Lucas dice que sus abuelos conocieron a otros Reyes Magos, unos entrañables ancianos que dejaban juguetes para los niños, pero yo no me lo creo. Eso se lo deben decir para hacerle rabiar, todos los viejos son iguales, y por muy abuelos suyos que sean, no dejan de estar amargados por seguir viviendo en este mundo contra su voluntad. Hace años que deberían estar muertos, pero Lucas es un blando, no tiene remedio, no sé ni porqué soy su amigo. A mí me gusta la Navidad tal y como es ahora, esos Magos Negros que según los viejos usurparon sus tronos, en lugar de dejarnos presentes, se llevan pasados. Son los únicos que nos permiten soñar con un futuro.
A mí me gustaría saber quién fue el imbécil que pidió como regalo la inmortalidad de los seres queridos, porque al descerebrado que se lo concedió si le conozco, era ese Gordo grotesco vestido de rojo que cada Navidad aparecía con un saco lleno de regalos.
Le he contado Lucas cómo controlarse, pero no me hace caso. Es fácil, cuando se acercan felices para darte un beso, para demostrarte que te quieren, lo que debe hacer es despreciarlos. Pero desde el corazón. Lo tengo comprobado, funciona, así he mandado al cementerio a todos menos a mi madre, que yo no sé cocinar todavía. Espero que me haga caso, sería muy desagradable llevarle flores el 6 de enero a él también.
Texto: Paloma Hidalgo Díez
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El desprecio acaba con cualquiera, por muy inmortal que sea. Muy original esta historia de Navidad. Un beso Paloma.
ResponderEliminarOriginal manera de matar...Con desprecio.
ResponderEliminarMe ha gustado la manera como lo cuentas.
Besos desde el aire
Muy, muy buen planteamiento. Una historia diferente, un desarrollo que te va enganchando.
ResponderEliminarMuy original. Y perversa.
¿Se nota que me ha encantado?
Pues a mí me produce escalofríos, aunque está muy bien contada. Yo soy más como Lucas... Espero que no me desprecies, glubs...
ResponderEliminarUn retrato del desdén. Con briznas de ciencia ficción. Interesante.
ResponderEliminarSaludos
¿Cambiarán las navidades hasta tales extremidades? Bien imaginado.
ResponderEliminarMatar por desprecio no es una metáfora, es una realidad que se puede ver a menudo.
ResponderEliminarMantener a la madre cocinera una despreciable manera de respeto salvada por el toque irónico de la frase ambigua.
Los abuelos inventan historias y ya no sirven, en Navidad es aun mas evidente.
Amargo el relato pero no por ello menos verosímil, supongo que escrito en tono de ácido humor para facilitar la reflexión.
Un saludo. Á.
En originalidad creo que no te gana nadie, aunque digo como Amando me da un poco de escalofrío. Espero que este personaje no me de un beso de los suyos.
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por comentar las maldades de un niño perverso. Sois muy amables, esa parte es Lucas quien os lo agradece.
ResponderEliminarYo os envío a todos un Feliz Navidad anticipado, que luego las cosas se olvidan.
Saludos
Muy original y bien conseguida esa voz, Paloma, realmente se nota ese desprecio.
ResponderEliminarBesitos
Conocí a un Lucas que era muuuuy malo. Pero creo que no tanto como este. Elysa, muy bien, esta navidad es muy diferente.
ResponderEliminarBesos
¿Elysa?, ¿de dónde sale Elysa?... ¡ay Paloma! que ese niño malo, Lucas, debe estar haciendo de las suyas entre mis palabras.... ;-).
ResponderEliminarUn abrazo.
Paloma, un niño producto de ciberjuegos. En el portal de Belén está cerca del castillo de Herodes. Me ha gustado " en lugar de dejarnos presentes, se llevan pasados". Corazón de piedra carbón para el niño narrador. Consigues el tono infantil..
ResponderEliminarBuff. Llevo varios relatos y el pobre Papa noel pilla siempre. "en lugar de dejarnos presentes, se llevan pasados" me ha gustado mucho este juego de palabras.
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