07 junio, 2012

Las tardes


En la azotea tenía plantados preciosos geranios. Si sobraba algún espacio, menta y perejil.
La luz del sol por la ventana al mediodía, se reflejaba en el techo; me quedaba despierta contemplando el carrusel de luces recorriendo la habitación medio en penumbra.
Los martes y miércoles el pastor visitaba la casa, y la oración culminaba las tardes.
No hay día en que no recuerde aquel entrañable hogar. Cierro los ojos y oro, mientras, vuelvo a cerrar la cajita donde conservo su sonrisa.

Texto: Maria Estevez
Narración: La Voz Silenciosa

9 comentarios:

  1. Tardes que atrapan, sin duda. Me resulta inquietante y a la vez, muy atractivo.
    Un beso, María.

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  2. Agradezco tus palabras, Isolda
    Un beso

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  3. Estoy en los últimos días o semanas buscando ese silencio de la contemplación, esa oración que culmine las tardes.
    Me parece muy atractivo, y al tiempo misterioso.

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  4. Delicado, nostálgico, apacible texto.
    Enhorabuena.

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  5. Armando, Ana: Muchas gracias por comentar
    Un abrazo

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  6. Un texto evocador, nostálgico, que transmite añoranzas.
    Felicidades.

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  7. Todos tenemos encerrado, celosos de las miradas curiosas, el rincón que quisiéramos perpetuar. Tú lo has descrito con solvencia, dejándonos por un momento estar sentados a tu lado. Enhorabuena María.

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  8. Gracias Miguel Ángel, eres muy amable

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