03 diciembre, 2010

Como de andar por casa



¡Un hombre en mi ducha! No puede ser, pensé. En contra de mi habitual carácter asustadizo y gritón, me quedé tranquilla mirando como el agua recorría las anchas espaldas de ese hombre que había aparecido en mi bañera, bajando hasta las curvas de su culo. El giró su cabeza y al verme me dio los Buenos Días amablemente. Eso me tranquilizó. Yo seguí plantada, mirando desconcertada, mientras él continuaba bajo el agua muy atareado en su labor de enjabonado ignorándome. Entiendo que el abundante chorro de agua a presión y la excesiva espuma que producía el gel sobre su cabeza y oídos le incomunicaban. El burbujeo blanco continuaba bajándole hasta la raja del culo, y yo allí mirando como una tonta sin entender nada, pero el caso es que no me encontraba amenazada, ni violenta con la situación.

Él giró su cabeza y se percató que yo continuaba allí y me dijo: -No me importa. Puedes pasar. No me molesta, tu a lo tuyo- Yo me estaba meando y tanta naturalidad hizo que creciera mi confianza aún más. Me bajé pantalones y bragas y me senté en la taza. Él salió de la ducha con destino al espejo para secarse y su trasero quedó a la altura de mis ojos.

-¡No hay nada como una ducha reparadora!- Dijo sin mirar hacia atrás, donde yo seguía sentada tratando de terminar de orinar, pero el chorro no terminaba. -¿Te estabas meando, verdad? ¿Cuándo termines me puedes secar la espalda? Todo tan familiar pensé. Al levantarme de la taza me señaló el rollo de papel higiénico que no estaba en su lugar habitual. –Para que te seques el “chumi”- Que sorpresa, lo llamaba igual que yo. Qué coincidencia. Mientras me lo secaba, él seguía delante del espejo atareado con su pelo y la toalla. Me acerqué, y sin girarse me dio la toalla con la intención de que le secara la espalda. Yo lo hice de la mejor forma que puede, y hasta le sequé esmeradamente el pliegue de las dos nalgas por dentro. Él no se giró en ningún momento, y antes de que yo considerara que había terminado, me dio las gracias y se fue.


Texto: Francisco Concepción Alvarez.

7 comentarios:

  1. Impresionante. ¡Tan bien dibujado, que me ha parecido verlo en mi cuarto de baño! Voy a secarle la espalda.

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  2. Lástima que se fuera tan pronto, ¿no? Me ha parecido como a woman on line, como si estuviera yo allí.

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  3. Yo todos los días, antes de entras en la ducha, miro por si acaso, pero a mi edad, ya no ocurren esas cosas. Una pena, yo lo único que encuentro en mi dicha es a un señor barrigón, de pelo blanco, cómo pasa el tiempo.

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  4. ¿No nos estarás contando algo que no es precisamente divertido, bajo este aspecto tranquilo y hogareño?

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  5. Este texto se merece una continuación: no puede escaparse este hombre de culo glorioso (tiene que serlo, porque es lo más relevante de la narración y porque así lo imagino yo) y quedarse ella con la toalla húmeda en la mano y la sensación de yo a este como que lo conozco.
    En cualquier caso, me ha encantado.

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  6. Pretendía simplemente realizar un ejercicio de cambio de registro.
    Quitarme las normas y escribir sobre el surrealismo y la ironía. Borrar la posible huella de mi sello.
    Siempre es bienvenido un texto sencillo, pero que esconde un mensaje. Y si no se encuentra, solo la imagen te provoca una sonrisa.

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  7. Mi baño es tan pequeño. La culpa la tiene la arquitecta que proyectó el piso, el edificio entero. Nos hizo a todos un salón estupendo a consta de achicar los baños. Lo cuento porque la arquitecta debiera leer el texto y posibilitar que se pudieran secar las espaldas y los culos de algún que otro como andar por casa.
    Estupendo, abrazos,
    Dácil

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