¿El genio nace o se hace? Aunque podríamos discutir largamente sobre esta cuestión, todo parece indicar que el don de la genialidad viene dado desde la cuna. La genialidad parece ser un designio que se tiene o no se tiene. El genio posee una serie de cualidades innatas que le hacen ubicarse en la existencia, de una manera totalmente distinta a como nos ubicamos el resto de los mortales.
La capacidad creativa del genio alcanza niveles de realidad dotados de una enorme profundidad. Precisamente por esto la obra del genio nunca puede ser asumida en su totalidad. La riqueza interior de dicha creación inaugura un abismo imposible de sondear donde resuena eternamente el silencioso misterio de lo insondable, el decir callado de aquello que nos constituye aunque ni siquiera seamos conscientes de ello.
De este modo podemos definir las obras de los grandes genios como productos inagotables dotados de una riqueza interior, que sobrepasa cualquier intento de comprensión de lo que reside en semejante quehacer. Dichas creaciones encierran en sus formas la fuerza del asombro inicial que provoca el temblor de lo esencial. La fuerza germinal de dicho asombro rompe radicalmente la cotidianeidad de la existencia e inaugura caminos que anuncian el porvenir de lo que aún está por acontecer.
En resumidas cuentas, pensamos que la intuición ante el mundo y la capacidad de creación de estos grandes hombres está fuera de toda duda, y que más allá de la aceptación o no de su trabajo por parte de sus contemporáneos, estos seres iluminados tienen la capacidad de captar en su germen aquello que indefectiblemente terminará por desarrollarse y determinarnos desde lo más hondo de nuestro ser.
Texto: Rubén M.M.
La capacidad creativa del genio alcanza niveles de realidad dotados de una enorme profundidad. Precisamente por esto la obra del genio nunca puede ser asumida en su totalidad. La riqueza interior de dicha creación inaugura un abismo imposible de sondear donde resuena eternamente el silencioso misterio de lo insondable, el decir callado de aquello que nos constituye aunque ni siquiera seamos conscientes de ello.
De este modo podemos definir las obras de los grandes genios como productos inagotables dotados de una riqueza interior, que sobrepasa cualquier intento de comprensión de lo que reside en semejante quehacer. Dichas creaciones encierran en sus formas la fuerza del asombro inicial que provoca el temblor de lo esencial. La fuerza germinal de dicho asombro rompe radicalmente la cotidianeidad de la existencia e inaugura caminos que anuncian el porvenir de lo que aún está por acontecer.
En resumidas cuentas, pensamos que la intuición ante el mundo y la capacidad de creación de estos grandes hombres está fuera de toda duda, y que más allá de la aceptación o no de su trabajo por parte de sus contemporáneos, estos seres iluminados tienen la capacidad de captar en su germen aquello que indefectiblemente terminará por desarrollarse y determinarnos desde lo más hondo de nuestro ser.
Texto: Rubén M.M.
Muy interesante reflexión. Similar a que fué primero ¿el huevo o la gallina?
ResponderEliminarVisionarios como Leonardo da Vinci, ¿son genios? o a medida que crece su leyenda crecen ellos. Me resulta compliecado creer que con la esperanza de vida que contaban estos genios, pudieran desarrollar tanto conocimientos en campos tan dispares como ciencia, ingeniería, inventor, anatomista y para como fuera un artísta sobresaliente.
Lo único que le faltaba es que fuera bueno en la cama y simpático, porque parece ser que era hasta guapo.
En La naturaleza de vez en cuando aparecen seres en los que por azar se acumulan genes capaces de dotar a quien los lleva , de cualidades en el arte y la cultura que a los que tenemos la carga genética dentro de los limites estadísticamente normales, nos sorprenden y admiran.
ResponderEliminarEn el caso de Leonardo sus enormes capacidades pudieron desarrollarse sin freno, en un ambiente especialmente promocionador de las artes y la cultura: la Florencia de Lorenzo el Magnifico.
Gracias a los genios muchos de los avances en todas las ramas del saber y la experiencia humana, científica, técnica, artística..., se han producido. Sin ellos no seríamos lo mismo. (A veces no se sabe si esto es mejor o peor, pero no es el tema).
ResponderEliminarSobre lo que dices, Francisco, de la edad, habría que precisar, a mi modo de ver, dos cosas. Una, Leonardo, en concreto vivió creo que sesenta y siete años, y por otra parte los conocimientos en cada una de las ramas del saber no estaban tan atomizados como ahora. Quiero decir que quizá saber la mayoría de lo importante en cada rama del saber era menos costoso que hoy en día. Sin olvidar que el acceso a estos conocimientos era cuestión de un minoría muy minoritaria, pero que muy minoritaria.
Amando, ¿Estos genios tenían acceso al conocimiento? Si para conseguir un libro recorrían kilómetros. No existía el tranvía, ni coches, ni mensajería, ni teléfonos...Tardaban meses en encontrar un simple dato.
ResponderEliminarAhora cualquiera accede a todo el conocimiento humano en segundos y desde su cama.
¿Te imaginas a estos genios con internet?
Creo que hay una característica común en los genios a lo largo de la historia, sean pintores, científicos, escritores o músicos: LA IMAGINACIÓN. Leonardo fue un claro ejemplo. Capaces de con lo poco que tenían alrededor hacer algo más que mucho y marcar la diferencia.
