20 diciembre, 2010

Decreto Navideño


Todo pasaba por secuestrar a Papá Noel. Había dejado atrás los cuarenta desde hacía tiempo y en su cabeza solo retumbaba la palabra fracasado. No tenía carisma, trabajaba en el almacén de un supermercado de barrio, el banco no le concedía ni una hipoteca por su raquítica nómina y el amor le huía, aunque él tocaba a la puerta de cualquier chica que se le acercaba, aunque la proximidad fuera por compartir trayecto en un autobús. Todo ello le había llevado a la conclusión de que el amor se compraba con tarjeta Visa Oro. También en su defecto, teniendo fama. Pero Raúl Cienfuegos estaba escaso de dichas credenciales.

Lo había meditado mucho y estas navidades no las quería pasar solo en casa, con la única compañía de su absoluto anonimato, descorchando una botella de sidra El Gaitero y frente al televisor, como cada año. La noche de Navidad en la televisión siempre emiten imágenes de mujeres embarradas en sonrisas, maquillaje y alegría, que le corroían y martillaban su escondido pero mayúsculo ego, recordándole que él no pertenecía ni de lejos a ese mundo. Al mundo de la felicidad, al de la belleza. La navidad para Raúl era un tiempo que acrecentaba su desgracia, no la soportaba. Le dolía. Era como una lupa expuesta al sol que multiplicaba y ampliaba su catastrófica existencia. Le desnudaba su frustración. Consideraba a Papá Noel el responsable de esa fiesta cruel, cuya celebración consistía en martirizar a los seres solitarios, a los pobres, a los perdedores y a los de su especie. Era la fiesta de las lágrimas. ¿Cómo en una fiesta puede haber lágrimas? Raúl no lo entendía.

Siempre había escuchado aquello de “muerto el perro, se acabó la rabia”. Su plan era perfecto. Estas Navidades tendría compañía y saldría del anonimato, 
de la cruel sociedad que no sabía ni de lejos quién era Raúl Cienfuegos. Ahora se iban a enterar. También había leído en algún lugar que  “los últimos serán los primeros”. Eran señales que justificarían el plan que meditaba desde hacía tiempo: Secuestrar al gordo de barba blanca.  La injusta sociedad le había empujado a tomar esa decisión. El remordimiento que siempre le preñaba, en esta ocasión parecía que no le iba a hacer desistir de su plan.

Planificado y hecho. A Raúl no le costó trabajo secuestrar a Papa Noel, de todos es conocido la afición por la bebida que tiene el viejo gordo y su bondad desbordante. Pan comido, solo hubo que ponerle el cebo. Quince días antes de Navidad llevó a cabo su plan, enviando una nota de prensa al principal periódico del país. En ella, pedía disculpas de forma anónima por el secuestro del responsable de la Navidad. Justificando su acto por el comportamiento que la sociedad había tenido hasta ese momento con él. Pedía un reconocimiento a su persona por parte de la población, modificar la fiesta en una celebración más solidaria, y un millón de euros al Estado para emprender una mejor vida.

El periódico, como no podía ser de otra forma, ni lo tomó en consideración. Todo siguió su cause. El alumbrado navideño resplandecía, la gente se agolpaba en las tiendas tirando de Visa, el frío se combatía con bufandas, guantes y algún anís… Pero Raúl seguía siendo el mismo desconocido y frustrado de siempre. Ello lo puso nervioso y un poco violento. Aunque dejó que el tiempo pusiera las cosas en su sitio. Por una vez sabía que tenía la carta ganadora. Así, llegó Noche Buena y fue un privilegiado. Cenó esa noche en compañía, en la mejor posible. Papá Noel fue su invitado. Ambos bebieron, comieron y departieron. El viejo le confesó que nunca había podido cenar y disfrutar de la Navidad, siempre había trabajado. En esas fechas el estrés le invadía, aunque cada vez tenía que bajar por menos chimeneas, pues las casas ahora se construían sin ellas, pero la población había crecido mucho y no se conformaban con un solo regalo.
Aquella noche ambos disfrutaron. A diferencia de la población que lloró. Les mordió la tristeza. El desencanto. Papá Noel se había olvidado de ellos. Saltaron las alarmas en el país. El periódico entendió que la nota recibida no era una broma, ni la iluminación de un loco. El Estado, no podía permitir que la población perdiese el único periodo que la mantenía con esperanza, y cierta felicidad comercial encubierta y falsa. La celebración de la Navidad era para el Estado, uno de esos pocos periodos que se convertían en una especie de bálsamo al malestar general de los ciudadanos. Por lo que como es habitual quiso intervenir. El gobierno trató de asumir el papel de Papá Noel y no ceder al chantaje ni a las condiciones de Raúl Cienfuegos para liberar al gordo barbudo de traje rojo y blanco.

