en nuestras carreteras.
ResponderEliminarBuen texto, pero me llega al alma, es terrible que los humanos, seamos tan inhumanos.
Es una preciosidad y, tan tierno.
ResponderEliminarNo puedo añadir nada más, lo habéis dicho todo.
Besos para Federico y su Anastasio.
El texto es de una ternura que duele, pero el título lo vuelve desgarrante. Ojalá el mundo se colmara de Anastasios para tanta criatura necesitada.
ResponderEliminarEnhorabuena Federico!
Texto lleno de imágenes. Imágenes que todos reconocemos aunque no residamos en Madrid.
ResponderEliminarTextos sereno, con vocablo digerible y de buena digestión.
Felicidades.
Desolador paisaje, da miedo imaginarse un paseo tan ácido, y tan tierno a la vez. Saludos
ResponderEliminarMinimalista y emotivo.
ResponderEliminarNo sé, pero me ha traído a la memoria este tema, Sábado por la tarde, de Claudio Baglioni.
Podéis escucharlo en esta dirección (lo siento, no sé qué me pasa hoy, pero no puedo hacer el hipervínculo)
http://www.youtube.com/watch?v=y_uPuNPwhTM
Bienvenido a La Esfera, Federico