Soy una mujer enérgica. No necesito más de cuatro o cinco horas de sueño para estar llena de vitalidad. Me levanto a las claras de la mañana para que el día no se me haga corto. Desayuno cereales con un buen tazón de leche. Voy corriendo al gimnasio a ponerme en forma, una hora, de lo que toque, da igual, todo lo movido me gusta. Al terminar, una ducha fría para endurecer la piel y, otra vez corriendo al trabajo, donde me esperan múltiples asuntos. El teléfono no para, de hecho tengo tres en mi mesa que continuamente suenan. Me gusta, me entusiasma tener la mente ocupada con varios asuntos, eso me pone las neuronas en forma, me agiliza el pensamiento y me hace probar mis capacidades todos los días. Almuerzo rápido en una bocatería, no es necesario nada más para seguir una jornada que se llena de visitas a clientes para ultimar negocios sustanciosos. Cada firma un nuevo éxito, cada propuesta un nuevo reto. Por supuesto, vuelvo a casa corriendo para no perder el ritmo. Si a lo largo del día ha surgido una cita con los amigos, que es cada dos por tres, motivo más que suficiente para ponerme impecable, vestirme con esa ropa que sabe realzar mi figura y, a pasarlo bien. Si cae un bailecito, mejor que mejor. Por último, de vuelta a casa me tomo cualquier tentempié. Me preparo una infusión para terminar el día con uno de mis hobbies preferidos, leer hasta que los ojos se cierran por puro agotamiento.
Soy un hombre tranquilo, necesito dormir bastante, yo diría demasiado para que mi cuerpo arranque, pero siempre a cámara lenta. El desayuno es mi comida preferida. Me tomo mi tiempo en preparar unas deliciosas tostadas. Saco el queso, el jamón, las aceitunas, siempre desayuno aceitunas, dicen que dan mucha energía, aunque yo no noto nada especial. Me doy un minucioso baño, la espuma que no falte, me afeito y me intento vestir lo mejor combinado posible. Evidentemente elegir la ropa lleva su tiempo. Con tranquilidad, sin estrés, cojo mi automóvil, aparco en el garaje, compro el periódico y me empapo de los acontecimientos del día, para estar bien informado y, en el almuerzo con los amigos, poder discutir cada asunto con conocimiento de causa. Después, la sobremesa, una buena siesta con batín y esperar que llegue la tarde con la tranquilidad de poder arreglar los asuntos laborales vía telefónica. Me encanta ver desde mi ventana el atardecer, deleitarme con las puestas de sol e incluso hacer fotografías cuando la imagen merece la pena.
Ambos chocaron en el portal. Uno salía corriendo, el otro observaba con parsimonia los pájaros que se habían posado en el árbol de la entrada. En ese instante, la mirada de ella se convirtió en un lento recorrido por su rostro y su cuerpo. El corazón de él se aceleró tanto que creía salirse del pecho.
No hay nada más cercano que dos polos opuestos.
Texto: Inma Vinuesa
narración: La Voz Silenciosa
Texto: Inma Vinuesa
narración: La Voz Silenciosa
Desde primaria me enseñaron de que los polos opuestos se atraen…Hasta ahí la teoría. Dos personas completamente diferentes pueden formar una pareja feliz y estable, pero según los expertos (enteraillos), estas personas están destinadas al fracaso porque su relación se basa en la dependencia. Lo dicho, sólo teoría.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Qué sería de un hombre tranquilo sin una mujer enérgica? Un texto con magnetismo, dos polos opuestos que se encuentran al final del relato. Enhorabuena Inma.
ResponderEliminarPor mi dolorosa experiencia, he de decir que los polos opuestos acaban por oponerse en todo. Más bien creo que la base está en tener muchas cosas en común...
ResponderEliminarPero como dice Flanenco, todo esto es teoría.
Lo real de esta ficción es lo bien que la llevas, cómo logras transmitirnos hiperactividad en el caso de ella, y relax en el de él, y cómo consigues que en ese momento culmen sea ella quien mire despacito y él quien se acelere como un fórmula 1 en la recta final.
