Hubo unos años en que hacer autoestop era considerado poco menos que una actividad peligrosa. Los hombres que te recogían al volante de su coche, siempre pensaban que buscabas otra cosa, además de desplazarte. Lo practicábamos porque éramos jóvenes, rebeldes y nos salía muy barato. A lo sumo nos costaba un café. Pero eso sí, nunca viajábamos solas, como mínimo en parejas.
“La flaca”, contraviniendo todos los principios de manual no escritos, subió ella sola, y en un gran camión. Eso estaba súper prohibido. Y además se enamoró. Larga distancia y gran amor.
Desde entonces viaja en su tráiler.
Texto: Magdalena Carrillo.
Narración: La Voz Silenciosa
Narración: La Voz Silenciosa
Por un beso de la flaca, el camionero dió lo que fuera.
ResponderEliminarUn texto divertido. Saludos
Muy bueno; eso por contradecir las órdenes paternas. Larga distancia y gran amor.
ResponderEliminarBesos.
"Por un beso d ela flaca yo daría lo que fuera"
ResponderEliminar¿que tendrán la flacas? Bueno... y las gordas también.
¡Qué tiempos. Magdalena! Un micro que presagiaba tragedia con final inesperado. Felicidades. Un abrazo.
ResponderEliminarUn texto que nos trae a la memoria una práctica en desuso pero que tenía, su encanto. Breve y con mensaje. Muy bueno.
ResponderEliminarEse final feliz todo un hallazgo. ¡Enhorabuena por el micro! Sorprende y eso me gusta.
ResponderEliminarLa flaca era el apodo con el que llamábamos a una amiga más atrevida que el resto, las normas las imponíamos nosotras por nuestra propia experiencia. Éramos universitarias y por supuesto nuestros padres desconocían todo este trasiego.
ResponderEliminarBuen micro. Como debe ser: conciso e intenso, con un final que haga que merezca la pena haber leído lo anterior.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Muchas veces jugamos a la ruleta rusa y tuvimos la suerte de que ningún loco nos recogiera en la carretera. Pero sí que vivimos amores fugaces con algún conductor.
ResponderEliminarMe ha encantado el final feliz.