22 noviembre, 2011
Desdicha
La dicha en el amor le había sido negada.
Siempre que escribía para el cine, le salían historias de amor dichosas.
Él mismo era el intérprete de sus historias. Representar la dicha del amor era su única posibilidad.
Pero había un problema, como siempre. Necesitaba actrices.
Texto: Rafael Blanco Vazquez
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Por mucho que pretendamos escribir nuestro propio guión, siempre tenemos que contar con los caprichos del destino.. el verdadero guionista de nuestra vida
ResponderEliminarUn cortito precioso. Dice tanto en pocas palabras...
ResponderEliminarCuando la vida nos niega lo que ansiamos, la imaginación suple la carencia.
Enhorabuena por el texto.
Deseo contra realidad, a veces ni el cine puede hacer reales nuestros deseos.
ResponderEliminar¡Qué desdichada la vida del creador de vidas cuando no puede escribir un guión perfecto para la suya propia!
ResponderEliminarCorto y sencillo. Enhorabuena Rafael por esa "economía del lenguaje" que has empleado.
Igual que dos no pelean si uno no quiere, dos no aman...
ResponderEliminarMuy bueno.
Hay quienes nacen dichosos y otros en la desdicha. Y a veces, sin esperarselo uno, también aparece la actriz ideal para el papel. Me gusta el texto. Saludos, Dácil
ResponderEliminarSi puede ser corto y sencillo, para qué complicarlo. Justamente hace unos minutos me he enterado de la existencia del principio de La navaja de Ockham. Muchas gracias a todos por sus palabras.
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