Odiaba escuchar, a mi alrededor, visiones nocturnas amenizando conversaciones. Las fantasías de los que alimentaban su mundo interior con sueños reales crecían al hervor de la envidia.
Nunca había logrado soñar nada, ni siquiera pesadillas que me hicieran temblar y desear no volver a cerrar los ojos.
La oscuridad llegaba a mi casa para aumentar el aburrimiento nutrido de un insomnio que regresaba cada noche.
Mi falta de iniciativa me hacía echar mano de fármacos que me pudieran construir un falso lecho para acomodar mis ilusiones.
La desidia, el hastío, la carencia de espontaneidad anulaban mi imaginación, convirtiendo en penumbra las largas madrugadas.
Meditaba cuál sería la causa de mi exigua capacidad de creación, para explicar mi inutilidad para inventar dormida, y despertaba en el abismo de una realidad insulsa.
Sin hechos no hay utopía, sin palabras no hay quimera, sin fantasía no hay realidad. Sin vida no hay sueños. Sin sueños no hay vida.
Inma, precioso relato, interesante reflexión y esa frase final, lapidaria, "Sin vida no hay sueños. Sin sueños no hay vida."
ResponderEliminarFelicidades, es un placer leerte.
Besicos.
Pienso lo mismo que María. Todo el texto está dirigido, como si fuera una vía de tren, para llegar a la última estación. La última frase, que serviría, casi como lema para un artista -cualquier tipo de artista-: "Sin sueños no hay vida".
ResponderEliminarY el caso es que además, el laberinto personal de tu protagonista, es cada día más habitual y cada día más dañino para grupos e individuos.
Esa desidia vital es la que oscurece el mundo, y a veces, cuando desemboca en enfermedad, ciega al individuo.
Fantástico.
Inma, extraordinario relato para un singular personaje que se declara envidioso pero conserva una 'envidiable' capacidad, no sólo de autocrítica sino de análisis. Justo y bello.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Gracias, María para mi es un placer tenerte ahí.
ResponderEliminarAmando, esa desidia vital es la que oscurece el mundo, cuanta razón tienes, estamos llenos de antifaces que ciegan la realidad.Gracias por estar siempre.
Gracias Patricia por tus palabras, no sabes lo que he aprendido de este texto mientras se elaboraba y después de elaborarse.
Y sin vida no hay hechos...El circulo de la vida. Me ha llegado.
ResponderEliminarUn beso.
De acuerdo con todos los comentarios anteriores y ahora que me he ponido al día en mis lecturas de la Esfera quiero felicitarte por este relato y muchos otros.
ResponderEliminarInteresante reflexión. Si no me equivoco, creo que los fármacos quitan los sueños. Querer vivir con esta ayuda, estas muletas prescindibles, se paga con esta desidia.
A ti no te faltan la imaginación y la creatividad para construir textos intensos.
Misterioso círculo el que describes. Cómo se muere poco a poco el alma, cansada ya de buscar ramas a las que agarrarse sin lograrlo. Todo en la oscuridad de la noche, donde la soledad lo llena todo!!!. Una delicia de lectura Inma.
ResponderEliminarCatherine, te has adelantado. Es cierto, los medicamentos no permitan soñar durmiendo. Pero los sueños siempre estan ahí, porque son vida, como bien dices Inma, da igual si es de noche o de día. Y a ellos aspiramos.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho y te envío miles de besos soñadores.
Inma, de todo el relato me quedo con... todo, en realidad. No tiene desperdicio. Preciosa e intensa narración sobre la noche -y vida- de muchísimas personas, que entran en esa espiral..
ResponderEliminarEspléndido texto, reflexivo, intenso, bello.
ResponderEliminarEnhorabuena, Inma. Sigamos soñando.
Delicioso, Inma, no dejemos que los miedos nos paralicen los sueños.
ResponderEliminarUn beso
El que no sueña se pierde parte de la vida. ¿Podríamos vivir solo soñando? Dejar nuestra vigilia y vivir nuestra vida completa en un permanete sueño.
ResponderEliminarNegarse a soñar, negarse a despertar en la vida, reconocerla. Un texto con fuerza.
ResponderEliminarBs
Un texto que con notable brillo planteas esa otra vida paralela, la que vivimos en los sueños. No es extraño que sin ellos el personaje del relato se sienta sin vida en esa "realidad insulsa".
ResponderEliminarEnhorabuena.