Todavía le obsesiona la mirada incrédula y agónica del hombre al que mató. Diez años en prisión no han servido a su conciencia para aplacar el desasosiego. La sociedad le ha perdonado, ha expiado su culpa de acuerdo con la ley, mas el remordimiento continúa atormentándole día y noche
Hizo desaparecer de la faz de la tierra a la persona que convirtió la vida de su madre en un infierno. Ella, que consentía todo tipo de golpes y vejaciones, hoy es feliz. Él sin embargo, no cesa de repetir: “soy malo, soy malo”.
Texto: Ángeles Hernández Encinas
La doble consecuencia de un mismo hecho y el martillo de la conciencia que no cesa de golpear. Muy buena descripción y ¡ Todo en menos de 100 palabras !. Me ha gustado mucho, Ángeles.
ResponderEliminarGracias Miguel Angel, menos de 100 palabras, en efecto , ese era el reto. La conciencia no depende de la mirada del otro, la culpa tampoco.
ResponderEliminarUn abrazo Á
Muy buen micro Ángeles. La conciencia es difícil de contentar en todos los casos.
ResponderEliminarMuchos besos, Fdo. Pepito Grillo
Acabo de twittear este post. Creo que es un ángulo interesante de un asunto que tanto nos está destrozando.
ResponderEliminarPero es que el ser humano es como es, también con su lado canalla y bestial, ése que aún no ha salido de la selva.
Real como la vida misma...No se puede decir más con tan pocas palabras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Os agradezco en el alma los comentarios Isolda, Amando y Flamenco, ya sabéis de que se alimenta el escritor, sobre todo si es novel-ísimo.
ResponderEliminarUn abrazo Á
Un texto conciso y preciso, un micro de verdad, que con puño firme nos lleva a la culpa, al remordimiento, a la duda, pero en este caso no necesariamente al arrepentimiento, casi un acto de amor y sacrificio. Enhorabuena Ángeles.
ResponderEliminarEl complejo mundo del micro. Felicidades Ángeles.
ResponderEliminarAuque me queda la duda de que la madre ahora sea feliz. Por dos motivos: perdió a quién ella creía que amaba y ahora ve sufrir a su hijo.
La dualidad del ser humano, muy bien plasmada en pocas palabras, aunque estoy con FranCo, dudo de la felicidad de la madre, estará más tranquila mucho más pero triste por la condena de su hijo.
ResponderEliminarFelicidades Ängeles.
Solo el culpable puede liberarse de su culpa. No hay reinserción que valga: o te perdonas a ti mismo o no hay perdón.
ResponderEliminarEstupendo micro y mejor reflexión aún.
A 15 días vista descubrí nuevos comentarios. Me gusta el matiz que FranCo e Inma aportan, creo que ahora cambiaría "la madre feliz" por " la madre tranquila, sin sobresaltos".
ResponderEliminarGracias a todos, por estar y por implicaros.
Abrazos siempre. A.