El inclemente calor del verano hace estragos en mi fina piel de tamizada esencia, que nació para llenar de un sabor dulce tu boca salada.
Por favor, ¡date prisa en besarme! Porque el deseo de fundirme en tus labios me urge. Porque llenar tu boca de besos que despierten tus deseos por mi, es la razón de mi efímera existencia.
¡Lámeme con la sed de tu lengua! ¡Date prisa en comerme, dulce boca salada! Que el regusto de nuestros besos no te abandonen más allá de lo que el latido de mi frío corazón me tenga otorgado vivir.
Y a pesar de que yo ya no exista, ¡se infiel! ¡Hazme inmortal! ¡Expande mi esencia! ¡Derrámala en otras bocas deseosas de la tuya!, y así extiende mi dulce sabor más allá de aquellos, nuestros besos. Así el deseo de volver a besarme, de volver a lamernos, hará que de nuevo nazca para ti.
Texto: Miguel Ángel Brito
Narración: La Voz Silenciosa
Narración: La Voz Silenciosa
Sensual, altamente sensual.
ResponderEliminar¿Seguro que se trata de un helado?
En cualquier caso, una delicia de relato. Su sabor me acompañará por mucho tiempo.
Voto por él.
Un abrazo
¡Ay esos helados de nata y fresa! Muy sensual.
ResponderEliminarSugiero que cambies el título por algo que nos recuerde al helado. Ahora que lo sé, por el comentario de Ana, lo disfruto plenamente y se entiende, según mi parecer, a la perfección.
ResponderEliminarBesos con sabor a vainilla.
Voy ahora mismo por un helado!!! Desde este instante no serán sólo simples helados, serán suculentos y sensuales.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Miguel Angel, precioso relato, fresco, sensual, paradisiaco. Muchas veces sueño con esos helados de nata y fresa, y sobre todo en "expandir su esencia", sin mesura, sin límite...a lo loco. Yo también voto por el.
ResponderEliminarUn abrazo
Es un relato precioso de ahora en adelante comerme un helado va aser un delicia y una manera diferente de disfrutarlo. Gracias y enhorabuena.
ResponderEliminarMuy bueno, Miguel. Besos. Gracias por mandarme el enlace.
ResponderEliminarMe hace recordar a los auténticos y genuinos veranos, aquellos de sabrosos y derretidos besos de fresa y salitre... Condal. Besos
ResponderEliminarEstimado Miguel Ángel, ¿Existe verano sin helado? ¿Existe verano sin una lamida? ¡Creo que no¡
ResponderEliminarSugerente texto.
Muchas gracias, amigos esféricos. Amigos del verano, del invierno, Ana J., Mar, Isolda, Inma, Paquita, Aida, Xavier, Dácil, Francisco. Gracias por vuestros comentarios.
ResponderEliminarEl verano tiene muchas caras. Yo me he querido convertir en helado (es una fantasía confesable) y derretirme en bocas sedientas.
Aprovecho para desearos a todos un feliz verano (lo que queda), lleno de momentos dulces, frescos, alegres, amorosos,... Un fuerte y cariñoso abrazo.
¿Ah, pero era un helado?, en qué estaría yo pensando...
ResponderEliminarY yo qué no puedo comer helados! Lo que me pierdo. Estos dientes tan sensibles ellos, tan delicados, estoy por tirarlos para poder sentir cómo se expande, cómo me llena, cómo se funde en los labios, cómo me despiertan los deseos... de comer helado, digo.
ResponderEliminarFresco, sugerente, sensual, poético relato que hila la ambigüedad con el dulce ronroneo que uno no puede evitar emitir ante la presencia de un dulce ¿helado? como este.
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