Contrariamente a lo que muchos puedan pensar, me gusta ese entrañable sentimiento de buena voluntad que suele impregnar los tiempos navideños y que muchas veces tratan de provocar en nosotros las autoridades con campañas como “Operación kilo” o la de “Siente a un pobre a su mesa”, para que nuestras conciencias se queden tranquilas, demostrando que los hombres también podemos ser solidarios entre nosotros.
Así que, dejándome llevar por estas iniciativas, yo soy de los que siguen las directrices marcadas, y amparándome en el espíritu festivo, consigo engatusar a algún pobre de los que deambulan por la ciudad y lo siento a mi mesa; de hecho, incluso, lo llego a tumbar, inmovilizándolo en mi mesa de bricolaje que tengo montada en el sótano, y es que hay a quien le gusta trabajar con el instrumental propio de los médicos, pero yo me siento más apegado a mi caja de herramientas.
Me gusta cuando en ese último intento desesperado leo en sus ojos la súplica muda que me dirige para intentar atraer mi compasión, y sobre todo cuando comprende y empieza a tener miedo, miedo del dolor insoportable que le espera, el pobre, ni siquiera se lo imagina.
Y lo torturo con fruición, lo disecciono con parsimonia, deleitándome por el puro goce de notar su sufrimiento, de asistir a su interminable agonía y de ver cómo ésta se diluye entre mis manos.
Les voy a contar un secreto: me importa muy poco que sea un pobre, y si quieren que les diga la verdad, hasta me da igual que sea Navidad.
Nos faltaba el sádico. Ha aparecido. Eso de interpretar las cosas de modo tan literal nos podría llevar muy lejos.
ResponderEliminar(Por cierto, no sé qué pasará mañana, porque de repente, en ninguno de los blog que visito me aparece el icono del +1, ni siquiera en el mío. Supongo que será problema transitorio)
Y tan transitorio, ya se ha solucionado, ejems.
ResponderEliminarImplacable y despiadado. Me gusta.
ResponderEliminarSaludos
Rotundo. Me ha encantado. Enhorabuena.
ResponderEliminarBuen relato de terror contado en primera persona.
ResponderEliminarUn abrazo des-
demispalabrasylasvuestras.blogspot.com
Me ha gustado mucho... ¿aquién le impòrta su condición? un saludo y feliz navidad.
ResponderEliminar¡Muy bueno! :)
ResponderEliminarlástima que no podamos ponerle el +1
a ver si Blogger lo arregla pronto
un abrazo
Vaya giro que hace el personaje. De reflexionar sobre el espíritu navideño pasa a masoquismo inquisitorial. Al final lo aclara. No me agrada por el tema "realista": matar mendigos. Pero se lee muy bien.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por vuestros comentarios, y a La Esfera Cultural por estas iniciativas. La verdad es que te sube la moral y te anima a seguir participando.
ResponderEliminarUn saludo, un abrazo muy fuerte para todos y Feliz Antinavidad.
Nos ha gustado mucho!
ResponderEliminarTerrible relato, espantoso!
ResponderEliminarMuy bien escrito.
Lo mejor, la última frase.
Enhorabuena
Efectivamente diría que lo mejor es el giro que le das al personaje en los primeros párrafos no te imaginas el final tan crudo y terrorífico.
ResponderEliminarMuy bien escrito.
De nuevo gracias por vuestros comentarios. Me alegra mucho que es os guste.
ResponderEliminarUn saludo.
Pone los pelos de punta, lo mejor esa frase final. Muy impactante.
ResponderEliminarGracias también a ti, Elysa. Como dice Nuria De Espinosa, ¿a quién le importa su condición? Además se puede hacer en cualquier época del año. La Navidad sólo sirve de coartada y se lo pone más fácil.
ResponderEliminarUn saludo.