Las estrellas se me antojaban muy lejos y zarandeé el cielo. Cayeron como hojas de otoño. Nunca tuve ninguna duda, sabía que acabaría mal. No necesitaba una razón.
—¡Niño!, ¿qué hiciste?—Me riñeron, no podía ser de otra forma.
—¡Bárrelas!—me ordenaron.
—No están tan lejos —susurré. Su no contestación caníbal devoró mi respuesta.
Las barrí sin que me dieran escoba, metiéndolas bajo la alfombra. No necesitaba para ello una razón.
—Las estrellas están muy lejos, pertenecen al cielo, son intocables, sus puntas pican y son inaccesibles —me sugestionaban. Esa era su razón.
—¡Bárrelas!—me ordenaron.
—No están tan lejos —susurré. Su no contestación caníbal devoró mi respuesta.
Las barrí sin que me dieran escoba, metiéndolas bajo la alfombra. No necesitaba para ello una razón.
—Las estrellas están muy lejos, pertenecen al cielo, son intocables, sus puntas pican y son inaccesibles —me sugestionaban. Esa era su razón.
Bajo este cielo, viven invidentes, que rezan por el mal—pensé—. Saben mi nombre, pero yo no sé el mío. Les adelanto para abrirles el camino. Metí las estrellas bajo la alfombra, sabía que todo acabaría mal. Y ahora tengo mi razón. Quiero oler y masturbar mi interior. Regalar lo que siento. Estar fuera de control. ¡Quiero hacerles ver!
Texto: Francisco Concepción Álvarez
Texto: Francisco Concepción Álvarez
Narración: La Voz Silenciosa
Bello y críptico texto para las cabezas poco metafísicas, como la mía.
ResponderEliminarMe gustan las estrellas cuyas puntas pican y que caen al zarandear el cielo. También que estén recogidas debajo de la alfombra para para que el niño regale lo que siente, les haga ver pero...
Alguien que no él sabe su nombre .
¿Por qué sabia que todo acabaría mal? .
Secretos . No todo hay que compre serlo. Yo no.
Un abrazo. Á.
Compre serlo. =. Comprenderlo.
ResponderEliminarÁ.
Poco puedo hablar de lo que no se. Sin embargo, Francisco, si que siento con tu texto. Siento rabia contenida, rebeldía. Siento algo de frustración y un poco de soledad por ser distinto. Siento anhelos posibles pero frustrados por manos ajenas y ciegas. Si todo esto siento, es porque tu texto está muy cargado de fuerza. Por eso, te felicito, Francisco. Enhorabuena
ResponderEliminarCuando vuelvas a decirme que la poesía patatín, y la poesía patatán, me remitiré una y mil veces a este texto. Esta prosa poética convertida en relato/reflexión me parece algo de lo mejor que te he leído (obviamente, hablo de mis gustos que son patatín y patatán, ya sabes).
ResponderEliminarPerfecta metáfora: un niño se carga un decorado, probablemente de un nacimiento. A la mente infantil del protagonista el molestan las estrellas, las de mentira. Al protagonista le molestan todas las representaciones. Al protagonista sólo le interesa la realidad y hacerse notar.
Quizá hayamos asistido al nacimiento de alguno de los psicópatas que ultimamente abundan en los relatos de este lugar.
Excelente texto que no deja indiferente. Me ha gustado mucho y coincido con lo comentado por Amando.
ResponderEliminarMe quedo con estos textos tuyos, estos que dejas caer, así, como el que no quiere la cosa, y sin grandes aspavientos martillean la cabeza del lector dando vueltas y vueltas dentro, sacando expresiones en el rostro, intentando despejar un sentimiento muy hondo de difícil salida.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Me gusta mucho la idea de zarandear el cielo y recoger las estrellas que me apetezcan. ¿Por que tendría que estar mal hacerlo?. Enhorabuena
ResponderEliminarPero, ¿esto qué es? Un Papá Noel que tira los regalos a la basura y un niño (o no tan niño) que esconde las estrellas bajo la alfombra? ¿Pero es que ya no hay nada intocable?
