Te observo así: con la clandestinidad como aliada.
Tus manos escarban la tierra del jardín mientras tu boca tararea una canción. Apartas un mechón de pelo que cae -rebelde-, sobre tu frente. Lo apartas con un gesto mil veces repetido y mil veces fascinante y nuevo, para mí. Tu feminidad aflora en ese vuelo fugaz de tus dedos a tu pelo y se queda prendida en mi embeleso.
Tus manos -rugosas y delgadas-, aún atesoran la suavidad conque todo lo han tocado; tus ojos, ahora más apagados y acuosos, cuando me sorprenden mirándote –como ahora, furtivo- se iluminan y ríen juguetones, llenándome de rubor, como el primer día que te vi.
Texto: Yolanda Nava Miguélez
Maravilloso ese enamoramiento que dura toda una vida. Preciosa esa radiografía. Los pequeños detalles son los más importantes y cargados de significado. Un beso.
ResponderEliminarBellísima y esperanzadora radiografía de un instante...de ese amor que no se marchita con los años.
ResponderEliminarBellísima historia de amor en muy pocas palabras. Felicidades.
ResponderEliminarPreciosa historia!!
ResponderEliminarEl amor no tiene edad... o no debiera.
ResponderEliminarDelicada, tierna historia.
ResponderEliminarMe ha emocionado.
Gracias por vuestros comentarios.
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