que convierte en prejuicio mi silencio
se ha roto un cristal, no sé bien dónde
acaso en la pared, del propio cuadro
o dentro, cual punzón en mis entrañas.
Intento no escuchar el ruido
(del vuelo torpe de la codorniz)
ni las teclas que suenan del piano,
cuando te escribo en rojo y negro
frente a un público marmóreo
entre la gran maceta y esa lámpara
de luz…, tremendamente artificial.
¡¡¡Me encanta!!!
ResponderEliminarabrazos :)