Bajo manto púrpura, el terror se cobijaba.
entre la carne rosada de sus pechos jóvenes
entre los ojos viejos de tanto tiempo.
Entre el olor a muerte que nacía de su boca.
Entre dos monstruos abrigados
en la belleza ya imperecedera.
Dulce, dulce muerte.
Perfecta trampa,
el arremolinarse en su cuerpo frío y morir.
Dulce trampa el terminar bajo sus colmillos.
Texto: William Ernest Fleming
William, excelente texto. Sensual, poetico y fantástico. Sigue este rumbo, que te va muy bien. Saludos.
ResponderEliminarEstán de moda los vampiros. No me extraña, eso de la eternidad, siempre atrajo.
ResponderEliminarPoema desgarrador, William
Eros y Tanatos, la atracción de la muerte.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho
EXCELENTE,AMIGO WILLIAM...FELICITACIONES!
ResponderEliminarMe resulta difícil comprender de manera intelectual la unión entre el hedor y la belleza pero la hermosura del texto no necesita explicaciones.
ResponderEliminarUn abrazo Á.
Me da una sensación de frio y sexualidad... rara, supongo que de eso se trata.
ResponderEliminarSALUD.