08 junio, 2013

¡Tierra llamando a escritor! o, el ego del escritor

El escritor en su Esfera
astronauta, ego, misión, luna,
Astronauta enviado al espacio para captar en una sola fotografía el ego del escritor.
El ego del escritor es una de las pocas cosas que se ven desde el espacio a ojo desnudo. El escritor es una forma de vida compuesta por un gran ombligo y un par de ojos para no dejar de mirarlo nunca jamás. 

El ego del escritor hace de éste un ser extraordinariamente difícil de entender y le otorga una personalidad, en muchas ocasiones, difícil de llevar y de soportar. 

Enamorado de su obra hasta las trancas, muchas veces no es capaz de soltar tres frases seguidas en las que no intente hablar de su libro, que es para lo que ha venido a este mundo, después de para escribirlo.

El ego del escritor puede llevarle a creerse más que los demás, a sentirse superior, a creerse especial. Tal vez se deba en parte a que el escritor aborda una empresa multidisciplinar, compartiendo destrezas con psicólogos, con sociólogos y con otras
muchas profesiones que le serán, no ya útiles, sino hasta imprescindibles en el desarrollo de sus proyectos. Puede que ahí radique la distorsión de la lente con la que ve su propio ego, en que siendo solo en una pequeña parte profesional de todas y cada una de esas disciplinas, el escritor ya se ve con el doctorado de cada una de ellas en la mano y aclamado por un público académico de primera línea. 

Con todo y con eso, es justo decir que el escritor no es el único que mete aire en su ego, quienes alimentan el éxito de alguna de sus obras, pueden estar haciéndolo, de hecho lo hacen y lo hacen inconscientemente. Dice Sábato: “Si nos llega dinero por nuestra obra, está bien. Pero escribir para ganar dinero es una abominación. Esa abominación se paga con el abominable producto que así se engendra.” 

Una cosa es que el dinero nos alcance como autores y otra muy distinta es encaminar las creaciones al objetivo de conseguir ese dinero «como sea». Efectivamente, cuando se consigue «como sea», es literalmente «como sea», literalmente y no literariamente. Misteriosamente este éxito comercial inyecta tanto aire en el ego del escritor que se pretende literario, que éste suele pasar a una nueva dimensión, y no hablo en el sentido estrictamente físico, sino en el sentido sicológico de, efectivamente, llegar a creerse alguien superior solo por haber parido una obra de masas que, por lo general, entienden mucho más de éxitos comerciales que de literatura. Siendo el primer entendimiento producto de la conjunción de una buena campaña de márketing y de una inmejorable penetración en un mercado muy permeable y estabulado, lo que le otorga al "lector" muy poca capacidad de discernimiento sobre lo que es literatura y lo que no, o de participación consciente en el encumbramiento de un autor y su ego. 

No es, pues, una cuestión matemática o magnética, es en todo caso, una cuestión fluctuante y magmática, que el éxito comercial de una obra la aleja de la literatura, pero incomprensiblemente, infla el ego del escritor hasta proporciones planetarias. Cuando el ego del “escritor comercial” tiene motivos para ser grande; el ego del escritor de literatura tiene muy pocos argumentos. 

El ego de los seres humanos, y especialmente el de los escritores, es el único y todopoderoso juez y abogado defensor, en una sala de juicios abarrotada de acusados (el resto del mundo) y de un único defendido e inocente: el escritor. 

En una mente menos perversa que la de los hombres, el tamaño del ego de un escritor debería medirse por lo que de ellos se recuerde en un periodo mayor que el de sus propias vidas. Es decir, aquello que les trasciende y que trasciende sus egos. 

El escritor en su EsferaEl ego de un escritor.
Artículo: Victor J. Sanz

16 comentarios:

  1. Bueno creo humildemente que habría que distinguir entre superventas. No es lo mismo, Marguerite Yourcenar y sus Memorias de Adriano que Dan Browm y su Código Da Vinci, este último tiene un "ego" de cantante pop, que cree salvar editoriales, y la antítesis que fue el pensamiento tranquilo y culto de Yourcenar...
    Hay de todo y es el lector el que tiene que valorar, claro que si al lector le gusta Salvame y piensa que Holts es un caramelo (por poner un ejemplo) poco tiene que hacer la buena literatura con él...pero esta dicotomía es aplicable a todas las artes...

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  2. Yo creo que el ego es personal e intransferible. Me explico: ¿qué es antes, el ego que te hace considerar que tus creaciones merecen ser conocidas, apreciadas y admiradas por los demás y te mueve a escribir (o pintar, o cantar o...) o el éxito, que hace que ese ego que todos los artistas tenemos se inflame?
    Hay artistas mediocres con un ego superlativo, grandes artistas con un ego descomunal, artistas sublimes con egos pequeñitos, pequeñitos...
    En cualquier caso, que los escritores tenemos un ego considerable es una realidad.
    Por lo que a mí respecta, intento mantener el mío a raya: no hay nada más ridículo que un donnadie pomposo.

