Hay una voz dentro de ti, callada y suave, que intenta ser escuchada. Te pregunta incansablemente lo que ya sabes pero no quieres admitir. A veces pierde la calma, harta de ser ignorada, y su grito rabioso retumba en todo tu ser. Entonces intentas emitir una respuesta que se atasca, muda y perpleja, sin llegar a salir.
Así se forma ese nudo que te oprime la garganta hasta ahorcarte cuando mueves la silla, y quedas colgado en el aire.
Texto: Sara Lew
Imposible contestar y dejar callada a la voz de la conciencia. El nudo es inevitable. Genialidad Sara.
ResponderEliminar¡Qué impactante final! Sin palabras
ResponderEliminarColgado, termina colgado? por culpa de la conciencia? Muy bueno
ResponderEliminarEs esa voz interior que nos guía hacia nuestro mejor camino y que, si no deshacemos ese nudo que genera cuando no la escuchamos, nos ahorca.
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestros comentarios. Un saludo.
Comentarios suprimidos por los problemas de Blogeer.
ResponderEliminarLástima que se hayan eliminado el resto de comentarios. Supongo que habrá sido una medida general, porque en algunos blogs (o eso han publicado) aparecieron los mail de los comentaristas.
ResponderEliminarEn todo caso este relato lleva un par de días pululándome por la cabeza. Me ha sonado a una maravillosa explicación sobre la libertad, sobre la absoluta e imperiosa necesidad de libertad de expresión que tenemos los humanos, salvo que queramos perecer en el intento.
Lo mismo ha pasado en mi blog, han desaparecido todos los comentarios a esta entrada. Gracias, Amando, por leerme y comentar, Un abrazo.
ResponderEliminarSí, es verdad, a veces me da esa sensación de ver a muchos ahorcados en el aire. Saludos
ResponderEliminarTerrible. Fantástico, Sara
ResponderEliminarUn abrazo