21 julio, 2011

Erótica

Aquella tarde, después de haber tomado un café con hielo, pues su propia temperatura, quizá más alta que la exterior, así lo requería, se echó en la cama y dulcemente iba cayendo en un letargo que prometía ser reparador.
De pronto, en la confusión de la duermevela, se le presentó a su lado. Era Ella, no cabía duda. La había visto tan sólo un rato antes, a través de la pantalla, con una blusa del color del vino. ¡Eso es! -se dijo- el vino de la comida me está jugando una mala pasada. Luchaba por abrir los ojos, pero las pestañas no le obedecían. Finalmente se dejó vencer y creyó sentirla cercana como tantas veces.
Se había acurrucado junto a él, sin darle opción alguna. Sabiéndole dormido, se quitó la ropa y quedó desnuda, junto a su cuerpo al que le sobraba también alguna prenda. Con sumo cuidado, le fue despojando a la vez que le besaba libremente. Disponía de toda una mitad de él para ella sola. Decidió empezar por el cuello y fue bajando muy suavemente por la espalda, muy despacio, no fuera a despertarle. Se ayudaba de
caricias que recorrían las vértebras hasta el final y se entretuvo en su nalga derecha para continuar bajando por el muslo y la pierna hasta que se topó con los dedos de los pies. Ahí redobló los besos, si bien más silenciosos todavía…
Él empezó a sentir algo, inconscientemente. Ella no perdía de vista su miembro ni aquellos dedos; sabía por experiencia que ambos apéndices mostraban claramente el estado de excitación en que entraba su presa amante. Decidió darle un giro de 90 grados, muy despacio para disfrutarlo al completo, primero con la vista para luego saborearlo de nuevo, de arriba abajo. A ella se le aceleraba la respiración, pero no quería despertarle aún; sabía que sólo con besarle y observarle era capaz de llegar al orgasmo. Muchas veces lo había conseguido sin rozarse siquiera, tan sólo compartiendo el placer que él experimentaba.
Esta vez iría más lentamente, intentaría hacerle gozar todo el tiempo posible. Sus labios, su boca, jugaban con los bombones de licor, (a ella siempre se lo parecieron) de la entrepierna, pero no se acercaba a aquello que le despertaría tarde o temprano. Ahora alcanzaba la comisura de sus labios, tan quedo como podía y volvía de nuevo a paladear la dulzura a pares de la vida.
Conteniendo el deseo, lamía sus muslos por los que iba resbalando hacia afuera y serpenteaba por toda su piel, sin dejar de mirar alternativamente el movimiento de los pies, que ya parecían prensiles y a ese poderío que adquiere vida propia. Entonces sucedió. Admiró aquella erección en todo su esplendor, se dejó llevar y su cuerpo experimentó una fuerte sacudida que le desbordaba; lágrimas de placer corrían por sus encendidas mejillas mientras sus ojos recuperaban la visión, perdida por unos momentos.
Él continuaba con los párpados cerrados, pero una leve sonrisa le delataba. ¡La conocía tan bien! después de un respiro, atacaría de lleno y la deseaba tanto... Tumbados boca arriba como estaban, sólo tenía que acercar su mano a la de ella y acariciarle la palma con destreza para recobrarla con la misma fuerza, con el mismo deseo.
Tuvo que esperar varias horas, hasta que ella volvió de leer las noticias del día en la televisión, para quitarle la blusa burdeos y continuar el juego.

Texto: Isolda (M.J.LL.)

17 comentarios:

  1. Menudo arranque!
    El deseo y el goce en estado puro.
    Aún tengo la retina -sí, la retina- saturada de escenas tórridas y deseables.
    Estupenda historia. Me ha encantado.
    Qué bueno tenerte en La Esfera como escritora, Isolda!
    Un abrazo enorme desde tu sur

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  2. Andrea Blanco21/7/11, 7:24

    Jo con la niña. Eres una caja de sorpresas.Tenía pendiente preguntarte si eres más sensual que sexual o ambas cosas, ahora ya tengo la respuesta, a pesar de que los escritos a veces no tengan nada que ver con la personalidad del autor, aunque algo tendra que ver. De todas formas creo has contestado a la pregunta que queria hacerte.

    Te pido que sigas escribiendo en esta linea pues, la verdad, es agradable dejarse arrastrar por tu imaginacion.

    Besos.

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  3. ¡Vaya manera más excitante de empezar la mañana! El texto acompaña a la escena al mismo compás: subiendo el tono de la trama en cada trazo. ¡Enhorabuena! Al igual que Ana, un abrazo desde el Sur del Sur. Tu Sur.

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  4. Sorprendido gratamente...Enhorabuena por el texto. Siempre me imaginé que escribías así de bien.

    Besitos

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  5. Lo siento, perdóname, Isolda, no he podido resistirme.


