30 diciembre, 2010

En la cueva de hielo. Capítulo 2


–¿Nunca tuvo hijos, tía Maruxa?
–¡Trae!
La anciana arranca el cepillo de sus manos, irritable. Lo pasa por sus cabellos en eterno ritual, sin apartar los ojos del espejo que preside la coqueta, repleta de frascos de colonias baratas, chucherías y figurillas desportilladas.
–¡Qué mal genio! –la joven voluntaria se ríe sin malicia y le acaricia la cabeza con suavidad.
La mujer se encoge, molesta por la caricia.
–¡Deja!
Pero la chica no se da por aludida. Hoy está de mal humor, a veces se levanta así, hosca y áspera,
–No debe de ser muy mayor, ¿verdad, tía Maruxa? ¿Cuántos años tiene? –insiste la chica, intentando sacarla de su malhumor.
Morgana la mira a través del espejo.
¡Muchacha estúpida!, piensa, y regresa a su mundo de recuerdos.
Ante sus ojos, la habitación sobria y pulcra desaparece y renacen sus antiguos aposentos, resplandecientes, dorados bajo la luz de mil candelabros de oro engarzado de piedras preciosas. Los cortinajes de rico terciopelo bordado en plata enmarcan el ventanal, que se abre a los jardines de su castillo en Ávalon.
Cepilla con parsimonia sus hermosos cabellos, negros y ondulados.
Sentado a sus pies, embobado, con los ojos brillantes de inocente admiración, Mordred [1] la contempla.
–¿Nunca tuvo hijos, tía Maruxa? –insiste la chica, apenas un eco en su consciencia, poco más que un lejano zumbido de abejorro.
Mordred acaricia su pie a través de la seda de su chapín con dedos inquietos y Morgana le dedica una sonrisa que llena al niño de expectación. Solo una sonrisa.
Escoge un hermoso collar, anillos y aretes que colocará en su cuello, alrededor de sus dedos, en sus orejas, resaltando el blanco
perfecto de su piel, que refleja el brillo ambarino de las candelas, la longitud exquisita de su garganta, la armonía de sus manos de princesa.
–Tuvo que ser muy guapa, tía Maruxa, seguro que tenía un montón de pretendientes…
Sus aposentos desaparecen del interior del espejo anulados por la voz de la muchacha, engullidos por la claridad blanca y fría de la luz eléctrica; las paredes se desnudan, blancas, desangeladas, su hermoso lecho con dosel de altas columnas de cedro tallado y colgaduras de brocado carmesí se trueca en la cama aséptica, blanca, blanca, tan blanca…
¡Maldita estúpida!, ruge en su interior.
Suelta el cepillo con un gesto brusco, lo deja caer con un golpe sordo y arrambla con varios frascos y los hace rodar por la mesa, con estrépito.
–¡Cuidado, tía Maruxa! –reprende la joven, sobresaltada aunque siempre afable, como quien regaña a un niño– Y recoge los botes y los coloca en orden sobre el mueble, ignorando la mirada hostil de la anciana– ¿Qué bicho le habrá picado hoy? –se pregunta– ¿Le recojo el pelo? Ya es hora de ir al comedor, a desayunar. Venga, una sonrisita, tía Maruxa, que se pone muy guapa cuando sonríe…
Morgana esboza una mueca desabrida que intenta parecer una sonrisa.
¡Volveré a ser bella! ¡Qué sabrás tú de belleza! ¡Volveré a ser la más hermosa, Morgana Le Fay, la más fuerte, la más poderosa, la más temida, la discípula de Merlín, la que superó a su maestro!
El recuerdo de Merlín se interpone entre sus juramentos y su voluntad. Siente que su alma se remueve con la inquietud de siglos de espera. Nada debe fallar. Está preparada, lleva tantos años preparada…
Baja la vista, se deja peinar, en silencio. Esquiva los reflejos odiosos en el espejo, tan blancos, tan llenos de muerte.

Continuará...

[1] Hijo incestuoso de Morgana y Arturo, engendrado mediante engaño mágico

11 comentarios:

  1. El ambiente que estás consiguiendo es impresionante, esa Morgana es de armas tomar.
    Maravillosa explicación de la ensoñación de su habitación a través del espejo.
    Me está gustando mucho.

    ResponderEliminar
  2. Creo intuir que estamos ante un relato en que se alternarán dos estilos narrativos bien diferenciados y llenos de tu habitual precisión y acierto. Como sucedió en el prólogo, cuando Morgana aparezca ante los espectadores, el lector pasará -gracias a la maestría de la autora- del mundo real a ese mundo mágico de las ensoñaciones de tía Maruxa, que a veces llegan al lirismo. A través de ellas reconstruiremos un pasado que desde el principio se adivina intenso, lleno de pasiones y probablmente dolor. Cuando la escritora viite a Mireia estaremos ante el mundo que llamamos real, aunque uno duda muchas veces de que eso sea un concepto preciso.
    Como a Inma, me está encantando.

    ResponderEliminar
  3. Pero Inma, Amando... no es de extrañar lo que estaís apuntando...

    Os dejo mi comentario sobre el libro "Lágrimas mágicas" de nuestra querida Ana:

    Bien, tengo que decir primero que cuando conocí a Ana, no hace tanto tiempo... Justo en ese instante intuí que tenía ante mí a una persona bien especial...

