20 diciembre, 2011

La cinta roja

Estoy tan excitada, nunca imaginé que lo que durante años creí un sueño se cristalizara. La televisión ha dicho:“el peligroso preso conocido con el sobrenombre de Papá Noel ha escapado de la cárcel”… 
He guardado nuestro secreto durante años como el me lo pidió, tan profundo que llegué a creer que formaba parte de un sueño que se repetía noche tras noche, pero ayer las palabras salieron desmandadas de mi boca buscando refugio en la confesión con D. Anselmo el cura; muy en su papel de encarnizado defensor de la inocencia infantil, insistió que el pecado era solo suyo- “Solo él es responsable,- dijo encolerizado- lo que hizo Papá Noel contigo Alicia, se le llama abuso de menores y es deleznable.-Sentenció-...Yo sin embargo solo recuerdo que los ojos cansados y tristes de aquel Papá Noel despertaron mi compasión; acaricié su rostro helado, lleno de escarcha, aún creo percibir el susurro emocionado de
su voz al despedirse: 
-Eres muy especial pequeña, me has hecho muy feliz, has sido complaciente, tierna, silenciosa y no has intentado huir; esto será nuestro secreto, vendré todos los años y repetiremos este juego maravilloso-me dijo.
En mi cuello quedó anudada la cinta roja que él había puesto, imaginé que era uno de sus regalos, así que le correspondí con mi medalla de la Virgen niña, me miró sorprendido y musitó: 
-Tú no lo entiendes pequeña, no sabes que hoy te he regalado la vida-
Les encontraron con sendos disparos en la cien, la sangre de ambos se había unido caprichosamente dibujando un corazón sobre las sábanas…él llevaba en sus manos la medalla de la virgen niña y ella la cinta roja que guardó tantos años.
Las noticias dijeron: "El asesino conocido como Papá Noel volvió al lugar del crimen para acabar con la vida de la joven paralítica, a la que al parecer inexplicablemente había perdonado la vida hacía diez años y acto seguido,se suicidó. Sorprende que no utilizara la cinta roja para acabar con ella como había hecho con sus anteriores víctimas.
Texto: María Isabel Machín García

10 comentarios:

  1. Texto duro María Isabel, pero por desgracia necesario. Creo que es nuestro tercer Papa Noel pederastra. Lo cual, entre otras cosas, quiere decir que semejante barbaridad despreciable a todas luces está más presente en nuestro entorno de lo que parece. Y una de las misiones del escritor, sin duda, es poner el dedo en la llaga del problema para que éste se revele con su potencia.
    Hay que ser valiente y decidida para ser capaz de afrontar un tema así, venciendo a la autocensura que, contra la que probablemente tuviste que luchar.
    Yo, desde luego, no me habría atrevido.

    ResponderEliminar
  2. Muy denso. Las historias de abusos son tan cotidianas y reales...
    Suerte María Isabel

    ResponderEliminar
  3. Me ha gustado el entramado de la historia, en todo momento consigues mantener la intriga y el interés. Enhorabuena.

    ResponderEliminar
  4. Hola Amando: Ciertamente la autocensura estuvo presente todo momento.¿Valiente?, mas bien osada; quise darle una vuelta de tuerca al relato que entendí que pedían sin "moraleja". Confieso que me sorprendió el resultado por lo mucho que se aleja de mis convicciones morales. Increíble como empiezas una historia y no imaginas que rumbo puede tomar. Ha sido una autentica terapia a la hora de enfrentar y separar mis sentimientos de la historia que he escrito.
    Amando Muchas gracias, me siento muy alagada por tu comentario. Gracias a ti también Mei y atí Yolanda por esa reconfortante enhorabuena.

    ResponderEliminar
  5. Buen texto, limpiamente contando y enganchando al lector, es de los que mas me han gustado, felicidades.

    ResponderEliminar
  6. Muchas gracias Abela por tu comentario y tu felicitación.

    ResponderEliminar
  7. Alternativo lo es. Me gusta el relato, aunque creo que se me escapa algo. Durante la primera parte me sorprende la palabra "excitada", cuando interpreto temerosa, se confiesa del tormento de esos años y al final aparece un corazón en las sábanas. Esto es lo que no entiendo. ¿Estaban enamorados los dos? Si prescindo de esto creo que es un buen trabajo y está bien contado.

    ResponderEliminar
  8. Estimado Ximens Tienes razón, quizás esa palabra se presta a muchas interpretaciones, pero lo cierto es que lo que pretendía es mostrar que la bondad, inocencia y total ausencia de malicia de una niña la salvaron de una muerte segura y de otras cosas, evitando la violencia y el trauma; su limitada e inexperta existencia hicieron el resto.Pero ya me temía que sería un relato controvertido y polémico. Gracias por tu aportación.

    ResponderEliminar
  9. Otro punto de vista distinto, pero que duda cabe relacionado con la Navidad por ese disfraz de Papá Noel. bien narrado.

    Besitos

    ResponderEliminar
  10. Aunque han habido varios relatos con el hilo común de la pederastia, este es realmente original. Un punto de vista muy curioso el de la autora al ponerse en la piel de un personaje cuya experiencia infantil con el Papa Noel no fué traumática sino algo que recuerda con ternura y que la mantiene expectante ante la posibilidad de que la visite de nuevo. Un relato corrosivo sin duda, y muy bien escrito, por cierto.

    ResponderEliminar

Gracias por contribuir con tus comentarios y tu punto de vista.

Los componentes de La Esfera te saludan y esperan verte a menudo por aquí.

Ésta es tu casa.