Durante el tiempo que duró el largo secuestro, Papá Noel y Raúl habían hecho buenas migas. Contemplaban por televisión los acontecimientos y comentaban las noticias. Eran algo más que secuestrador y secuestrado. El gordo comprendía las razones que habían provocado que Raúl le secuestrase y estaba de su lado. Incluso se le veía feliz y agradecido, pues tras tantas décadas de trabajo, no le venía nada mal un descanso.

En las Navidades siguientes, el Estado pretendió asumir las funciones que Papá Noel realizaba cada año. Estableció un apartado de correos para que la población y especialmente los niños enviasen sus cartas y sus deseos. Realizó una intensa campaña de promoción del nuevo servicio, con el fin de levantar el ánimo entre la población y ganar réditos políticos. Pero ya sabemos como funciona todo aquello que toca Papi Estado y sus políticos. Todo empezó con la adjudicación de la campaña de promoción del servicio a dedo al hermano del hermano. El sistema de clasificación de las cartas no se realizó a tiempo, con lo cual existieron hogares a los que no llegaron los regalos. A los pocos hogares que consiguieron llegar, a muchas niñas le trajeron equipajes de fútbol y a los niños Barbies. A los papis colonias Chanel nº5 y a las mamis el último taladro Bosch. Se descubrió que ese año casi la totalidad de los juguetes llegaron desde Brasil, pues el responsable de compras del Gobierno tenía en dicho país algún interés oculto. Muchas de las partidas de juguetes no llegaron a sus destinatarios, pues los funcionarios destinados a la distribución las habían desviado a destinos de su conveniencia. La noche de Navidad, la gran mayoría de los funcionarios se pusieron de baja... en definitiva, nada nuevo que no sepamos de todo aquello que toca el Estado.

Raúl y Papá Noel, contemplaban la situación que se había creado, con preocupación, a través de la tele. Pero el gobierno anclado en su tozudez, no daba su brazo a torcer a las condiciones impuestas por Raúl Cienfuegos. La ciudadanía perdía por completo el espíritu navideño. Pero como a lo largo de toda la historia de la humanidad, la población supera de forma natural, y siempre sin el catastrófico intervencionismo de los gobiernos, las más enrevesadas y difíciles situaciones. Poco a poco, la población dejó de lado las Navidades comerciales, la de los regalos y costosos compromisos, la Navidad del derroche. Ese periodo de felicidad artificial en el se había convertido la fiesta... por un tiempo de confraternidad, de recogimiento familiar, por la caridad verdadera, por el corazón caliente en una fría climatología, compartiendo un exquisito y simple plato de garbanzos con chorizo, mojando todos en el mismo plato con pan de pueblo y un vaso de vino. Nada de langostinos y pavo relleno. Desde la Luna y posiblemente desde Marte, se escucha el pálpito de felicidad de la humanidad. De la Nueva Navidad. Tic-Tac, Tic-Tac, Feliz Nueva Navidad.
Autor: Francisco Concepción.

16 comentarios:

  1. Creo que si Raúl Cienfuegos no existe, deberíamos inventarlo. Creo que ningún gobierno del mundo sería capaz ni siquiera de pensar en esa posibilidad. Por ese lado podremos estar tranquilos. Quizá se le ocurriera a unos grandes almacenes y entonces la cosa se puede complicar, pero si el responsable de todo, o sea el gordo que le gusta beber, está con Raúl, no habrá problema, el próximo año comeremos garbanzos con un buen vaso de vino.
    Enhorabuena.

