13 abril, 2013
Pellizcos
Los restos de lágrimas le quedaron pegadas formándose un pequeño charco en sus mejillas. Yo me acerqué curiosa, con la vieja lupa de papá, para poder verlas más de cerca. Entre tanta peca encontré una pequeña gota, agonizante, intentando agarrarse a uno de esos lunares como si de un salvavidas se tratara mientras gritaba “¡qué me seco, qué me seco!” Estaba claro que no podía dejar que se muriese, daba igual lo que mamá tardó en dormirla. De alguna manera tenía que volver a llorar, ¡ya sé! pellizcándola de nuevo seguro que lo consigo.
Texto: Érika González Leandro
Narración: La Voz Silenciosa
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Precioso este mini cuento, no encuentro mas palabras.
ResponderEliminarun saludo
Puri
Me ha gustado mucho esa visión del mundo infantil, la voz de la niña (o del niño, igual da).
ResponderEliminarBonitas palabras para una bonita mirada.
ResponderEliminar:) Me alegro que les haya gustado, gracias a la Esfera por contar conmigo y a ustedes por sus palabras. Érika.
ResponderEliminarTambién me gusta, pero hay que reconocer que aquí huele a sadismo infantil... :))
ResponderEliminar:D igual un poquito sí.
ResponderEliminarUna genialidad. Me ha encantado.
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