“El artista es el faro que guía a la humanidad y la acerca a Dios”
Baudelaire
Amando Carabias María se debate entre lo infinito y lo tangible, entre lo divino y lo humano, entre la miseria y la felicidad, entre la incomprensión y el amor, entre el clasicismo y la vanguardia, entre el deber y el sentir. Versos como carne es un compendio de todo lo anteriormente expuesto. Y no sólo eso, es un compendio de buena poesía, de poesía rumiada en fauces de animal carnívoro que mastica cada verso hasta sacarle el máximo jugo. Amando Carabias le hace la autopsia a su filosofía de vida y de artista y la transforma en las venas y carnes de este libro.
Estéticamente es un libro exquisito, no sólo por la cuidada edición, en la que ha intervenido el hermano de Amando, Mariano Carabias María, sino por la elección formal de la métrica. Cuando parece que
sólo la versificación libre nos hace libres, Amando se decanta por endecasílabos e incluso se le escapa algún romance cuando recuerda a sus hijas pequeñas (p.56). No parece que a él, el corsé de la métrica le constriña la palabra ni la inspiración. Sin embargo, tampoco se priva de desordenarnos las cuentas o de incluir prosa en la senda lírica, con tanto acierto, que sólo su aspecto formal nos despista. Poemas en prosa, o prosa en poemas son los que ha utilizado para rememorar recuerdos, para no olvidar masacres…
Este poemario se divide en dos partes. Del infinito… A ella.
Del infinito nos conduce por los amargos caminos de las miserias humanas, por la incomprensión e intolerancia hacia las desgracias de los seres más indefensos. Amando no se olvida de los que no pueden disfrutar de la vida, de la buena vida, y a ellos les dedica muchas de sus reflexiones, de sus metáforas. Su fuerza y su rabia estallan en imágenes impactantes y se indigna en una época en la que aguantar en silencio parece la tónica habitual. A modo de Stéphane Hessel o de José Luis Sampedro, Amando también se exaspera.
-Amando se convierte en la voz de los oprimidos:
Mis ojos escupen llantos de muertos sin mirada (p.20)
Mi verso está muriendo por sus gritos/ cubiertos por el barro que degluten/ para atrofiar el hambre de un milenio. (p.16)
-Y nos grita sus intenciones y su lucha:
No estoy dispuesto a que me dinamiten el horizonte de la aurora/ No estoy dispuesto a que emponzoñen el roce de las sonrisas…/ No estoy dispuesto a que descuarticen el sabor del agua…/ No estoy dispuesto a que lapiden la melodía de las mariposas…/ No estoy dispuesto a que me expolien el aroma de pan… (p.61)
-En cualquier lucha hay momentos de duda, de que sirva para algo la obra que estamos realizando:
He matasellado un verso inútil/cuyo destino es la hoguera del olvido. (p.25)
Aunque pretendan ser de luz mis versos,/ se teñirán de luto sus acentos…;/ hay demasiada carne supurando,/ hay demasiados besos que se esconden,/ demasiadas caricias torturadas,/ demasiados cadáveres que gritan,/ pues sus tumbas no tienen cementerio./ …Aunque pretendan ser de luz mis versos. (p.33)
-Amando vive en un mundo atroz que no entiende y duda de su esfuerzo, de su trabajo:
El mundo es una náusea que sostiene/ tristes cíclopes de único ojo ciego./ Quizá sea mejor tornarme viento,/ fugarme envuelto en lágrimas de aurora/ convertirme en silencio sin fronteras. (p.67)
Amando pone sobre la mesa el eterno dilema del artista: ¿Es el poeta capaz de cambiar el mundo? ¿Debe cambiarlo? ¿Puede? Se cuestiona la función del poeta y la validez de sus versos en una sociedad tan impermeable a las desgracias humanas. El premio Nobel de Literatura del año 2000, Gao Xingjian, dijo en una entrevista para La Vanguardia este jueves (5-05-11): “No podemos cambiar este mundo, sólo despertar a nivel individual la compasión y la consistencia, y éste es el papel de los artistas”. Podemos enlazar este pensamiento con la frase de Baudelaire con la que abrí esta presentación. Es en la resolución de este dilema donde Amando encuentra el rayo de luz: la esperanza:
Mis palabras serán sombra sin eco/ breve vuelo de mariposas ciegas/ y se destruirán en el olvido./ Mas sobre el lomo inquieto de la luz,/ mientras crepita su pavesa herida,/ estallarán cual besos en mejillas,/ regarán como labios sobre labios,/ y rozarán cual dedos sobre piel. (p.18-19)
-Su lucha por los derechos humanos y por la labor del artista nos deja con la carne y, espero, que con la conciencia abiertas. Amando nos regala un respiro hablándonos de las noches –fuente de inspiración para el artista (Soy territorio de luz, diría (p.42)-; de su comunión con la Naturaleza (p.34) y con la música (Bach y Mahler, pàg. 40 y 38), de sus recuerdos y de la infancia (referencia a “La fosforera” de Dickens), y de la existencia de Dios que, en esta primera parte del poemario, el poeta únicamente la encuentra en la inocencia/bondad de los niños.