    Tenía una duda, pero he decidido despejármela de un plumazo; sí, es a todas luces un sueño erótico, DE ÉL, ella es fruto de su fantasía. Ella es esa chica que le da las noticias del mundo cada día, inaccesible, como una diosa. La mente es capaz de hacer juegos malabares para cumplir nuestras fantasías y ese día le tocó el premio gordo: amor, casi tántrico, con la chica de sus sueños —me estoy acordando de nuestro príncipe Don Felipe, salvando las insalvables diferencias—. Igual fue realidad, pero, en cualquier caso, tú has querido dejar la respuesta entre sombras, que cada cual imagine, que de eso se trata. Muy inteligente por tu parte; como también lo es la forma en la que has compuesto la escena, como si de un cuadro con un toque surrealista-sensual se tratara: una pincelada aquí, justo en su lugar, otra allí… dando finalmente sensación de envoltura y magia, que no me ha parecido, y en esto difiero con el título, precisamente erótica sino, como ya he dicho, sensual, o al menos entre lo sensual y lo erótico. Y, desde luego, para nada pornográfica. Me encanta la literatura erótico-sensual y, siempre lo digo, la considero uno de los géneros más difíciles, resulta casi imposible no pasar esa línea que te lleva a la grosería y la vulgaridad, y que suele herir al sensible lector. Desde luego, no es el caso.
    No quiero olvidarme de algo que, aunque pueda parecer una nimiedad, me ha llamado la atención: “con una blusa del color del vino”. Cualquier escritor hubiera caído en la ortodoxia y habría puesto “con una blusa color vino”, robando la frescura de la composición. ¿Has visto, Isolda?, tú también tienes estilo y apuntas maneras.
    Me ha encantado conocerte como literata, tendré que seguirte la pista.
    Voy a tomarme un café con hielo, aunque me cuidaré de no poner las noticias. Esta lectura…
    Hasta la próxima, espero.

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  6. Con este texto queda demostrado, Isolda, que tus comentarios han de ser tenidos muy en cuenta, ya que a pesar de lo que sostienes, aquí nos presenta alguien que no lo pasa nada mal ante un folio...
    Enhorabuena muy, pero que muy cordial

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  7. Menuda sorpresa, Isolda, ya sabía yo que tenías que escribir así de bien.. Es un relato erótico muy bien construido y con sorpresa final. Como dice Mercedes, tienes un estilo que apunta formas propias y sabes jugar con el lector... toda una fantasía frente a la pantalla del televisor y a una locutora que lleva el color del vino en su blusa, haciendo un guiño al que había ingerido el ardiente espectador. Me encanta. Y espero que nos deleites con más relatos, para que te podamos aplaudir desde este lado. Un abrazo enorme y mis felicitaciones.

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  8. Me alegra mucho haberos sorprendido. Creo que esa fue siempre la intención. Gracias Ana por publicarlo y a todos por leerlo. Besos, siempre.

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  9. Llego tarde, para decirte que no me extraña leer un texto tan bueno escrito por ti, Isolda, conociendo tantos comentarios tuyos sobre temas muy variados. La sorpresa quizá es el género literario que has elegido, género erótico, y sobre todo la incertidumbre que queda despues de la lectura entre lo real o lo soñado.
    Enhorabuena y un fuerte abrazo, amiga.

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  10. Dácil Martin21/7/11, 23:14

    Isolda, qué alegría más grande leerte como escritora y disfrutar de este relato erótico aromatizado con vino y elegancia. Desprende cierto estilo, un sello isoldano que me encanta. Sólo te pido que sigas mostrándonos tus escritos, sorprendiéndonos, seguro que tienes muchos otros escondidos en la manga. Un beso, Dácil

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  11. Catherine y Dácil. Me miráis con buenos ojos, aunque creo que es mutuo. Gracias a las dos y besos todos.

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  12. Francisco Concepción22/7/11, 0:31

    Amiga Isolda, bienvenida a La Esfera, a esta tu casa. Siempre de espectadora, ahora de protagonista,

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  13. Gracias por la acogida, Franciso, seguiré de visita y algún día me quedaré, no lo dudes. Muchos besos.

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  14. Y mi no me sorprendes, querida Isolda, te he dicho siempre, que debías escribir, y tú - testaruda como pocos - decías que no.
    Enhorabuena mil veces y mil besos también, y espero que se repita. ;)
    Leo

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  15. Ajá! Conque esa teníamos escondida en la manga... ¡Y lo que me has sorprendido!
    Pues me he quedado boquiabierto por varios motivos:
    La alegría de saberte activa como creadora, festejo!
    La sensibilidad y prudencia conque te atreves a un tema difícil por ese riesgo de ir los bordes sin el desbarranco. Aleluya y Festejo!
    Porque cualquier texto siempre algo de autobiográfico tiene y me he encontrado con una exquisita mujer, que lo sabía vamos! pero no en el terreno de la sensualidad. Festejo!
    Por el amor con toda la delicadeza de su realización excelsa. Festejo!
    Y paro de festejar que se me están subiendo las copas a la cabeza y empiezo a ver todo del color del vino...
    Un beso transoceánico... como siempre, Isolda.
    Te felicito

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  16. Leo, Adrián, os agradezco mucho vuestras palabras, pero con tanto festejo se me va a subir también el vino y luego ya sabéis lo que pasa, queridos.
    Besos a un lado y otro del mar.

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  17. Isolda, he tardado mucho en leer este texto que pone más que el alma y los deseos en ebullición. He estado de vacaciones y no me he podido conectar, me arrepiento de ello pues me he perdido algo muy fuerte en estas tus primeras lineas publicadas, sigue escribiendo, por favor.

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