25 enero, 2012

Soledad


Una noche más en blanco entre esas cuatro paredes le resultaba insufrible.
Descalza, con pasos sigilosos se deslizó suavemente por la casa, sin apenas rozar el suelo; hacía tiempo que el sonido de sus pasos se había perdido. Sintió cómo su espíritu debilitado, se golpeaba en vanos intentos de traspasar los impenetrables muros de su encierro.
Con decisión, se dirigió al antiguo ropero de caoba con puertas de espejo, legado de su abuela materna; trató de buscar en la imagen pálida, escuálida y ojerosa de la mujer que vio reflejada, restos de la joven vital que un día fue. Abrió las puertas con determinación y escogió rápidamente su atuendo; se vistió precipitadamente ocultando el pijama bajo un largo abrigo negro y botas altas a juego; anudándose al cuello la bufanda roja "de la suerte” escogió como signo de valor, aquel llamativo sombrero rojo que jamás se atrevió a usar; por último un ligero toque de carmín en los labios. En sus bolsillos, los documentos y tarjetas. Miró alrededor. Ningún
recuerdo que quisiera llevarse.
Se acercó al dormitorio y echó un último vistazo a su marido que roncaba como siempre, “a pierna suelta”; observó que su espacio en la cama se había vuelto cada vez más diminuto, como venía sucediendo en casi todos los lugares comunes. No recordaba el momento en que sus miradas dejaron de encontrarse, ni cuando permitió que sus sueños, placeres e inquietudes fueran engullidas por los de él; ¡fue así como dejó de alimentar su espíritu. Soledad sentía que toda esa pérdida iba estrechamente unida a la de su dignidad.
Desde el umbral envió un adiós silencioso, sin reproches, a una convivencia desahuciada. Nada mas cerrar la puerta tras de si, su mirada se llenó de estrellas; recibió el aire frío en su rostro como una caricia; respiró profundamente antes de sumergirse en la noche y caminó sin mirar atrás escuchando complacida el sonido de sus pasos.

Texto: Isabel Machín García
Narración: La Voz Silenciosa

10 comentarios:

  1. Texto plagado de imágenes, con frases de las que te mellan por dentro.
    Solo una sugerencia Isabel, date un poco de tiempo, relee, esta belleza hay que disfrutarla despacio, no podemos permitirnos malas hierbas que estropeen el paisaje.

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  2. Gracias Inma, por tus consejos, los tendré muy en cuenta. Un abrazo.

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  3. Bien Isabel. Lo mejor, ese juego de pasos sigilosos al principio del relato y escucha complacida de los mismos al final.

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  4. Cierto Miguel Angel,creo que para quien ha ido perdiendo tanto de si misma que deja de oirse; recuperar el sonido de sus pasos es sentirse viva.
    Gracias a ambos por lo que me aportais.

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  5. ¡Me encanta la forma en que se va!
    ¡además lo hace alegre!
    Un saludo,me paseaba por aquí y no he podido evitar comentarte^^

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  6. Bayron gracias por tu comentario y por esa entusiasta espontaneidad con que te expresas.

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  7. Hay veces que la vida se resuelve con un paso sigiloso, siempre y cuando sea valiente y decidido.

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  8. Tienes razón Amando, todos los pasos son válidos si se dan con valentía y decisión.Un cordial saludo.

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  9. Ante la disyuntiva de quedarse y permanecer..Nulificada...la opción de ser y escucharse fuerte!! Aunque solo fuera para ella misma...Exquisito relato,Saludos!!

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  10. Gracias Sonia, por supuesto, escucharse fuerte como bien dices, debe ser la primera opción. Un abrazo.

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