ResponderEliminarHoy en día noto en falta algo de esa materia prima llamada Imaginación y vivimos muy engatusados con el confort, que mina nuestras ansias de buscar y cultivar el conocimiento sin esperar a que manos interesadas nos lo metan a cucharones. Excelente entrada Rubén. Da mucho de sí.
7 plumas, sin lugar a dudas personas como Leonardo Da Vinci, Einstein o Goethe son genios indiscutibles. Su capacidad para comprender el mundo y expresarlo en su trabajo queda fuera de toda normalidad. Casos tan maravillosos como éstos no deben nada al paso del tiempo, aunque indudablemente el tiempo acrecenté aún más su leyenda.
ResponderEliminarAl hilo de tu comentario también estoy de acuerdo en lo que apuntas. Al nivel que está hoy día el conocimiento, es indudable que es imposible ser excelente en varios campos al mismo tiempo, pero por ello no hay que olvidar el extraordinario mérito que tiene iniciar nuevos caminos.
Por otro lado, no sé cómo sería Leonardo en la cama o si era simpático, lo que sí parece por los retratos, que efectivamente tuvo que ser hasta guapo…
Ángeles, tu comentario apunta hacia una comprensión del asunto muy parecida a la mía.
ResponderEliminarArmando, tu comentario va muy en la línea de mi comprensión de este asunto. Efectivamente, sin ellos no seríamos lo mismo.
ResponderEliminar7 plumas, seguro que estos genios podrían desarrollar mucho más su obra gracias a internet, pero con lo especializado que está hoy el conocimiento dudo que pudieran profundizar en varios campos a la vez...
ResponderEliminarMiguel Ángel, sin lugar a dudas la imaginación es una de las características principales de todo genio, esa capacidad por visualizar lo que todavía no existe. Ahora estoy leyendo un libro titulado "Ensayo sobre el genio" y trata con detenimiento este tema.
ResponderEliminarHoy día estamos demasiado mecanizados.
Muchas gracias por tus palabras finales.
Pido permiso para usar su artículo ´´EL DON DE LA GENIALIDAD´´ en mi gaceta informativa ,el intercambi me parece múy interesante...donde se reproduciria desde luego tal y como esta respetando el derecho de autoria,escuela secundaria de nivel básico...solo sera interno de antemano gracias por la atención
ResponderEliminarAprovecho para felicitar a Ana,su poema múy espiritual ..disfrute su contenido ...tb je,el de los animalitos jaja buenisimo
ResponderEliminar¿Lo que natura no da, Salamanca no presta, quieres decir?
ResponderEliminarUna reflexión muy interesante, que ha generado comentarios igualmente interesantes
Sonia, puedes utilizar mi artículo en tu gaceta sin ningún problema. Además, me alegra especialmente que se haga uso para una escuela secundaria. Si es posible me gustaría que me hicieras llegar un enlace para poder leer la gaceta o que me lo mandaras escaneado. En el perfil de mi blog puedes encontrar mi correo electrónico.
ResponderEliminarPor cierto, mi nombre completo es Rubén Muñoz Martínez, por aquello de la autoría.
Un saludo,
Rubén.
Ana J., más o menos lo veo así. Lo que no da el talento lo tiene que suplir el esfuerzo, lo cual si lo pensamos bien también viene dado por la natura. La capacidad de trabajo viene dada desde la cuna. Se tiene o no se tiene.
ResponderEliminarEste artículo me traslada a otra cuestión: el escritor ¿nace o se hace? Creo que la cosa es más o menos lo mismo.
ResponderEliminarSin duda alguna, si uno no nace con ciertas características nunca podrá llegar a ser escritor o genio. Pero lo que sí es cierto es que si no se trabaja o se estudia o se prepara la genialidad se duerme y nunca asoma.
Saludos
LLego con un poco de retraso a la discusión de un tema que me ha ocupado y preocupado más de una vez.
ResponderEliminarCreo que como dice Ruben la genialidad -la capacidad de crear- se tiene o no se tiene, pero como apunta Anabel, sin esfuerzo, trabajo y constancia, no se hace nada.
Y perdón por la autocita pero esto me recuerda a una entrada en que con "palabras prestadas" (una cita de En lugar Seguro) hablábamos de eso. Hasta que punto genio, esfuerzo y SUERTE eran necesarios.
Anabel, te dejo un enlace de un texto que tengo publicado sobre esa temática. Fue publicado en la Revista Ágora, pero también lo puedes leer aquí:
ResponderEliminarhttp://narracionesinteriores.blogspot.com/2010/09/por-que-escribir.html
Totalmente de acuerdo con la segunda parte de tu comentario, la cual me ha invitado a publicar en este blog un post sobre el mismo. Atenta a los próximos días.
Saludos.
lammmermoor, nunca es tarde si la dicha es buena.
ResponderEliminarComo le he comentado a Anabel, escribiré aquí algo sobre el esfuerzo... en breve...
Te recuerdo una cita de Woody Allen que suscribo totalmente y figura por este blog en una antigua entrada que le dediqué a Woody Allen: "Aquél que dijo más vale tener suerte que talento, conocía la esencia de la vida."
Te paso el enlace con mi blog, por si te interesa el tema: http://narracionesinteriores.blogspot.com/2009/07/woody-allen-el-sentido-del-azar.html
Me parece que, en líneas generales, los hombres somos más extremos que la mujeres, en el sentido de que somos más dados tanto a la genialidad como al desastre.
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