Leonardo Valencia, nacido en Ecuador, en 1969, es el autor del «libro de cuentos progresivo» La luna nómada, que cuenta ya con tres ediciones, respectivamente corregidas y aumentadas (1995, 1998, 2004).
A continuación, sus consejos para escribir un buen relato de ficción, que él ha titulado...
Decálogo progresivo
1. Un cuento es un fantasma con esqueleto.2. Un cuento es un bote que navega sin prisa sobre un mar en calma. Cuento-deriva.
I. En el trayecto el bote ha soltado minas que explotan con efecto retardado.
3. Un cuento siempre alude a otro cuento, lo copia, lo amplía, lo refuta o lo devora.
I. El primer cuento aludió a los mismos problemas de la vida.
II. El cuento es un origen que se mantiene como origen.
4. Mira fijamente como si encuadraras una foto, durante diez minutos, una calle, un rostro o una mano. Brotarán tantos cuentos que tendrás que cerrar los ojos. Pero
ya será demasiado tarde.
I. Diane Arbus definió la fotografía como el secreto de un secreto. Y se llevó el secreto.
II. Un cuento, una foto y un fantasma comparten el secreto de familia. Lo sabía Cortázar y lo sabes tú.
5. La información por sí sola no sirve en un cuento. La emoción por sí sola tampoco. Pero una mínima información aplicada con pincel a la emoción de un personaje hace a un cuento inolvidable.
6. Si tienes un problema con tu cuento, convierte el problema en parte del cuento. El problema es lo más original que tienes. Si son seis problemas, mucho mejor.
7. Un cuento es una bola de nieve que cae por la ladera de una montaña arrastrando lo que encuentra a su paso. Tendrá varios finales.
I. Un final: la bola de nieve se estrella contra la estación de invierno y la destroza con un estruendo y hay varios muertos y heridos. Cuento-alud.
II. Otro final: la bola de nieve llega al borde de un precipicio y se lanza al vacío y se esparce en el viento y se convierte en virutas de nieve que caen, como si no hubiera pasado nada, sobre el bote a la deriva.
III. Ha pasado todo, por supuesto.
8. En un cuento-alud no sólo debes preocuparte de la corriente tumultuosa de la trama. Mira el paisaje que la rodea, detente, respira, rescata un ruidito —por ejemplo, la estridulación de un grillo— y luego vuelve a la corriente. Esta es la diferencia entre redactar y escribir.
I. Nota: en la nieve no hay grillos.
II. Nota: en tu cuento puede haber grillos en la nieve, pero debes describir cómo llegó hasta allí, mencionar que es un grillo macho —son los que hacen ruiditos para llamar a las hembras— y que está encerrado en una cajita de marfil, plástico o bambú, mejor aun si la de marfil o bambú están talladas.
III. Sí, he dicho ruiditos.
9. El tic de un personaje no es su comienzo, sino su largo, meditado, condenatorio final. Piensa en Walter Mitty y el señor Bidwell.
I. Ambos personajes son de cuentos de James Thurber.
II. Hay otros autores aparte de Thurber a los que vuelvo una y otra vez. Releer es el mejor aprendizaje. Seré más exacto: es el único aprendizaje [1].
10. Cuando declaren que el cuento es superior a la novela, no digas nada. Cuando declaren que la novela es superior al cuento, tampoco digas nada.
I. Nunca digas nada. Escribe.
(versión 02.2011)
[1] Releo siempre «En un bosque» (Akutagawa), «La sirena» (Lampedusa), «El libro» (Bruno Schulz), «La grosella» (Chéjov), «El licenciado Vidriera» (Cervantes), «Catedral» (Carver), «El nadador» (Cheever), «Las babas del diablo» (Cortázar, el que sabe de fotos y fantasmas), «La doble y única mujer» (Pablo Palacio), «El infierno tan temido» (Onetti), «Mr. Taylor» (Monterroso), «El dominio de Arnheim» (Poe), «El rincón feliz» (Henry James), «Eveline» (Joyce), «El milagro secreto» (Borges), «¡Diles que no me maten!» (Rulfo), «La casa inundada» (Felisberto Hernández), «El arte de desaparecer» (Vila-Matas), «Manos y corazones» (O'Henry), «Silvio en el Rosedal», (Ribeyro), «Últimas tardes con Teresa» (Marsé).
I. Hay que tener una biblioteca de cuentos.
II. —¡Última tardes con Teresa es una novela! —Lo es, pero también es un cuento perfecto.
este decálogo es muy aburrido
ResponderEliminarEste decálogo es un cuento
ResponderEliminarA mi me parece interesante. Aunque los mejores decalogos son para romperse. Nunca hay verdades absulutas... Me da que pensar y sentir. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarEsta bien lo del final, menos decir y más escribir. Yo añado, vivir con tanta intensidad (Interior o exterior) que escribir se convierta en contar las aventuras que uno vive o imagina. PilarA aburrirse también es fuente de creación.
¿Un decálago no son DIEZ mandamientos? ¿Por qué hay 24 en este? Me he molestado en contarlos.
ResponderEliminarEso sí, en muchas cosas tiene razón.
SObre todo la última:
Nunca digas nada. Escribe
Estos varios mandamientos se resumen en dos: Últimas tardes con Teresa no es una novela, es un novelón magnífico.
ResponderEliminarBesos progresivos.
Llevas razón, Amando: un decálogo son DIEZ normas, ni una más, ni una menos.
ResponderEliminarSupongo que aquí se utiliza, como dirían Les Luthiers, generalizando.
A mí, en realidad, me parece un divertimento, un ejercicio literario más.