Hagamos el amor, me dijiste un día. Y yo te creí literalmente: te envié flores, escuché tus confesiones, adorné mi soledad con tu presencia y acompañé tus paseos con mis bromas y una dulzura insospechada que se presentaba por sorpresa en los momentos más oportunos. Pero nunca me besaste.
Texto: Carmen Hurtado González
Es que besar es el acto mayor de amor. Las putas te hacen de todo, menos besarte.
ResponderEliminarQué difícil es hacer el amor. Quizás, visto el final, debía de haber sido más explícito en sus intenciones. Yo al ver cómo me hacía el amor todos los días la hubiera besado más pronto que tarde, y luego, quién sabe... hasta habríamos hecho el amor.
ResponderEliminarBuen micro Carmen, con ese toque final inesperado.
Cuando decimos amar, y se nos ausenta la ternura, algo ha dejado de funcionar.
ResponderEliminarAhora que lo releo publicado en otro sitio, como si no lo hubiera escrito yo, me resulta triste...
ResponderEliminarEs una sensación que a mí también me sucede, Carmen. Una vez publicados los textos y una vez pasado algo de tiempo es como si ya no fueran nuestros.
ResponderEliminarEs curiosa la perspectiva que se gana cuando un texto tuyo o de otro cambia de escenario.
ResponderEliminarY no la besó... Triste batacazo es la clarividencia de una falsa ilusión.
El beso, ese sello que certifica. Escurridizo cuando la cobardía, el orgullo o el temor nos lo arrebata.
ResponderEliminarY paralelamente ha surgido un tema interesante: cuando los textos se enmancipan de nosostros para vivir su propia vida.
Eso es lo que pasa por utilizar eufemismos.
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