Para leer: Con el rejón de luz de mil estrellas (p.30). Un poema en el que Amando utiliza un símil taurino (rejón de muerte) asestándole a la mismísima muerte un rejonazo de poemas/luz. Es el epítome de esta primera parte:
Quiero ser profeta de la vida (p.30)
Desde ese infinito en donde nada es abarcable y todo es relativo, en donde hay más sombras que luces, pasamos a lo único que nos puede salvar: A ella o, a lo que es lo mismo, al amor. Para Amando sólo el amor puede redimir al hombre, el único modo de solucionar nuestros desatinos y el único lugar en el mundo donde se encuentra sosiego en el hombro de la amada. En esta parte la lírica de Amando es fina e intimista, delicada y sensual, muy sensual. Agua fresca que alivia tras una dura travesía por el desierto.
-El poeta intenta abarcar la esencia de la amada /del amor, aunque a veces no sea posible:
He descubierto que no sé los nombres/ de lo que importa, pero sé su esencia,/ y el ocaso es un lirio que arde y quema,/ mientras la ausencia de tus dedos siembra/ bordones en el tiempo de la espera. (p.73)
Aunque mis poros beban de tus poros,/ es infinita sima infranqueable,/ esta distancia hasta tu esencia, amada. (p.92)
-En esta segunda parte, Amando encuentra a Dios/fe en el amor/amada. En el amor reside la solución, la única salida a este mundo miserable, a esta muerte:
Desde ahora sé que Dios existe y vive/ pues tu piel es escarcha ardiente y muda,/ donde se ocultan todas las estrellas. (p.82) (DeÓscar: “Un ángel llamado tú”)
-Por el amor/amada todo vale la pena o, dicho de otra manera, es por lo único que hay que luchar:
Si yo hubiera resuelto la ecuación/ absurda de mi vida,/ acaso no sería tan feliz/ como cuando contemplo tu hermosura. (p.87)
Porque el amor/amada lo es todo:
Al otro lado de su vientre herido,/ mi reino es conquistado por sus huestes,/ mi ejército se rinde a tu estandarte,/ mi pulso muere en una luz de ocaso,/ soy ciudadano de tu piel de viento,/ mi bandera la tejen tus anhelos,/ es mi patria el latido de tus venas. (p.97)
Señalar que este libro es circular y que su primer y último versos no fueron elegidos al azar, o eso creo. El primer verso: Quisiera que mis versos fueran carne… (p.12) logra un círculo perfecto con el último: …es mi patria el latido de tus venas (p.97). Porque sus versos son como la carne y las venas, la sangre y los latidos de una voz que no va a poder silenciarse.
Para leer: Infiltrabas estrellas en tus venas (p.82). Poema dedicado a su amada.
Este es mi humilde homenaje, mi muestra de admiración sincera hacia un poeta con mayúsculas. Pocos son los que se asoman al precipicio de la lírica y salen vencedores. He aquí un ejemplo.
ResponderEliminarAmando Carabias María es el poeta nato, el que va más allá de lo que se merece, de lo justo. Él sólo piensa y quiere escribir. Me atrevo a afirmar algo más: sólo sabe escribir (como le diría su mujer a Vargas Llosa). Que no es poco. Él que merecería las mieles del éxito, la oportunidad de beber el elixir de los tocados por Erató, se conforma con encerrarse en su mundo interior unas horas al día y, luego, publicarlo para que el resto de mortales podamos leerlo.
Gracias, Amando, por ser como eres.
Anabel
PD: Este post es la presentación de Versos como carne que tuvo lugar en la IV edición del Vers Art en Lleida el pasado 7 de mayo. Los números entre paréntesis hacen referencia a las páginas donde se encuentran los versos que cito; y las frases subrayadas son mis versos preferidos o aquello que, para mí, tiene relevancia.
Anabel, no sé cómo darte las gracias otra vez. Otra vez más.
ResponderEliminarLa verdad es que con estas cosas me pongo muy nervioso y nunca sé qué decir, aparte que has diseccionado el libro perfectamente, y que estas palabras en estos días, además, son especialemente maravillosas.
Sinceramente, tengo una grandísima suerte de tenerte y teneros por amigos.
Has de darle las gracias también a Ana: ella ha insistido en que lo subiera. Es que entre tú y yo... la casa sin barrer.
ResponderEliminarEs una suerte recíproca.
Anabel
Pues el caso es que tienes toda la razón... Si no hubiera sido por ella, ni tú ni yo, en fin, bueno que eso que ANA JOYANES muchas gracias por tu iniciativa. Siempre pendiente de los demás.
ResponderEliminarBesos.
Gracias Anabel por esta guía que nos regalas para navegar en los versos de Amando.
ResponderEliminarLa tomaré como brújula para seguir disfrutando a dosis pequeñas de la joyas que Amando Carabias nos ha donado.
Anabel, es fantástico que hayas compartido tu excelente crítica de Versos como carne.
ResponderEliminarComo dije la primera vez que se comentó en La Esfera el magistral poemario de Amando, me hubiera gustado hacer una crítica de él, pero primer se me adelantó FranCo y después lo has hecho tú... ¡y de qué manera!
Esto tenía que estar en La Esfera!!!
Muchas gracias por permitir que nos sumerjamos en Versos como carne con esta magnífica guía.
Con ella, releerlos será una nueva y maravillosa experiencia.
Un abrazo enorme
Mi libro de cabecera, las noches que necesito un dulce para dormir abro mi caja de bombones y saboreo los versos de este libro exquisito, como bien lo define Anabel.
ResponderEliminarGracias Amando por este regalo.
Anabel: es magnífica tu capacidad de ensamblar, resumir, destacar, hilar, señalar...
ResponderEliminarVersos como carne nos tiene subyugados, y no es fácil sorprendernos con un comentario a los que tanto lo conocemos y gustamos de éllos.
Gracias por hacerlo. Un abrazo Á.