31 marzo, 2011

Nervios

Sentada en la penumbra de la cocina, MJ bebía pausadamente su café. Fuera ya estaba oscureciendo y ese cabrón no le había llamado aún. Voces y pasos procedentes de las escaleras; MJ se acercó a echar un vistazo por la mirilla: sólo era el vecino que volvía con su hijo. Después silencio otra vez. Los dedos tamboreaban en la taza, acompasándose al tictac del reloj. El móvil seguía mudo. MJ resoplaba, mientras desde lejos la calle le devolvía ecos de tráfico y gritos. Luego, de repente, la voz aguda del teléfono laceró el silencio.
Texto: Jorge Serra

6 comentarios:

  1. La voz aguda laceró...

    Palabras que evocan dolor, herida, sangrado, ¿Qué estaba ocurriendo al otro lado del teléfono?.

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  2. Muy bien transmitida esa sensación tensa, casi angustiosa de una espera que de la que el lector tiene que imaginar las causas.

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  3. Yo. Curioso patológico, no puedo evitar morderme las uñas pensando qué hay detrás de esa llamada de teléfono que laceró la tensión del silencio.

    Efecto bien logrado, Jorge.

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  4. Me apunto a las palabras de Miguel Angel- ¿Que tal una segunda parte y nos lo cuentas?

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  5. Inquietante. Muy bueno!!

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  6. La espera, el tic-tac, aumenta la tensión en medio de ese silencio sofocante, ni Ingmar Berman lo hubiese representado mejor. Enhorabuena

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