Amores líquidos, no sólidos, sino líquidos. Fluidos, que se derraman, que se difunden, se mezclan y se extienden. Pero no se confunden, se enriquecen en el intercambio. No sólidos, no rígidos e inflexibles, no exclusivos ni alienantes. Amores elaborados para navegar en mar abierto, sin temores de tormenta, seguros de las velas bien orientadas al puerto de destino, seguros de lo aprendido en muchos viajes. El destino solo alcanzado en parte, al que siempre le falta otra parte, la más deseada, la que colmará el anhelo. Imposible, el anhelo es anhelar. Nunca se está completo en la dimensión del deseo: es el que sopla el aire que infla las velas, el que encuentra el faro que ilumina la oscuridad, el que pertrecha para atravesar el temporal sin arredrarse ni acobardarse, el que hace eclosionar el goce. Es el que quiere más.
No amores esquivos, miedosos o paralíticos, sino decididos y generosos. No amores cansados o plañideros, sino trabajadores, divertidos. No amores envidiosos instalados en las tinieblas, sino brillantes, que miren hacia arriba para contemplar de día el vuelo de los pájaros y de noche el deambular de las estrellas. No amores enlutados, sino coloridos, florecientes.
No amores delirantes, sino deseantes y líquidos.
Texto: Ángeles Jiménez
Amores puros y cristalinos.
ResponderEliminarHermoso texto, no puedo decir ni más ni menos, hermoso.
Un beso Ángeles
los amores tienen que se fluídos si no se enquistan y ya no funcionan.
ResponderEliminarPero tú tocaya lo has dicho mucho más bellamente.
UN saludo Á.
Ángeles. Me apunto a tu visión del amor. No es un texto: ¡Es una hermosa partitura!. He cerrado por un momento los ojos y he oído música ¿te lo puedes creer?. Un beso Ángeles.
ResponderEliminarPrecioso texto. Se va colando dentro a medida que lo lees. Es lo que pasa con el amor tal y como lo describes, cuando se derrama en tu interior se abre camino y ocupa todos tus rincones. En serio que me a encantado. Enhorabuena Ángeles.
ResponderEliminarHe disfrutado mucho con tu texto. Así son los amores que deseo, siempre anhelantes y fluidos.
ResponderEliminarFelicidades por tu descripción tan clarificadora, Ángeles.
Muchas gracias a todos, así veo yo el amor: fluido, ligero, colmado de anhelos incompletos para siempre querer más. Un derroche para los sentidos.
ResponderEliminarBesos
¡Quiero diluirme en amor líquido y siempre cambiante y si estereotipar!
ResponderEliminar¡Cómo me ha gustado!
Una de las características que más me llama la atención de lo líquido, lo fluido, es la capacidad de adaptación, cómo se amolda al recipiente donde está. Así, también el amor, líquido, moldeable a los deseos, capacidades, formas del otro, de la otra.
ResponderEliminarFabulosa intuición, Ángeles.