03 octubre, 2011
Reflexiones de una mujer sensible
Llevo prendidas en el escote las miradas obscenas de muchos hombres que me acechan con descaro, como si con solo asomarse a ese balcón, adonde se refugian pudorosamente mis senos, les bastara para abrir el postigo de la blusa.
Nunca me gustaron los hombres que miran con lujuria mal contenida; sin embargo, me pueden los que posan su mirada en mis ojos con encendido afán, pues son capaces de entreabrir el portón del deseo.
A éstos me place sostenerles el persistente acecho, hasta que
sin rubor se va desabrochando la abotonadura que los protege.
Parpadeo inquieta y apenas soy capaz de soportar el aturdimiento de las caderas cuando unas manos varoniles las abarcan con decisión.
Me asusta más la respuesta que la pregunta, sabiendo lo que buscan, cuando me tiene el hombre a su merced, porque antes de herirme el cuerpo me ha desbaratado el alma.
Espero que lo entiendan, no es tan difícil.
Texto: Terrón de tierra
Narración: La Voz Silenciosa
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Muy bien, Antonio, me parece un acertado relato en el que empatizas perfectamente con el personaje femenino. Aplausos y un beso.
ResponderEliminarQuerido Antonio me alegra muchísimo que te hayas decidido a mandar tus textos. Sabes que manejas el vocabulario a placer y como dice María, te metes en la piel de una mujer sin el menor esfuerzo.
ResponderEliminarBesos para un Terrón de azúcar.
De todas maneras es que hay ciertas cosas que están tan embebidas en el código genético, que hay que esforzarse muy seriamente. Aunque entiendo a la protagonista y me descubro ante el narrador, el tema tiene su aquél, que diría el otro.
ResponderEliminarAunque no sea políticamente correcto, digo que ante tal belleza es difícil apartar la mirada. Muchas veces en casos así, yo como hombre, sufro porque mis ojos dominan mi cuerpo y temo que la propietaria de tal belleza se pueda molestar.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho como se abarca el "problema", es un punto de vista que desconozco.
Un abrazo.
Uf...complicado hacer un comentario a este breve relato sin caer en machismos o en contradición con uno mismo...De todas formas me quedo con el como lo dices y te doy la enhorabuena.
ResponderEliminar¿Cómo ser politicamente correctos sin rayar en la hipocresía?¿Cómo evitar que nuestros ojos traicionen nuestros más sólidos principios? Un texto que nos hace reflexionar de distinta forma según el punto de vista, valga la redundancia. Yo en estos casos lo tengo claro y, aprovechando las mentiras piadosas, me hago pasar por ciego, que lo que es ver también se puede ver con las manos. Enhorabuena al autor.
ResponderEliminarSaludos y risas.
No es tan difícil de entender, quizás por ser mujer, o porque también a veces me asustan más las respuestas que las preguntas, quizás porque tampoco me gustan las lujurias mal contenidas y si los que posan su mirada en los ojos.
ResponderEliminarMe ha gustado el texto, mucho.
No me molesta el deseo de las miradas, me molesta el deseo persistente y sin permiso. Un -¿qué miras?- en voz alta avergüenza y espanta al mirón.
ResponderEliminarSaludos de una mirona
...EXQUISITO!!
ResponderEliminarAnonadado por tanto elogio, me dirijo a todos los que han tenido la gentileza de dejar un comentario sobre este texto, para darles las emotivas gracias, Siempre es un estímulo saberse apreciado en una comunidad tan selectiva como es la que compone La Esfera Cultural y sus lectores.
ResponderEliminarGracias sinceras de Terrón de Tierra y hasta otra, pero no es una amenaza, que conste, es una ilusión.