De niño, cuando los labios se juntan y logramos hacer ruido, alegramos nuestro entorno contagiando sonrisas. Los desperdiciamos, los tiramos al viento, son motivo de espectáculo familiar.
A medida que la razón bloquea la espontaneidad, los besos se esconden detrás de la vergüenza y los damos a cuentagotas, siempre por un motivo, hasta que el placer del roce de una mano camina veloz al deseo incontenible de unir los labios por amor. Se convierten en la verdadera manifestación de los sentidos: largos, húmedos, apretados y hambrientos.
El tiempo los suaviza y la pasión
de la juventud se convierte en la inteligencia del saber. Se transforman en lo que verdaderamente nos gusta, un roce sensual, una inocente mordida o un suave comienzo.
de la juventud se convierte en la inteligencia del saber. Se transforman en lo que verdaderamente nos gusta, un roce sensual, una inocente mordida o un suave comienzo.
Cuando la vejez nos asusta, la mejilla es la protagonista. La boca del compañero se convierte en refugio de palabras y sólo se dan a escondidas, con la oscuridad tapando ruidos.
Cuando morimos, nuestros hijos se despiden con los mismos besos que un día lanzábamos al viento. Al final terminamos recogiendo lo que siempre fue nuestro.
Delicioso texto. Palabras que besan, mejor dicho. Un besazo
ResponderEliminarExcelente, Inma!
ResponderEliminarExcelente.
Beso y vida. Vida y besos. Hermosa reflexión sobre la transformación de la forma y el sentido de los besos. Pero el fondo, siempre igual. Permanente: Amor, cariño y deseo.
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ResponderEliminarMe ha conmovido enormemente Inma. Quizás sea por la proximidad de los niños que tengo todos los días conmigo y por la cercanía de los que se van yendo o se acaban de ir.
ResponderEliminarTambién porque estoy enamorada, amor maduro, suave y tierno.
Un abrazo Á.
18/05/11 22:34
Gracias amigos, dulces besos para todos
ResponderEliminarBello texto que refleja las etapas de la vida. Pone a reflexionar en ¿Qué estamos haciendo con nuestros besos?
ResponderEliminarFelicidades, Inma.
Podría decirse que nuestra vida se puede resumir en los besos, incluso en los que no dimos o no recibimos.
ResponderEliminarHermosísimo, Inma.
Gracias por este maravilloso "beso" en forma de relato, Inma. Como leí no hace mucho, el beso más difícil no es el primero, sino el último... Enhorabuena!!
ResponderEliminarEs impresionante escuchar lo que has escrito con tu voz, gracias José Francisco La voz silenciosa.
ResponderEliminarCon la fuerza inusitada de la Ternura nos presenta, Inma, la expresión de un retazo de la Vida humana.
ResponderEliminarSentirme diciendo "me gusta" es como rellenar el expediente, y no es el caso para los tiempos, que corren, sino que A MEDIDA QUE IBA LEYENDO EL TEXTO, lo iba haciendo mío, y -simultáneamente- el texto iba haciéndome suya...
El resultado fué descubrirme diciendo: PRECIOSO. ¡QUÉ ARTE!
Mª del Rosario me haces muy feliz con tus palabras, esta es la mejor recompensa que un lector te puede dar, con su lectura del texto lo haga suyo.
ResponderEliminarMuchos besos.