Hoy la bruma de tu recuerdo disimula el tañer de las campanas, ésas que resuenan en mi clarividencia, tocando a olvido. Ya sólo me quedan palabras sencillas, las más francas, las más dulces; palabras torpes, trazos llenos de nostalgia y de melancolía. Hoy quisiera no escribirte, no decirte nada, quizás declarar que tu omisión ya no lastima, que tu evocación ya no hostiga hasta extenuarme, que tu añoranza ya no tambalea mi alma. Hoy quisiera no escribirte, no decirte nada, pero algunas veces el silencio y el olvido se fusionan y crean una neblina gris, densa, que avanza sigilosa, taciturna, muda, que me paraliza, me detiene, me cesa. Sí, hoy quisiera no escribirte, no decirte nada, pero hoy la luna será llena, y cuando tu reflejo eclipse mi contorno y el ámbar de tus ojos invada mi memoria, tu fragancia asaltará mis pupilas y el sabor de tus besos irrumpirá en mi mente. En ese relámpago retornaré a morar en la ciudad de la tristeza, desamparado, desguarnecido de ti, y la calina de tu escasez, convertida en abandono, volverá a ser la dueña de mi existencia. Anhelaba ser tu loco fantástico, el pirata de tus sueños, pero el olvido ahoga, oprime, avasalla, me esclaviza, y ya no soy yo, soy otro que ni siquiera distingo, perdido... disipado por tu silencio. Cosas del amor.
Texto: Xavier Blanco
Ay, qué tristes y complejas estas cosas del amor!
ResponderEliminarComo siempre, exquisito
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLas palabras más dulces nacen de los sentimientos más amargos. La nostagia del amor es un buen ejemplo.
ResponderEliminarUn beso, Xavier.
Ana, Isolda, gracias por los comentarios.El amor, siempre el amor, que mima y duele, que besa y muerde, que ama y odia. Maldito y maravilloso amor que unas veces te moja, te empapa y otras te arrastra como las olas y te deja exhausto, naufrago del silencio, tirado en la orilla, en esa isla desierta de la frustración, cobijado bajo la sobra ténue del la palmera del recuero.
ResponderEliminarUn abrazo.
El amor, uno de los sentimientos más potentes. Es capaz de hacernos sentir en una nube o de hacernos caer en la nada, incluso, como tan bien apuntas, esclavizarnos hasta llegar a no ser nosotros. Este texto es un regalo. Gracias Xavier.
ResponderEliminarXavier, que hermosas palabras de amor. También opino que son un regalo, un deleite para estos días locos en los que vivimos. Saludos
ResponderEliminarAy las cosas del amor! Si no fueran tan maravillosas no dolorían tanto cuando se acaban, que algunas veces sucede.
ResponderEliminarXavier:
ResponderEliminarEn este recorrido hacia atrás que ahora puedo permitirme me he parado con esta magnífica evocación de lo que ya no es, de lo que quizás incluso nunca llegó a ser tal y como nuestra memoria, gran amañadora, nos cuenta.
Tu prosa es tierma y apasionada, la mía más fría y cerebral te dice: el dolor del amor es junto con el desamparo del niño abandonado, el más grande, pero no eterno. No, si sabemos dejar que el dolor se amortigüe, sin alimentarlo en exceso y poco a poco, vamos dando paso al amor por lo que somos, no por lo que quizás otro pudo ver en nosotros o quisimos mostrarle.
Un abrazo tardío ya sin rollo psicologicista. Á.
Miguel Angel, Amando, Dácil, Ángeles, Gracias por los comentarios, y disculpas por el retraso en la respuesta. El desamor es uno de esos sentimientos que nos gustaría eliminar, no pasar por él, no transitar por su camino. El amor que fue, el que no fue, el que soñamos, esos amores que no saben sumar, esos que no interseccionan, aquellos que multiplican y luego dividen, siempre el amor, que nos guía, que nos lleva, que nos bambolea, que nos esclaviza. Los sueños lo pueden todo, pero a veces duelen y lastiman.
ResponderEliminarUna abrazo.