27 diciembre, 2010
Las uvas de la ira
Título: Las uvas de la ira
Autor: John Steinbeck
Editorial: Porrua
Hace ahora un año terminaba de leer Las uvas de la ira, una obra soberbia y tremendamente actual. Me gustaría compartir con vosotros lo que escribí entonces.
(...) Me resulta muy difícil escribir sobre él y no porque no tenga cosas que decir, sino precisamente por tantas como se me ocurren. Por ejemplo, que existe una gran similitud entre la situación que estamos viviendo ahora y la que refleja Steinbeck en su libro.
Porque no encuentro diferencia entre los vendedores de vehículos que aparecen en el libro y algunos constructores y promotores inmobiliarios que venden pisos a precios muy por encima de su valor real o en lugares que son un puro erial
Leyéndolo me acordaba de las quejas de los agricultores cuando dicen que no cubren los gastos de producción de sus cosechas. O en cuantas veces me pregunté cómo es posible que a los ganaderos les paguen apenas unos céntimos por cada litro de leche, cuando a mí me cuesta casi un euro. Pensé también en esas pequeñas explotaciones ganaderas (una cuadra con tres o cuatro vacas) que han ido desapareciendo porque no resultaban rentables.
Me hizo pensar en los emigrantes que vienen a España, en como los recibimos:
(…) y al comienzo, la gente que vivía cómodamente en casas bien protegida, sintió lástima, y luego disgusto y, finalmente, odio por los emigrantes.
Al ir pasando las páginas no podía por menos de pensar
que los problemas de sobreexplotación, contaminación, cambio climático y desastres naturales sobrevenidos por la acción del hombre están íntimamente ligados a nuestro alejamiento, cada vez mayor, de la tierra.
Ni tampoco en ese individualismo atroz que es la seña de identidad de nuestra sociedad pero como, a pesar de todo, también hay cabida para el consuelo, el apoyo, la solidaridad.(Hay dos fragmentos que me resultaron especialmente conmovedores: la compra de los caramelos a dos niños en un bar de carretera y cuando la madre va a la tienda del campamento a comprar y no tiene dinero para el azucar)
Por eso, aunque es un libro duro, también lo es esperanzador, porque no solo encontramos individualismo, especulación, explotación, miedo y materialismo -que lo hay- sino también amor (en su sentido amplio), espíritu de sacrificio y coraje. Y todo esto, para mí está encarnado especialmente en la figura de la madre.
Podría hablar también de la forma magistral en que el libro está escrito, alternando los capítulos en que nos explica la situación a la que miles de familias campesinas se vieron abocadas, con otros en que nos cuenta como vive todo ello la familia Joad. O como retrata a los personajes, que resultan totamente creíbles y humanos.
Muchas cosas se podrían decir sobre y de este libro, pero como no estoy segura de ser capaz, me limito a copiar un fragmento que creo contiene su esencia:
"Las mujeres contemplaban a los hombres, los miraban para saber si por fin se sentían derrotados. Las mujeres se erguían en silencio y les contemplaban. Y cuando se reunía un grupo de hombres, el terror desaparecía de sus rostros dejando paso a la ira. Y las mujeres exhalaban un suspiro de alivio, porque sabían que todo iba bien.., que la derrota no los había alcanzado; y la derrota no llegaría nunca en tanto el temor pudiera convertirse en ira."
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Recuerdo, sí, que hace un año ya hablábamos en tu espacio de este libro. Ha pasado el año y aquí sigo, sin leerlo.
ResponderEliminarEsta reseña me parece FANTÁSTICA, así, con mayúscula. Y si después de este texto no leo el libro, no sé cómo me tendréis que llamar.
Gracias, Lammermoor
'Las uvas de la ira' es una de mis novelas favoritas, pertenece a ese reducido número de libros que en verdad son imposibles de olvidar.
ResponderEliminarPor el gusto con que he leído la reseña, te doy las gracias lammermoor
Llegue aqui no se por donde pero las publicaciones me han gustado mucho,desde ahora sigo el blog ,lo enlazo y envié un pequeño aporte que ustedes valorarán,no soy escritora,solo escribo,abrazos Uruguayos.
ResponderEliminarLeí a Steinbeck y me quedé sensibilizada, vamos, que me ronché, porque me resultó muy indigesto. Para ser más exactos, me pareció hueco cosa que no creo que sea el caso de Las uvas de la ira. Cierto que se trataba de una obra menor, de teatro, para más señas, pero también es cierto que el pensar en leer algo suyo me ha puesto, hasta ahora, los pelos de punta.
ResponderEliminarDespués de leer esta estupenda reseña me lo tengo que plantear muy seriamente, tener adrenalina a mano, y lanzarme a la vendimia. A ver si encuentro el valor necesario.
Ya sé que mi comentario no es políticamente correcto pero...
Un abrazo