Perifollo: Del diccionario de la RAE , 2005. Espasa Calpe.
pl. Adornos o complementos de alguna cosa, especialmente cuando son excesivos o de mal gusto: traje con muchos perifollos.
Queridísimo:
¿Recuerdas cuándo fue la primera vez que usaste el “palabro” en mi presencia? Estábamos llamando un taxi con el móvil delante de la marquesina del autobús que hay junto a la Catedral. Habías agotado tu hábil labia y todas tus dotes persuasivas para convencerme de que te acompañara sin que me sintiera obligada y sin tener que arriesgarte a un NO. Cuando ya me tenías convencida (o casi) surgió la dificultad de la ubicación. ¿Y si mientras tanto se arrepentía la dama? Era urgente explicar bien a dónde tenía que acudir el coche a buscarnos así es que no dudaste: “Señorita, estamos detrás de la Catedral, en el Perifollo ése del autobús”.
No sé cómo pude aguantar el ataque de risa-tierna que me entró para que no te sintieras molesto, pero me hizo tanta gracia que, dado lo especial del momento, se me ha quedado grabado en el subconsciente amoroso como “fetiche verbal” de nuestro primer encuentro. O sea que, “perifollo mío”, (complemento de mi ser de muy buen gusto –se impone un pequeño cambio a la descripción académica y excluir toda alusión vulgar a la fonía del vocablo) queda consagrada la palabra como mágica -si estás de acuerdo- en este tejemaneje amoroso que nos tiene encandilados.
Besos emperifollados que haré efectivos próximamente (si Dios quiere y el tiempo no lo impide) de tu Á.
Hay veces que las palabras más insospechadas y con menos probabilidades para serlo, se convierten en palabras propias, en claves intransferibles para el amor, hasta los perifollos...
ResponderEliminarNo sé si responde a la realidad, si estás emperifollada. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarTexto emperifollado...me gusta el "palabro".
ResponderEliminarUn abrazo.
No lo puedo remediar: me gustan las palabras raras, especiales, sonoras. Si, además, van aderezadas de una buena historia y un buen texto, mejor que mejor.
ResponderEliminarMe ha encantado, Ángeles.
Un abrazo grande
Al margen del palabro en sí, me ha gustado mucho tu historia, que más bien veo como un pequeño homenaje a aquellas pequeñas cosas (palabras, momentos,...) en el transcurso de una relación que pasan de ser un hecho sin importancia a los ojos de los demás a ser una hito en la historia de sus protagonistas.
ResponderEliminarUn abrazo,
Me ha gustado mucho, querida Ángeles. Cada pareja tiene sus códigos. Es lo que tiene emperifollarse!
ResponderEliminarUn beso fuerte.
Los he visto. Jolín, menuda presentación, qué lujo, qué poderío.
ResponderEliminarGeniales todos, todos.
Ana, me encanta verte aunque sea de lejos, oirte... Fantástica.
Estoy con tu libro y me está enganchando.
(No sé de dónde sacas tiempo con la vida que llevas para escribir semejante novelón. Me siento insignificante...)
Besos y besos y besos,
Anabel
Muchas gracias, Anabel!
ResponderEliminarMe alegro mucho de que lo hayas podido ver. Es como si hubieras estado ahí de alguna manera.
Qué bien que te esté gustando el libro! Es cuanto puedo desear.
Un abrazo enorme
Una palabra que se convierte accidentalmente en la bandera de un momento, en el símbolo de una historia de amor. Un sustantivo poco agraciado que se vuelve atractivo, que ve vuelve adjetivo, participio, adverbio, ¿verbo? (yo perifollo, tú perifollas, todos perifollamos...) Me encanta.
ResponderEliminarÁngeles, cada vez nos sorprendes más. ¡Enohorabuena!
Ángeles, también me encanta estar al otro lado de la orilla, me refiero a ser yo la que esta vez comente tus escritos. Me ha gustado mucho, es una bella historia de emperifollos donde la RAE se queda al margen, lejos de la vida misma.
ResponderEliminarUn abrazo
Deja ya de emperifollarte delante del espejo, me decía mi madre en la adolescencia.
ResponderEliminarNunca más había escuchado esta palabra. La había olvidado.
Gracias Ángeles por quitarle el polvo y recordármela.