ResponderEliminarAmando, lo que me he reído con tu comentario, imaginándote repantingado, afilando el lápiz y entrando a matar: "como vuelvas a decirme que la poesía..." Genial, Amando, eres mi héroe!
Y tú, FranCo, ya te vale, que te has pasado al Lado Oscuro (la poética). Me acabas de dejar más sola que la una.
¡Y que encima me haya gustado tu texto!
Como le pasa a Ángeles, no entiendo todo lo que dices, pero me gusta la sensación que deja.
Que sí que sí, igual pienso yo, que es poesía pura y dura, triste como la vida misma, áspera como la purpurina de las estrellas estériles. También para mí es uno de tus mejores textos. Desde aquí propongo que sea el primero a leer en la revista.
ResponderEliminarGracias amigos. Es un placer escribir y leer sus comentarios.
ResponderEliminarÁngeles, no te abrumes, es cierto que es un texto un poco metafísico, y de una complejidad que ni yo mismo entiendo.
Miguel Ángel, distes en el clavo. Es un texto que tiene escondida rabia, y frustración por sentirse diferente. Es un texto que escribí y retoqué infinitas veces, sentado en el suelo escuchando música electrónica (máquina) como a golpe de recitar el Corán. Nunca había escrito así.
Muchas gracias.
Amando, eres el hombre de la poesía sin duda. Un sabueso de la poesía, la hueles. El texto empezó escrito en formato verso y lo maquillé y lo convertí a prosa.
ResponderEliminar"Al protagonista le molestan todas las representaciones", cuanta razón tienes.
Si nadie cambia la rutina y los pensamientos impuestos, el mundo no avanza. Las estrellas se pueden tener, sin duda.
Gracias por tu comentario, amigo poeta.
INMA, me alegro que te deje ese sentimiento martilleante. Es lo mínimo que le podemos pedir a un texto. Si como escritor lo consigo, misión cumplida. GRACIAS.
ResponderEliminarCARLOS, YOLANDA, gracias por leerlo. ¿Imaginan a un cocinero cocinando y que nadie coma? Es frustrante.
Querida ANA J., nunca se puede decir "de esta agua no beberé, ni este cura no es mi padre."
ResponderEliminarDicen que la poesía es como la termita, te va comiendo por dentro y que no te das cuenta. Aunque ambos nos resistimos. ¿Será por mucho tiempo?
Te voy a contar un secreto ahora que no lee nadie. Lo primero que yo escribí cuando tenía quince años fue poesía. Y cuanto daría ahora por volver a leer aquellos versos. Me reiría mucho, creo.
¿Dácil? ¿Uno de mis mejores textos? Me empiezo a dar cuenta de lo más que escribo. jajajaj
ResponderEliminarGracias amiga.
El relato es inquietante pero los comentarios , son tan comprometidos y tan personales que ahora el texto de FranCo se me muestra transparente .
ResponderEliminarGracias a todos y una vez más al autor que se anima a romper su habitual silencio.
El paisaje de la foto tiene también su puntito. Sigue mate ir dome una cremallera que Abe un tejido muy anfractuoso. Cada uno ve lo que a su mente se le antoja .
Para todos besos. Á.
Querida ÁNGELES, ¿mi silencio habitual?. Es complicado estar en tantos frentes. La moderación y los contenidos de este proyecto (La Esfera) desgastan. Detrás existe MUCHO trabajo invisible.
ResponderEliminarGracias por tu siempre compañía y fidelidad a La Esfera y a la literatura.
Lo siento, Francisco, pero tu texto destila pura poesía. Créeme que lo siento de verdad.
ResponderEliminarEs verdad FranCo que tu trabajo entre bastidores es
ResponderEliminarInmenso. Inmensamente afortunado porque vas consiguiendo con tu generosidad crear un universo literario de calidad y cada vez más universal.
Eres locuaz en hechos y, más bien parco en palabras. Al revés que yo, por eso me llama tanto la atencion.
Feliz Navidad otra vez, ya queda poco.
Un abrazo esférico para todos de Á.
Querida Voz Silenciosa. Enhorabuena por tu narración. La considero un lujo para mis letras.
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