Hacía días que diluviaba. Ariel me dijo que hubiera preferido que parara el cielo antes que los obuses. Enseguida, el sargento nos ordenó alistarnos: se aproximaba otra carga. Cuando dio la voz de ¡Fuego! el lodo se vistió de cuerpos. Nunca fui un buen tirador pero esa vez le di a uno. Por un instante, me quedé sin disparar; furioso, el sargento me increpó como un látigo. Volví a abrir fuego y le acerté a otro. Inexplicablemente, a escasos metros de llegar a nuestra línea, el enemigo tocó retirada. Al verlos huir como perros, me cebé en el gatillo y logré derribar a un tercer hombre. Era mi día. De repente, lo tuve al clarín en la mira de mi máuser y me propuse acallarlo. Tras el certero disparo sentí que todo se silenciaba en el campo de batalla, excepto el sonido atronador de la bal! a que se incrustó en mi cabeza.
Texto: Gabriel Bevilaqua
Narración: La Voz Silenciosa
Narración: La Voz Silenciosa
Me gusta mucho este tipo de relatos, cortos y potentes.
ResponderEliminarDos frases sobre la guerra:
* La guerra es una masacre entre gentes que no se conocen para provecho de gentes que sí se conocen pero no se masacran. Paul Valéry.
* Ningún hombre es tan tonto para desear la guerra y no la paz; pues en la paz, los hijos llevan a sus padres a la tumba, y en la guerra son los padres quienes llevan a sus hijos a la tumba. Herodoto
SALUD.
Bravo Gabriel!!!
ResponderEliminarEfectivamente un texto potente y lleno de sugerencias. Duro pero atractivo.
ResponderEliminarMe ha gustado, Gabriel.
muy bueno,que real,oala sea leido por todos los hombres que incitan a las guerras,
ResponderEliminarespero la visita de los integrantes de la ESFERA EN MI BLOG,QUE TAMBIÉN ES SU CASA
ResponderEliminarRealmente muy bueno, me encanta como se mezcla la realidad y la irrealidad para comprender, o aceptar, o asumir la primera, tan dura a veces.
ResponderEliminarGenial propuesta, Gabriel. Me ha gustado.
ResponderEliminarExcelente Gabriel!
ResponderEliminarY cuántos sobrevivientes de la guerra terminan igual, suspendidos en los sonidos de la muerte.
Saludos!
Texto duro, para reflexionar y darnos cuenta la inutilidad de la guerra.
ResponderEliminar¿Cuantas almas se han quedado atrapadas en la soledad de una trinchera?
Enhorabuena Gabriel, muy bien escrito.
Es posible que sea mi gusto por los relatos bélicos, por las historias de fantasmas, por las ficciones que se sitúan en el límite entre la vida y la muerte pero lo cierto es que me parece magnífico.
ResponderEliminarEs un relato potente, certero -como esas balas-, agrio, que transmite el miedo, la furia, el azar de la muerte, la parálisis, la foto fija en que se convierte la existencia cuando pasa a no-existencia.
Chapeau, Gabriel. Ojalá continúes esta historia.
Y bienvenido a La Esfera
Muchas gracias a todos por sus consideraciones sobre el texto; y también, muchas gracias a La Esfera Cultural por difundir mis letras en su prestigioso espacio.
ResponderEliminarSaludos y ¡Feliz 2011!
Ya sé que se llaman microrelatos o relatos cortos, pero es que me dejas con la miel en los labios Gabriel. Esto es a la literatura, lo que los spots publicitarios son al mundo audiovisual. Cortos, dinámicos y cargados de contenido y mensaje, todo en un "plis-plas". Qué bueno.Felicidades.
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