Capítulo 1
Desde la ventana de su despacho, Mireia Merino, recién llegada desde Tarragona para ocupar el puesto vacante como directora del Centro de Mayores Rosalía de Castro, contempla el ir y venir de residentes y auxiliares en el jardín.
La mañana es inusualmente luminosa para el mes de mayo. El clima de A Enfesta es tan húmedo y oscuro como el de todo Santiago, tal vez algo más, piensa mientras intenta poner nombre a las caras.
Hace girar de forma inconsciente el anillo de su dedo anular. Aún no se hace la idea de que va a tener que pasar unos años en este trabajo, entre viejos y tullidos.
El sueldo es bueno, intenta reafirmarse, el presupuesto ajustado pero suficiente, tal vez haya que hacer algún recorte, algún ajuste en el personal, cambiar de proveedores…
Recortar person
al siempre es lo más problemático, siempre trae conflictos aparejados… ¿qué hago yo rodeada de viejos, día tras día? Es una empresa como otra cualquiera, mejor que las dos últimas… y este clima de perros… hoy hace bueno, quizá debería bajar a pasear con los residentes, sería bueno, sí…
Abajo, en el jardín, una de las ancianas, delgada y rugosa, de cabellos revueltos entrecanos, mal recogidos en un moño bajo, ceñuda, mira hacia ella con ojos desenfocados. Se detiene en su entorpecida caminata, fija en algún punto de la ventana, como intentando escudriñar a través de los cristales lo que sucede en el despacho. El joven auxili
ar que la acompaña se inclina hasta su oído y le susurra algo que la saca de su ensimismamiento y reanuda
su paseo, arrastrando los pies, murmurando palabras sin sentido, sacudiendo la cabeza.
Pero Mireia ya se ha marchado y no puede ver cómo se aleja, arrastrando los pies, por los caminos de gravilla y losetas del jardín decimonónico, su piel translúcida parcheada por la luz que se filtra entre los rosales que se entrelazan sobre los arcos.
Continuará...
¿Ya tienes escrita la historia? ¿Me refiero terminada?
ResponderEliminar¿Quien será la protagonista? Puede ser Mireia, pero me parece más atractiva la vieja delgada y rugosa, de cabellos revueltos entrecanos.
La foto seleccionada para ilustramos el texto me hace recordar (salvando diferencias de vestimenta) a la portada del segundo número de La Esfera.
Ana, cuanta energía. Necesitas escribir. Ahora te metes en este nuevo mundo de viejos.
Esperaremos.
Claro que está terminada, guardada en la cueva, al fresquito, para que no se estropee.
ResponderEliminarCreo que es mejor que sigas leyendo y que tú mismo decidas quién es la protagonista.
Llevas razón, le da un aire a la portada, no me había parado a pensarlo. Es que me pareció tan apropiada, con esos cristales de casa antigua...
Muchas gracias por tu comentario. No sabes cuánto lo aprecio.
Un abrazo
Capítulo 1, sí, pero el prólogo no se me va de la cabeza. Creo que es más importante de lo que parece. Iremos viendo, pero sobre todo iremos disfrutando de esta historia que nos irá llevando tu sabia pluma.
ResponderEliminarDe entrada, el cambio es casi abrupto. Mireia, la joven directora que tiene que tratar la Residencia como se lleva una empresa. Al fin y al cabo debe serlo.
Iremos viendo, poco a poco.
Nos tienes con la intriga a flor de piel,a mi Morgana me parece un personaje alucinante.
ResponderEliminar¿Qué nos deparará Mireia?
Estoy deseando seguir leyendo esta historia.
Sí que es importante ese prólogo, Amando. Te diría que no hay que perderlo de vista pero, como es un relato corto, no creo que haga falta.
ResponderEliminarSí que es cierto que este capítulo baja el ritmo, aterriza, diría yo, para presentar a otro personaje clave.
Un beso, Amando, y gracias por seguir ahí.
Inma, para mí, Morgana es uno de los personajes más fascinantes de la literatura, con su carga ambivalente. Es de esos que se te meten bajo la piel. Me alegro mucho de que a ti también te guste.
Otro beso grande
Primer capítulo de una historia de Ana J. Sentémonos, pongamos a mano unas cotufas, y disfrutemos leyendo... El escenario es un geriátrico y los protagonistas son dos mujeres antagónicas. ¿Tendrán algo en común? La anciana mira con mala espina. Ojo al parche.
ResponderEliminarBesos
Esto promete. Estamos empezando... Es como llegar a un lugar y echar un primer vistazo. Pero ya nos hemos puesto en situación. Como te comenté, Ana. Lo seguiré con avidez. Un abrazo.
ResponderEliminarCon muy mala espina, Dácil. Ojalá disfrutes mucho con esa cotufas y la historia de estas dos mujeres tan distintas.
ResponderEliminarGracias por seguirlo, Miguel Ángel. Prometo un poco más de acción pronto y MUCHA acción más adelante.
Un abrazo bien grande para los dos, Dácil y Miguel Ángel.
Esto no ha hecho nada más empezar y ya está interesante. Aquí seguiremos, esperando acontecimientos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Flamenco. Confío que el interés vaya a más.
ResponderEliminarUn abrazo
Ana, lo dicho con el prólogo... ¡Necesito saber más de Morgana y Mireia!... Por favor, deja todo lo que tengas y ponte a ello. Un saludo
ResponderEliminarPero si lo tengo escrito!
ResponderEliminarNo creas que no se me pasó por la cabeza publicarlo todo de un tirón, ya que no es demasiado largo, pero...
Gracias, Carlos. Un abrazo
Tienes razón. Me salte tu entrada anterior al respecto. Es que la historia me está resultando muy familiar. Casi creo oler el lugar. Ese tipo de olor que se agarra a tu memoria de por vida. De acuerdo, haré un ejercicio de paciencia y esperaré cada entrega. Abrazos
ResponderEliminarLa verdad es que la paciencia no podría contarse entre mis virtudes, ¿dónde está la segunda entrega???
ResponderEliminarÁngeles, esta es la segunda entrega. La tercera llegará el jueves.
ResponderEliminarDe todas formas, me alegra mucho que tengas ganas de leer más.
Gracias!!!
Un abrazo fuerte
Me da como un poco de pena de Mireia Merino. De momento se he metido a trabajar en algo que no le agrada demasiado, y ese clima tan húmedo, puffff. Pero la autora es optimista por naturaleza y nos va a regalar, lleno de magia y palabras sacadas del libro de las cien brujas y encantamientos, un cuento con final feliz y Morgana salvará a Mireia que descubrirá el placer de aprender y ayudar a los que tanto han vivido y ahora solo pueden evocar recuerdos.
ResponderEliminarUn abrazo Anita Á.
Querida Ángeles: no te fíes nunca ni de una hechicera como Morgana ni de una escritora como yo: puedes llevarte más de una sorpresa.
ResponderEliminarLa pobre Mireia no sabe dónde se mete...
Muchas gracias, Ángeles.
Un abrazo grande