Quiero pensar que no, que es imposible que en cinco minutos estuvieras frente a otra puerta, sobre otro hombre, cobrándole lo mismo y dejando en sus oídos el mismo portazo definitivo que te hace comprar el pan de cada día.
10 septiembre, 2011
Amor con precio
Cerraste la puerta y sonó a bofetada. Me levanté, me asomé a la ventana y te vi perderte, decidida pero con la mirada clavada en el suelo. Quiero pensar que llorabas tras cada paso, que eras consciente de que me echarías de menos el resto de tus días. Que aunque el tiempo pueda con todo y encanezca los recuerdos, algo quedaría entre nosotros, algo del momento que acabábamos de vivir y de sudar.
Autor: Carlos Díaz González
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Muchas gracias por la publicación. Sólo pido perdón por dos erratas:
ResponderEliminarDonde pone recuerdas debería ir recuerdos. Y donde pone de el momento, debería ir del momento.
Saludos,
Carlos.
Yo por lo menos, el Rey de las erratas, no tengo nada que perdonarte. Solo agradecerte que te hayas asomado a La Esfera y hayas dejado esta prenda.
ResponderEliminarCuando el amor tiene un precio, se desvanece una vez que lo ha cobrado.
La última frase del micro es de las que hacen que un texto sea una gran historia : "dejando en sus oídos el mismo portazo definitivo que te hace comprar el pan de cada día"
ResponderEliminarMuy bueno Carlos
Algunas veces los mercenarios sirven pelean mejor. Algunas veces la necesidad hace que confundamos el significado de las palabras con el verdadero pensamiento de quien las pronuncia.
ResponderEliminarEnhorabuena, Carlos.
Lo que hace una frase, nada más y nada menos que convertir un lamento de amor en un grito deseperado de incompresnsión.
ResponderEliminarMuy hermoso, pero duele.
Un abrazo Á.
Estimado Carlos, tus erratas han sido subsanadas.
ResponderEliminarMe sumo a las felicitaciones del resto de comentaristas.
Muchísimas gracias. Trataré que no se repita. Y gracias al resto también por los comentarios tan elogiosos.
ResponderEliminarCarlos
Corto pero indeleble. Después de la última palabra, uno no puede evitar seguir la historia, dudando entre quedarse en la soledad de quien paga o seguir los pasos de una realidad dolorosa. ¿Con quién me quedó? Carlos tal vez tenga la respuesta.
ResponderEliminarGracias