20 septiembre, 2011

El hombre del sombrero

 
Se quitó el sombrero y lo dejó sobre la mesa. Sin dejar de acariciarlo y sin sentarse, empezó a hablar. Me contó todo lo que ocurrió aquella noche, el porqué de la sangre en su camisa, el porqué de las lágrimas en sus mejillas y por qué tenía que sacar una pistola de su chaqueta, apuntarme a la frente y disparar. Y rematarme si seguía moviéndome. Me dijo que no lo lamentaría. Que volvería a guardarse la pistola, volvería a ponerse el sombrero y saldría de mi casa como entró: en silencio.

Sacó la pistola y

se acercó a mí, la pistola rozaba mi frente y mi sudor acariciaba a la pistola. Y yo no cerré los ojos, pero los clavé en el suelo con el mismo miedo con el que apoyé mi espalda en la silla.

Disparó.

Quisiera pensar que con el ruido de la bala los pájaros huyeron del sauce de mi jardín, que mi cuerpo muerto formó una escultura elegante, digna de un gran final, que mi fallecimiento conmocionó al barrio, que el que disparó a ese hijo de puta no fui yo, que no fui yo quién se puso el sombrero tras apretar el gatillo,el que salió de esa habitación en silencio, el que dejó de recuerdo un espejo destrozado, cuatro botellas vacías y ningún cadáver.


Autor: Carlos Díaz González
Narración: La Voz Silenciosa

7 comentarios:

  1. Tiene un aire inquietante, además de un giro sospechoso… Como en todo crimen siempre hay sospechas. Me ha gustado el texto.

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  2. La verdad es que el micro me desconcierta, quizá era ese tu objetivo o, no termino de interpretarlo. De todos modos, te diré que me gusta tu forma de escribir.
    Besos.

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  3. Uno de los sueños dorados de la literatura "negra" o detectivesca es el crimen perfecto. Quizá sea éste un crimen perfecto... Lo malo será recomponer el cadáver.

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  4. Muchas gracias a los tres por los comentarios. Son todo un halago.
    Saludos.

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  5. De este relato tan intrigante, lo que más me ha gustado es ese “toque del sombrero” hasta en el título; es tan teatral…
    En teatro existe una técnica llamada “Chapeugrafía”, utilizada desde el siglo XVII y aún vigente en nuestros días. Y es que el sombrero sigue dando muuucho juego.

    Ailema del Revés.

    PS: me ha encantado cómo puntúas, los signos de puntuación son un excelente recurso que mucha gente olvida –no sabe- utilizarlos correctamente.

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  6. Un final sorprendente, pero quizás esté de acuerdo con Isolda, queda algo confuso y es una pena porque el texto promete.

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  7. O sea, al final, el que dispara es el dueño de la casa, al que le iba a disparar el del sombrero.
    Supongo que, después de matar al que debía de haber sido el matador, se deshizo del cadáver y se apropió de su sombrero.
    Eso o hay algo fantasmal en esta historia. O yo no he entendido nada.
    Saludos

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