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  2. No hay nada mejor para que algo deje de funcionar que nacionalizarlo, la burrocracia acaba con todo, por eso tendríamos que pensar bien a quien queremos secuestrar. Es una buenísima solución para volver a empezar, pasando y penando la decadencia de lo establecido y reinventándonos de nuevo, como al principio.

    Querido FranCo: me ha gustado mucho el planteamiento y , por supuesto, el cuento de Raúl tal y como lo has escrito. Aprovecho este relato para decirte, deciros, que estas Navidades tengo menos regalos y champagne y muchos más amigos que me alegran el corazón mejor que el champagne(cava) y me obsequian con sus letras y su atención.

    Durante este año he perdido muchas cosas, pero el universo que siempre tiende al equilibrio, me ha regalado -sin buscarlo ni esperarlo, como son los regalos de verdad- personas: buenas, listas, generosas, especiales, con las que cada vez comparto más y mejor.

    Un abrazo a toda LaEsfera que conocí como sin querer, paseando por una callejuela mientras oscurecía en Edimburgo, un poco más fuerte para Amando, Ana, Anabel, Dacil,FranCo,Inma y Marcos (por orden alfabético)delante de las cámaras y para Flamenco, Isolda, María y Catherine, en candilejas.

    Hasta siempre Á.

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  3. Esto sí que es un auténtico final feliz!!!
    Acabas de reconciliarme con el gordinflón de rojo, FranCo.
    Creo que voy a hacerme la idea de que Papá Noel está secuestrado y que los Reyes Magos van a hacerle compañía, por solidaridad de gremio, y voy a pasar de regalos que solo son más de lo mismo y que cada vez tienen menos sentido y despiertan menos deseo.
    Hala! A brindar con Sangre de Toro y a contar historias al amor de la lumbre.
    Ángeles, te espera tu hueco alrededor del fuego, con todos nosotros, para que esta Navidad sea PERFECTA.
    Un abrazo enorme, cálido y sin aderezos superfluos a todos, todos, todos. Y un beso en el carrillote, entre brindis y brindis, para Santa.

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  4. FranCo, me apunto a esa nueva Navidad, que no hace tanto existió, la cena con la familia en casa de la abuela, que se pasaba el día cocinando, incluso los dulces navideños los hacía ella.
    No había Papa Noel, eran los Reyes Magos los que nos traían los regalos, sólo a los niños, y despistados nunca acertaban con lo que habíamos pedido.

    Esa Navidad era estupenda, como la que tu nos propones en tu relato.

    Feliz Nueva Navidad, para todos los que participan en esta Esfera maravillosa.

    Con todo mi cariño.

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  5. Pues chicos, yo me apunto a los regalos que queréis que os diga, a mi me gusta más un regalo que a un tonto un carro. Tanto hacerlos como recibirlos.
    Puedo solidarizarme con que sean más pequeñitos por lo del consumismo, pero que maravilloso es ver la cara del que recibe cuando abre el envoltorio.
    Y todo el tiempo que estas pensando en la persona a la que vas a regalar cuando estás comprando su regalo, eso si que es una ilusión.
    Y ponernos todos juntos alrededor del árbol,pequeños y grandes y con el benjamín de la casa repartiendo a todo el mundo.
    Y a la cantidad de personas que le damos de comer comprando regalos y haciendo un poco más felices a los demás, por que nos hemos acordado de ellos.
    Bueno, no voy a decir que: ¡Viva el consumismo! pero, a mi me gusta mucho lo de los regalos.
    No me maltratéis mucho, por favor.

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  6. Ah!!! y lo más importante FranCo me ha encantado tu cuento, me ha emocionado abrir este regalo y leer el decreto navideño.

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  7. Pues claro qué nos gustan los regalos, Inma, a mi más hacerlos que recibirlos. Pero estarás de acuerdo en que el "concepto Navidad" está totalmente desvirtuado, al menos en mi opinión.

    Mi nieta tiene 22 meses y tendrías que ver, cómo tengo la casa de paquetes, mi hija me dice, para ya mamá, que la cria no se entera, pero a mi me da igual, me hace ilusión ver la cara que pondrá, cuando se encuentre con el montón de cosas que le hemos comprado.