    La lectura de su primer libro editado, que hoy termino, confirma y de que manera... ese instante...

    Tan sólo voy a publicar lo que mandé por msn a la autora en la página 92: "Una persona capaz de transmitir tanta ternura con la palabra, sin duda, tiene un gran corazón"...

    Es una deliciosa historia de un mundo con el que muchas, o por lo menos yo, soñamos... La lucha entre el bien y el mal termina y comienza la historia de una niña, Stella, abandonada y llorona...

    Tengo que decir que consiguió emocionarme... y mucho...

    Gracias Ana... mil gracias por tus palabras pero también por estar en la Tierra...

    ResponderEliminar
  4. ¿Y tengo que esperar al sábado?. Vale Miguel: ¡Paciencia! ¡paciencia!.
    ¿Sabes?. A veces me ha pasado que me miro a los espejos, sin mirar, y no me devuelve mi hoy sino mi ayer o mi mañana... Es lo que has reflejado de manera magistral, Ana.
    La última frase sobre los reflejos odiosos, blancos y llenos de muerte, sobre todo en lo referente a "llenos de muerte" me han dejado muy intrigado. De ahí mi desesperación. Pero tendré paciencia. Espero con ansias el sábado. ¿seguro que no nos fallarás?. Mira que es día 1 y si te acuestas tarde... Un beso y felíz año Nuevo ANA.

    ResponderEliminar
  5. Muchísimas gracias, Inma. Sí que es de armas tomar esta Morgana. Me alegro mucho de que te esté gustando. Cruzo os dedos porque así siga siendo.
    Amando, cuánta razón llevas en cuanto a que uno debe dudar de la precisión del concepto "realidad". Efectivamente, Mireia y Morgana son los polos opuestos, aunque los límites entre sus mundos no estén nada claros. Muchas gracias por tu generoso comentario. Ojalá que el relato siga manteniendo tu interés. Es todo un reto, palabra.
    Mi querida Beatriz, ¿qué puedo decirte? Me dejas sin palabras, emocionada, mucho, mucho.
    Me llena de alegría que la historia de Stella -y Pemp y Juvel y Rodontt...-haya tocado tu corazón. Es una historia que surgió de una forma muy especial y que me hizo conectar con un aspecto que siempre me dio miedo tocar, por lo difícil que es mantener el equilibrio: la ternura.
    Ahora, espero no defraudarte con esta historia, más dura, de Morgana.
    No sabes cuánto te agradezco, Amando, que nos pusieras en contacto.
    Miguel Ángel: ¿sabes el grandísimo regalo que es saber que estás impaciente por seguir leyendo el relato?
    Por si acaso, tengo programada su publicación.
    Los espejos siempre me han fascinado, no tanto por lo que reflejan sino por lo que pueden reflejar, por lo que dejan traslucir del interior de quienes se miran en ellos.
    Un abrazo muy grande, Inma, Amando, Beatriz y Miguel Ángel.

    ResponderEliminar
  6. Te ha debido inspirar el Mago Merlín...Esperando la próxima entrega quedamos.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  7. En realidad, es Morgana quien me inspira. Y no solo porque sea la prota de la historia, sino porque su figura me resulta mucho más atractiva, con sus claroscuros aunque, bien mirado, también Merlín tenía su agenda secreta.
    Muchísimas gracias por seguir leyendo.
    Un abrazo y feliz entrada de año

    ResponderEliminar
  8. Me encanta el estilo de transición entre el maravilloso pasado de Morgana y la gentil voluntaria.

    Hace poco lei un ensayo bien documentado sobre el mito artúrico, de hecho saqué dos relatos uno sobre
    Uther Pendragón que engendró a Arturo de manera tramposa (como luego él mismo haría con Morgana) y otro sobre Lancelot, Morgana, Ginebra, y la búsqueda del santo Grial. Por eso todavía me gusta más lo que cuentas. Un abrazo Á.

    ResponderEliminar
  9. Con "sacar dos relatos" te refieres a que has escrito esos dos relatos?? Quiero leerlos, si es así.
    Me alegro mucho de que te haya gustado ese intercambio entre Morgana y la voluntaria (¡qué paciencia que tiene la pobre!). Siempre me viene a la cabeza en qué pensarán los niños y los ancianos cuando les hablamos y ellos no contestan. Yo creo que, como Morgana, están en su mundo y nosotros les importunamos. Pero eso son cosas mías, claro...
    Un abrazo enorme

    ResponderEliminar
  10. Esos mundos paralelos nos seducen y la autora logra confundirnos y hacernos dudar del verdadero mundo, el real: en el feliz, vital, colorido y rico mundo de Morgana o en el blanco y desolado ambiente de Maruxa donde se respira decadencia y muerte. Un texto mágico.

    ResponderEliminar
  11. Tal vez el mundo real sea el que palpita aún en el corazón de Morgana. La vida en blanco de Maruxa solo es un reflejo desvaído.
    Muchas gracias, de nuevo, Marcos, por traernos tu visión de esta historia.
    Un abrazote

    ResponderEliminar

Gracias por contribuir con tus comentarios y tu punto de vista.

Los componentes de La Esfera te saludan y esperan verte a menudo por aquí.

Ésta es tu casa.