04 junio, 2011

Callejear

Me deleita caminar sin rumbo, con el norte perdido. Malgastando el tiempo, que se escapa, que se evade. Eludir la prontitud, escrutar lo eterno. Pasear guiado por un cielo huérfano de estrellas. Ese es el mayor consuelo, perderse infinito y no encontrarse. Rondar el silencio de la multitud. Andar sin sombra que te persiga. Vivir sin hora, lleno de ausencias, de olvidos. Transitar las calles, sólo, omitido. Ser nada, creerme nadie. Sentir la soledad, el abandono, la huída. Recorrer plazas, avenidas, callejones, disuelto, perdido, distante, solo entre tantos. Observar lo que fuimos y lo que seremos. Renovar la memoria, revivir los recuerdos. Transmitir sensatez, prudencia, cautela. Deambular cansino, perezoso. Vagabundear sin destino, hambriento de miradas. Errar buscando rostros que iluminen caminos! Me gusta callejear, perderme, hacerme muchedumbre, que diría el poeta.

Texto: Xavier Blanco

6 comentarios:

  1. Así es como me gusta callejear.
    Estupendo texto, te hace ponerte en medio de la ciudad, en el bullicio.
    Saludos

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  2. Alguna vez habéis callejeado por una ciudad conocida en la que hace tiempo que no estabais, es una sensación increíble y difícil de explicar, es como volver a buscar tus recuerdos.
    Me has hecho pasear por esas calles de esa ciudad de antaño.

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  3. Y no sólo en las ciudades visitadas poco. También me gusta pasear así por mi ciudad, perderme de mí mismo para encontrarme con quienes importan.

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  4. Muy bueno, Xavier. No es callejear sin más. Es formar parte del paisaje. Una pieza más. Excelente.

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  5. Gracias a tod@s.
    Estos días de primavera, me gusta perderme por mi ciudad, Barcelona, por sus calles repletas, ver sus gentes, sus lugares, reconocer mi pasado, verme reflejado en sus escaparates, escuchar su voz.
    Tienes razón Armando, es mi ciudad.
    Saludos,

    Xavier

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  6. Xabier, me ha encatado el texto, es más, me he reconocido en él, recorriendo tus palabras como si fueran calles de una gran ciudad. Te diré que yo, que procedo de una población pequeña donde casi todos se conocen, cuando hace unos veinte años me vine a vivir a una ciudad grandita me encantaba sentirme anónimo y perderme por ella para encontrarme a mí mismo. Sin embargo, al principio me parecía extraño y algo decepcionante, todos me miraban y lo hacían con expresiones "raras", bueno eso fue así hasta que dejé de sonreír y saludar a todos los que veía por la calle.
    Muy bueno.

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