En marzo evalué el veraneo de febrero. En junio, en el mismo junio, el crimen. En septiembre me torné sombrío. Y en pleno diciembre treinta y uno, intento recapacitar. En abril le di forma al plan que ejecuté en junio. En septiembre encontraron el cadáver. Que no me agredas, me desconcierta: ella no te era indiferente. Además, te amaba. No toleré que no se quedase conmigo quedándose a mi lado. Se reía. Todos sabían en el barrio. De mí, de mi inocuidad. Habrá un feliz año nuevo. Porque confieso: la estrangulé. Le pegué después de muerta, lo hice. La desnudé y le pegué. Se termina, viejo. Hoy, por fin, me siento equidistante, sincero.
Texto: Rolando Revagliatti
Un texto de los que te revuelven las tripas y te ponen los pelos de gallina. Cruel y desvalido. Una persona al límite.
ResponderEliminarMe ha encantado
Lo leo varias veces y no lo pillo del todo, pero lo seguiré leyendo hasta dar con él: no me lo pienso perder.
ResponderEliminarCoincido con Dácil. ¿Literatura o puzle? ¿Releer?
ResponderEliminarEs evidente que el texto nos mete en el cerebro del personaje, en su pensamiento enrevesado y complejo. Eso si es un acierto.
Un texto complejo, pero interesante. A veces la confesión tarda en llegar, aceptar que se ha hecho un crimen.
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