Nuestra pasión dejó de conformarse con encuentros furtivos. Decidimos vivir juntos. Estaría sola un tiempo, hasta que le dieran el divorcio.
El piso estaba en pleno centro y rodeado de zonas verdes. Muy soleado. Amueblado a la última. Un sueño hecho realidad. Comparado con mi vieja buhardilla era un palacio. Y me convertí en la solitaria princesa que lo habitaba. Las vistas a las zonas verdes tan relajantes al principio, pronto me asquearon al no tener con quien disfrutarlas, las lujosas y hasta entonces inaccesibles tiendas, llenaban mi armario al tiempo que saciaban mi curiosidad.
Pronto mi vieja buhardilla volvió a mis sueños. Sus ajadas macetas repletas de geranios, su suelo de madera deslucida, los cánticos mañaneros de Lucía la del cuarto, el machacón sonido del fútbol cada domingo en la radio del señor José que se colaba –impúdico- por el hueco del patio..., se convirtieron en un reclamo que no podía evitar más.
Mi flamante príncipe y sus caprichosas visitas al palacio se salieron del esquema del cuento que soñé para mí. Con la maleta llena y el corazón vacío, regresé a la calidez de mi ático con vistas a la realidad.
Texto: Yolanda Nava Miguélez
Narración: La Voz Silenciosa
Narración: La Voz Silenciosa
Que desoladora sensación de soledad se te va instalando en el corazón conforme avanzas en el texto, me ha encantado como lo expresas.
ResponderEliminarSaludos,
Los verdaderos paisajes tienen que ver con quienes los compartimos.
ResponderEliminarEs tal como lo ha expresado Yashira: la desolación se instala en los corazones poquito a poco.
ResponderEliminarBesos desde la realidad.
Muy de acuerdo..conforme vas leyendo se vuelve todo gris..
ResponderEliminarY como dice Amando,depende mucho de la compañía.
Un saludo!
La calidez de los sitios la dan las personas y las vivencias. Buen texto.
ResponderEliminarMuy bueno chica. NO se que más se puede añadir. Estan palpable, que me sobran las palabras.
ResponderEliminarPasé por casualidad y me alegro de haberlo hecho.
ResponderEliminarEl relato toca la fibra sensible del lector. Ciertamente, no basta un piso con vistas, siempre se busca un hogar.Me gustó mucho.
Gracias a todos por vuestros comentarios. La esencia del relato es además de la importancia de los lugares, el desencanto de la protagonista que asociaba a su nueva vivienda una historia de amor compartido, que no se cumplió. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy buen relato, fantásticamente rematado.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Aplastante realidad... me ha encantado, un abrazo.
ResponderEliminarGracias Ana, gracias Nuria, me alegra que os gustara. Un abrazo.
ResponderEliminar