Hilando con Amando, ese momento final que tan bien expresas, forma parte del secreto de la atracción de los polos opuestos teórica. Al final, después del tiempo ninguno termina pareciéndose a la mejor versión del que era (si es que se puede llamar mejor versión) y ambos terminan formando una mezcla de lo que eran con lo mejor del otro. En ese momento la mezcla se hace indisoluble. Muy buen texto Inma. De hecho corrí tanto en la primera parte del mismo que luego me vino bien un descanso con la segunda parte. Contado con el orden cambiado, no hubiera sido lo mismo. Un abrazo.
ResponderEliminarParece que todos estamos de acuerdo, en que la teoría que nos enseñaron de estudiantes, no se cumple con todas las personas, y por experiencia doy fe de ello.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hombre, los dos personajes presentados tienen un componente común: el orden. Son dos personas muy ordenadas. Si consiguen mantenerse en esa actitud propia de cada uno sin dejarse contaminar por la del otro, todo puede funcionar. El problema, muchas veces, es que unos intentan cambiar a los otros. No podemos admitir que el otro - al que queremos, de alguna manera ,poseer - siga siendo distino a nosotros porque "es un error". Yo veo a estos dos con posibilidades.
ResponderEliminarGracias a todos: Flamenco, Marcos, Amando, Miguel Angel, María y Riforfo por vuestros comentarios. Confesaros que me lo pasé muy bien escribiendo este texto, imaginando a los protagonistas adiviné que terminarían atrayéndose. Como vivan la relación, todavía no lo sé, acaban de conocerse.
ResponderEliminarAbrazos
Lo leí y lo disfruté sin pensar en casos concretos. Están perfectamente dibujados ambos y el final es espectacular, en que la mirada de ella se convierte en un lento recorrido y el corazón de él se acelera. Sólo por ese momento vale la pena, aunque no se lleguen a conocer.
ResponderEliminarBesos a elegir.
Cierto es que se necesitan puntos en común en cualquier relación, pero cierto es también que el contrabalanceo funciona, a veces. Todo hay que currárselo. Qué bien trasmite el texto el estrés de ella, la parsimonia de él, y qué bueno el intercambio de papeles cuando se descubren. Estupendo, yo también creo que esta historia promete.
ResponderEliminarYo no voy a entrar en si es cierto o no la teoría de los polos opuestos: la historia es lo suficientemente potente, está tan bien construida e hilada que igual daría que se atrajeran o repelieran: es un texto fantástico.
ResponderEliminarY divertido.
Cómo lo he disfrutado!
Un texto para disfrutar.
ResponderEliminarYo no soy experto matrimonial, ni Cupido, pero creo que si hay dinero por medio y buen sexo, puede marchar un tiempo.
Bromas aparte, que me ha gustado.
Me emociona mucho vuestras palabras Isolda, Angeles, Ana y FranCo. Muchas gracias
ResponderEliminarY quien sabe..., tal vez llegen a tener muchos niños y se le acaba el ritual.
ResponderEliminarEl texto está estupendo.
Abrazos
Gracias por haberme hecho pasar un rato tan agradable con tu escrito. Puedo imaginar perfectamente la vida de ambos personajes, tanto juntos como por separado. Lo que me gusta es pensar que ella se volverá un poco como él y, al mismo tiempo, él se contagiará de su energía. Precioso
ResponderEliminarGracias a ti Miguel, por compartir un poco de tu tiempo leyendo nuestros textos. Me alegro que te haya gustado, yo me lo pasé muy bien imaginándome a estos dos personajes con biorritmos tan diferentes.
ResponderEliminarUn abrazo
Es una buena historia que podías incluso alargar. Puede haber una segunda parte, que no ha de tener un final ni bueno ni malo. Porque imagino que el contacto, si lo hay, puede ser apoteósico.
ResponderEliminarAnabel