18 mayo, 2011

Grandes rivales


"Jornada 17. Partido de alta rivalidad en el campeonato nacional de Los Deseos. El campo, en condiciones inmejorables y gran expectación para ver cómo se desarrolla este encuentro. Los jugadores de ambos equipos han estado estos últimos días caldeando el ambiente y se prevé un enfrentamiento tenso y apretado; el resultado es imprevisible..."

Saltas al terreno de juego dispuesta a avasallar a tu rival desde el principio, dejando muy claras cuáles son tus intenciones en esta noche. Se nota que juegas en tu estadio; tienes una confianza y una seguridad que, ya desde el inicio, ha descolocado a mis defensas. En la primera incursión
en campo contrario, tu encantador aspecto y tu mirada me pillan "en fuera de juego", provocando una sacudida en mi sistema nervioso, ya de por sí alterado ante el acontecimiento.
Contraataco desde un lateral, enviando una caricia a tus cabellos y presiono la jugada con un abrazo tan intenso que no te queda otra opción que no sea solicitar "tiempo muerto" para distraer al adversario y después evitar mi avance con un buen regate de tus labios.
La emoción va en aumento; la atmósfera se vuelve cada vez más electrizante; la música proporciona el empuje necesario y la luz y el clima, acogedores e íntimos, animan a atacar con todas las armas disponibles. La lucha se establece cuerpo a cuerpo; cada centímetro del campo es defendido a muerte. Casi alcanzo el área de gol, pero atajas mi internada con un beso inocente en la mejilla que en mi opinión merece, al menos, una tarjeta amarilla. El árbitro no lo ha visto, con lo que la infracción se queda sin castigo...
Tras un periodo de descanso en las hostilidades, el juego transcurre ahora en el centro del campo, sin dominio claro para ninguno de los contendientes. Contrarresto tus disparos de sensualidad con paradas llenas de deseo y, poco a poco, el partido se torna más disputado y emocionante. Sin previo aviso, haces una finta para amenazar mi cuello con tus labios. Ahí no puedo competir y mi estrategia se derrumba ante la calidez de un susurro. Claudico y entrego la victoria buscando tu boca próxima a la mía. De nuevo me has derrotado con elegancia, deportividad y seducción.
El marcador te señala como ganadora y avisa del final de la contienda. Pierdo, pero con el sabor de la victoria adherido a mis labios; el sabor de tu piel. No me queda más remedio que solicitar la revancha... pero esa vez en mi campo. Todo es diferente cuando uno juega "en casa".

Texto: Miguel Ángel Díaz Fuentes
Narración: La Voz Silenciosa

5 comentarios:

  1. Muy bueno!
    Ese paralelismo entre el encuentro amoroso y un partido es fantástico.
    Ironía, sutileza y humor.
    Me ha encantado. Y has recogido el guante que te lanzó Inma con destreza y estilo.
    Enhorabuena.

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  2. Es rápido y fresco, me ha gustado, aunque sigo lanzándote un segundo guante, cómo dice Ana, quiero leerte otros temas que no estén relacionados con el amor.
    Enhorabuena

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  3. Para los que nos gusta el fútbol (también otros deportes), este texto convierte en muy apasionado y divertido, fresco y ágil, como cualquier partido. El momento del acercamiento de la pareja, asume los envites de un encuentro de fútbol. Muy original.

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  4. Recojo gustoso el segundo guante. Gracias por los comentarios y por los retos. Me pongo a ello en cuanto el amor se me vaya de la cabeza...

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  5. Partidos así, da gusto de perderlos. Y solicitar una revancha. Y dos, y tres, y...

    Buen texto, Miguel

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