15 diciembre, 2010

Los últimos Magos


Noche de Reyes. Fuimos a ver la cabalgata. Una sensación de excepcionalidad me invadía. Quizás era la primera vez, la única, la última vez.

Debieron pasar a caballo, como lo hacen todavía, por las calles de niños alborozados. Mi rey era Baltasar. Al volver a casa supimos que habían estado allí.

Imaginé la escalera que los condujera, peldaño a peldaño, hasta mi cuarto: estrecha, de madera. No alcanzaba a entender cómo habían podido estar lanzando caramelos por las calles de la ciudad y subiendo a la vez por mi ventana. Es posible que enviaran emisarios... de todos modos, ¡qué más daba! eran Magos.

Me apresuré a ver qué me habían dejado y en la oscuridad del cuarto vi algo oscuro, brillante, arrugado. Una ojeada me bastó para adivinarlo: ¡pasas de Málaga! No sé por qué me pareció tan buen regalo, pero recuerdo vivamente la sensación de fraude y enfado que me invadió cuando, al acercarme, con intención de abrir y saborear tan dulce presente, comprobé que - como por arte de magia- las pasas se habían transformado en una triste cartera marrón, envuelta en papel de celofán arrugado.

Aquellos fueron mis últimos Reyes Magos.


Autora: Fabiola Ojeda Virto

8 comentarios:

  1. La pérdida de la inocencia.

    Saludos

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  2. Tenemos una hija con 11 años que aun sabiendo la verdad de los Reyes Magos, hoy sin ir más lejos, nos vuelve a preguntar a la madre y a mí...¿Pero existen o no? Se resiste a pensar otra cosa que no sea que los Magos de Oriente la visiten la noche del 5 de enero.

    Saludos.

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  3. He subido hasta tu casa peldaño a peldaño y con la ilusión de los magos. Sentí como tú, esa sensación de fraude, en tal medida, que me prometí que mis hijas no serían engañadas, sino cómplices de los Reyes Magos. Y así lo vivieron siempre.
    Besos con sabor a ron y pasas.

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  4. Miguel Angel16/12/10, 18:39

    Yo tengo uno que cree (9 años) y uno que se convirtió hace 10 años en Rey Mago (19 años). Yo siempre les acompaño en ese viaje, en esa transición, y disfruta hoy tanto el que cree como el que es. Esa es la magia. Se lo dije a mi hijo de 19 años hace 10: Los Reyes Existen. Son una ilusión que nunca, nunca muere. Un abrazo Fabiola.

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  5. Como ya se dijo en algún lugar, los Reyes Magos existen, los que no existen son los padres. Al menos en esos días.
    En casa donde todo el mundo sabe lo que hay que saber (incluso la pequeña estuvo dos años jugando con nosotros, por si acaso) la noche del cinco de enero se respira ilusión, algo de magia...
    Buen texto, Miguel Angel

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  6. Mi hija cumplirá pronto 19 años y nunca le reconoceré que los Reyes no existen. Todos los años le digo que si se porta mal los Reyes no le dejarán nada. Los Reyes existirán siempre para mi hija. Ya que para mí casi no existieron.

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  7. Saber que los Reyes Magos no existen es perder la inocencia de golpe y porrazo y tan decepcionante como ir a morder lo que esperas que sea dulce como una pasa de Málaga y darte de bruces con cuero manufacturado.
    Un abrazo

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  8. es unos de los momentos más triste de un niño,saber que ha sido engañado, y nada menos que con los reyes magos,se desploma la inicencia en un instante.

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