A un artista, a un genio del humor elegante, del humor con sensibilidad, de la improvisación con amor.
Hoy recuerdo con ilusión su nariz brillante, su gorro florero, sus zapatones multicolor y su pantalón fucsia. Venía a alegrar un instante a unos niños que carecen de tiempo, de espacio y juego.
La ilusión iba cegando la incertidumbre y las expresiones se tornaban ríos de alegría.
El instante se volvió sueño, el sueño se palpó, el encanto se materializó y contagió el ambiente.
La magia traspasó la diversidad de un entorno que sólo podía controlar un clown, un payaso cuerdo con una gran estrella llena de luz.
Para Wame, un artista.
Siempre he dicho que lo más difícil es hacer reír, sin caer en la sal gorda. El humor inteligente y sensible es uno de los artes más complicados.
ResponderEliminarSeguro que Wame es un genio.
Texto, como siempre, Inma, lleno de intensidad, ternura y sensibilidad.
No pude disfrutar de su actuación, pero me la han contado y, además, tuve el honor de entrevistarlo, junto con el resto de mis compañeros esféricos, con lo que pude hacerme una idea bastante aproximada de lo que debía de ser su calidad como clown. Su calidad humana quedó más que patente.
ResponderEliminarEnhorabuena, Wame. Enhorabuena, Inma, por haber gozado con su actuación y por la reseña.
Quizás el oficio más difícil del mundo...Así que si Wame ha conseguido arrancar la sonrisa de pequeños y mayores se merece tus palabras.
ResponderEliminarUn beso.
Seguro que fue una delicia, Wame, como tu texto, Inma, envidia me das.
ResponderEliminarUn beso
¿Por qué será que los payasos siguen producuiéndome un sentimiento agridulce?.
ResponderEliminarNo conozco a Wame pero estaré al tanto.
Un abrazo Á.