Imagina que estás en casa y abres un melón. Inicialmente no parece una tarea muy complicada. En sus entrañas te encuentras una manzana. No es lo normal, pero esas cosas pasan. Te gustan sin piel y decides arrancarle sus vestimentas. Debajo emerge una naranja de dermis rugosa y brillante, antes de continuar te frotas los ojos –yo por lo menos lo haría-. Tienes hambre y estás a punto de hincarle el diente, pero antes de proceder a despellejarla respiras hondo y bebes un poco de agua; ahora sabes que lo mas acertado hubiera sido comerse un yogurt, pero ya es demasiado tarde. Entonces emerge un huevo de chocolate, de esos que traen una sorpresa en su interior. A esas alturas ya no estás para bromas; engulles el chocolate y, ansioso, separas el cascarón esperando tropezar con unas frambuesas o con! un par de cerezas picotas. Nada más lejos de la realidad: sorprendido, te miran unos ojos, te habla una boca; porque en ese óvalo mora un enanito verde, de esos de los cuentos, con sus botitas y su chaleco de ante marrón. El duendecillo habita en un hongo, y al final, secándote el sudor que se precipita por tu frente, recuerdas que querías melón, pero sin saber porqué has acabado comiéndote una seta.
Texto: Xavier Blanco
Ya lo había leído en tu Blog. Es excelente y divertido y alucinógeno. Un saludo.
ResponderEliminarGracias Mar, me gustó escribir este relato, y me gusta verlo aquí publicado.
ResponderEliminarUn abrazo
Es muy bueno, Miguel Ángel, me he quedado con la boca abierta sin saber que me comería al final...pues yo pensaba que habría melón, al menos escarchado...je,je,je.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho amigo de La Esfera.. Dará gusto escucharlo por la voz silenciosa, tiene mucho ritmo.
Besicos.
Esto lo escribiste aquel día del revuelto de setas, me acuerdo, jaja. Muy imaginativo, cosa que me admira muchísimo.
ResponderEliminarBesos alucinados.
Un error por omisión.
ResponderEliminarEl texto es de Xavier Blanco.
Ya está solucionado. Disculpas.
La Esfera Cultural
El mundo de las muñecas rusas lisérgicas -muscarínicas, en este caso.
ResponderEliminarMe ha encantado y creo que me ha intoxicado un poco, porque he visto a ese enano deslizándose como en un tobogán por la frente sudorosa del comensal de setas.
Estupendo, Xavier!
Solo la literatura nos permite estas imágenes. Felicidades.
ResponderEliminarGracias Francisco. Me llovían las inmerecidas felicitaciones y me pilló el aluvión fuera de casa. Menos mal que estabas presto para solucionar el entuerto.
ResponderEliminarXavier, espero que me disculpes este plagio temporal involuntario.
En cuanto al texto: Una delicia, Xavier, como siempre. Te echaba de menos por aquí.
¿Una delicia? sí, para los a quienes le gustan las setas en vez de melón.
ResponderEliminarSin más bromas, me gustó el relato Xavier.
Si hubieras elegido el yogourt nos habías privado disfrutar de este genial y extraordinario relato.
ResponderEliminarPor cierto ¿La seta saciò tu apetito,? Yo la imagino muy pequeña, aunque quizás el enamoro supo premiar tu constancia .
Un abrazo. A
Simplemente genial, más que nada porque es un modo divertido de decirnos lo que habitualmente sucede todos los días. Y hablo muy en serio, porque no hablo de alimentos, sino de otra cosa, quizá de lo mismo que tú hablas. Al final consumimos melones, sin saber que eran setas. (Al menos que no sean venenosas)
ResponderEliminarEnhorabuena.
Muy divertido Xavier, cada día me sorprendes más, estoy notando un ligero cambio en tus textos que me gusta mucho. Me ilusiona abrir la esfera y verte con nosotros.
ResponderEliminarLa sorpresa, cuando ya está lejos la solución.
ResponderEliminarUn beso