En principio, el firme juramento que hice a Socorro, mi mujer, sobre las causas de mi resaca, detenida sin recursos… no evitó el número que monté detrás de los muros de mi colegio de abogados, durante los días de huelga. En plena batalla, por impago de honorarios.
Mi balneario, idéntica fachada y semejante estructura a la del colegio profesional, solo le quedaba a escasos metros.
Aquella noche, bloqueado por los acontecimientos, cerré los ojos en su sauna panorámica, quise disfrutar del paraíso: del vapor de sus baños y de los vapores del coñac. En su piscina climatizada, seguí el método del vapor de hierbas, a cuarenta grados.
El amanecer, matizado de niebla, y la imposible orientación que mi estado “cautelar” permitía, me llevaron a la calle ¡fatalidad! Atravesé puerta y despacho del colegio, donde nuestros representantes acordaban medidas; recrudecidas… En paños menores contuve una explicación, y la toalla que caía.
Texto: Calamanda Nevado Cerro
Mi balneario, idéntica fachada y semejante estructura a la del colegio profesional, solo le quedaba a escasos metros.
Aquella noche, bloqueado por los acontecimientos, cerré los ojos en su sauna panorámica, quise disfrutar del paraíso: del vapor de sus baños y de los vapores del coñac. En su piscina climatizada, seguí el método del vapor de hierbas, a cuarenta grados.
El amanecer, matizado de niebla, y la imposible orientación que mi estado “cautelar” permitía, me llevaron a la calle ¡fatalidad! Atravesé puerta y despacho del colegio, donde nuestros representantes acordaban medidas; recrudecidas… En paños menores contuve una explicación, y la toalla que caía.
Texto: Calamanda Nevado Cerro
(NOTA: Microrrelato finalista correspondiente al mes de julio de MICRORRELATOS DE ABOGADOS)
Supongo que se le quitaron las ganas de seguir bebiendo, jeje, saludos.
ResponderEliminar¿Y quién ganó el caso?
ResponderEliminarHay que pensar mejor dónde se ubican ciertas instalaciones, luego pasa lo que pasa.
ResponderEliminarDivertido.