    Pero de todas formas, creo que la Navidad, se nos ha ido de las manos a todos.

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  8. ¿Quién se apunta a un secuestro?. No debe ser tan dificil, tal y como lo pintas FranCo. Lo pillamos, lo metemos en el Smart, y para casa. En unos añitos se soluciona el tema del pavo ,que por cierto nunca he llegado a entender -yo también soy mas de garbanzas con chorizo-). Enhorabuena

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  9. Ángeles, ese “Hasta siempre Á.”, me suena a despedida. No me gusta.
    Lo que si me gusta y que comparto contigo es esa sensación de felicidad que produce tener amigos y compartir con ellos. En La Esfera los tengo y no solo compartimos amistad, sino vocaciones, aficion y puntos de vista. Este año y estas Navidades son diferentes. Hasta me empiezan a gustar.

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  10. Amando creo que el espíritu navideño no lo puede sustituir ninguna entidad. Los espíritus son muy volátiles y este más.
    Por cierto... ¿No crees que este año existe menos Espíritu, menos felicitaciones que de costumbre? A mi, no me han bombardeado aún con sms chorras, ni mails patéticos. Hay menos iluminación en las calles… Creo que la gente no sabe disfrutar sin dinero. La crisis y el menor consumo les apaga.

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  11. Ana, eres de los míos. Viva los Reyes Magos. Que el gordo barbudo, borracho quede secuestrado.

    María, estás a puntada a esa navidad. Los que peinamos canas sabemos a que nos referimos.

    Inma, tu gasta, estás en tu derecho. No faltaría más. Yo me conformo con tu amistad.

    Carlos, meter al gordo en el Smart está un poco complicado. Pero por intentarlo…
    Siempre he pensado que secuestrar es bastante fácil. Pero no vamos a dar más pistas.

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  12. Referente a la parte literaria del texto, tenía la idea y pretendía realizar un cuento mucho más corto, pero se fue engordando y se me escapó de las manos. El tiempo se vino encima y casi sale para carnavales, por lo que está a falta de pulirlo.

    Tras empezar a escribir me percataba que la historia daba para mucho más. Podía haber desarrollado la relación entre Papá Noel y Raúl (el secuestrador). Acentuar la nueva situación de la población sin Papá Noel y los intentos por rescatarlo… Pero las líneas se sumaban y la cosa crecía, mal asunto para un post. Si nos damos cuenta Papá Noel no fue liberado y Raúl Cienfuegos no consiguió su propósito. El gordo se quedará toda la vida de gorra en casa de Raúl.

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  13. FranCo lo de "hasta siempre" no es despedida sino que SIEMPRE volveré a estar por aquí, ahora mismo por ejemplo.

    A mí también me gusta recibir y hacer regalos Inma, sobre todo porque quien me regala algo me está dando cariño, ha dedicado tiempo y esfuerzo a elegirlo y viceversa pero...

    Cuando se nota que el regalo es de compromiso o que sustituye a atenciones y mimos -como queriendo comprar con dinero la ausencia de lo que de verdad importa- ya puede ser un collar de brilllantes que pierde todo su significado ¿a que sí?.

    Seguimos por aquí, cerca, eso sí es un buen regalo Á.

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  14. Última hora...El Gobierno acaba de declarar el Estado de Alarma y ha militarizado el servicio de reparto de juguetes y regalos...Por su parte, la oposición no reacciona, no se pronuncia. La historia se repite...

    Enhorabuena Francisco...Un cuento de Navidad con cuento, original y muy inteligente.

    Besos y abrazos.

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  15. Flemenco ¿Inteligente?. No, solo es un ejercicio de trasladar a un acontecimiento surrealista, como actuaría el gobierno. Es simple.

    ¿Se me nota mucho la foto que tengo creada sobre todo lo que toca el Estado y sus políticos?
    Gracias.

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  16. Francisco: Hay una muy buena reflexión tras ese texto tan surrealista que nos has regalado. Me apunto a Garbanzos con Chorizo y un Lomo ibérico que está diciendo a gritos que le metan el cuchillo. En cuanto a los regalos, si son para un ser querido, sin compromisos también me apunto. Un abrazo a todos y todas y FELIZ NAVIDAD

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