El eco de la palabra del anfitrión atraviesa la sala,
como el ruido del punzón en la pared al colgarlo.
Sonriente, el público se arremolina en torno al cuadro:
obra maestra, dicen.
Tras el cristal el autor evoca un artificial ambiente, la lámpara ilumina
sobre el piano negro, la solitaria maceta junto a la que yace
la codorniz envuelta en roja sangre.
Alzo mi voz para opinar, sin prejuicio, sobre lo que observo
y provoco sin pudor que irrumpa en la estancia
un marmóreo silencio.
Texto: Paloma Bermejo Sanz
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.. muy bien escrito.. felicidades a la autora..
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