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  3. El ego, estoy de acuerdo con Ana, es inseparable del creador, y creo que es bueno, que debe ser así. Muchas veces ese mismo ego es el que termina de dar forma al producto y forma parte de él. Lo que ocurre es que ese mismo ego genera filias y fobias, y de ahí surgen los fans y los detractores. El arte es tan subjetivo y tan diverso (¡a Dios gracias!), que lo hay para todos los gustos. Está claro que a mí hay superventas que me causan repelús y hay miniventas que me dejan boquiabierto. También ocurre al revés, pero digo yo: ¿Quién soy yo para juzgar dónde está el límite entre el arte y la basura, cuando hay quien tilda de basura lo que para mí es arte? Lo que sí sé es que lo mío es lo mejor, porque lo he hecho con mucho trabajo, poniendo el mayor interés en que salga así. Habrá a quien no le guste y habrá quien critique que presuma de lo que hago. Allá ellos. Con mi ego nadie puede.

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  4. Estupendo espacio, Esfera Cultural. Ocupas un buen lugar dentro del universo literario, como planeta del verdadero arte. En cuanto al ego del escritor, por definición está presente en toda obra humana que se crea y ofrece a los demás, pues busca reconocimiento y en el fondo el mayor éxito que pretende el autor es el de que se le ame y vea como alguien valioso. Una búsqueda de amor, como la mayoría de las búsquedas humanas. El problema surge cuando el escritor o cualquier otro artista desconoce ese propósito real que lo lleva a escribir, dando lo mejor de sí por crecer en el amor propio y ajeno, y hace su obra exclusivamente para "venderse" por dinero, cual vulgar prostituta, o para compensar un íntimo complejo de inferioridad. El autoconocimiento ha de conducir toda obra humana, o solo generará mas disfunción en el autor y separación o ataques entre él y el resto. El artículo y el blog plantean con claridad el "deber ser" al tratar acerca de "lo que es". Un abrazo de felicitación. Y bienvenidos a dejar su comentario o crítica en lobigus.blogspot.com el cual es un blog variado con un fin único: crear conciencia, libertad de pensamiento y honestidad en un mundo que las necesita. Saludos desde Caracas.

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  5. Muchas gracias por vuestra participación.

    Me quedo con "El caramelo Holts"; "los don nadies pomposos" y " "con mi ego nadie puede". Genial!

    Gracias también a Gustavo, por tu visita y tus comentarios.

    Los comentarios hacen crecer el ego de este espacio.

    Saludos!

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  6. Muy acertdo ensayo.Aunque dado el tema es por demás breve.
    Escribir en sí, o utilizar cualquier forma de expresión es manifestar el ego.
    Creo que al ser contados quienes no tienen ego, lo importante es que éste se manifieste pleno de belleza y cuanta virtud se le pueda añadir.
    Así como el ego tiene su parte fatua, tiene otra de coraje y deseos de superación. Visto desde perspectiva superpanorámica no somos más que arena de los tiempos y con probable destino al olvido.
    Todo pasa de vigencia.
    Lo que en una época es destacado y único en otra es passé.
    Pero por otra parte desde perspectiva de lector, que bueno que Cortázar tuvo un ego, que bueno que lo tuviése Borges, que bueno que García Márquez luchó tanto por trascender.
    Ahora en cuanto a la manera de asumir el triunfo, no todo mundo es capaz de la mesura.
    Bien dice el dicho: No te sientas Supermán porque vives en la azotea.

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  7. A ver, ¿este artículo que hace aquí?... ¡Yo he venido a hablar de mi libro!

    Bromas aparte, me pregunto: ¿La escritura le edifica el ego al escritor? ¿O los ególatras nacen predispuestos para ser escritores?

    Otra que dejo en el aire: ¿Sin el ego, a dónde llega un escritor?

    Y dicho esto, quería aprovechar para comentarles que mi último libros es... ;)))

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  8. Hola Carlos, efectivamente es un texto breve teniendo en cuenta el tema a tratar, pero el espacio, el tiempo y la imposibilidad de hacer algo acorde al tamaño del ego, desaconsejan cualquier intento de extender exitosamente esta humilde reflexión.

    Saludos y gracias por tu participación.

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  9. Muy bien, Francisco, ese es el espíritu:

    Tomar un poco a broma el ego cuando resulte un poco fuera de lugar o hasta inconveniente para uno mismo y tomarlo en serio cuando nos vengamos abajo, que también pasa.

    Para una de tus preguntas retóricas tengo una respuesta teórica. Un escritor sin ego puede escribir, pero no le importará hacerlo mal.

    Saludos y gracias a todos.

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  10. Victor, magnífico artículo que te invita a la reflexión. Efectivamente se necesita un poco de ego para mostrar un trabajo a los demás pero no sólo en la literatura sino en cualquier tipo de arte. Pero ese ego no es malo, es el que impulsa a seguir trabajando y creciendo.
    El malo es el que se acrecienta por un golpe de suerte o por un éxito mal enfocado, ahí está el problema, el que termina creyéndose superior a los demás o estima que su trabajo es único e inigualable y que le hace despegar los pies de la tierra, como ese astronauta de la foto.
    Hay un dogma en el arte y es que toda expresión artística es plausible siempre que haya al menos una persona que la admire a parte de su autor y de su madre.

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  11. Gracias Inma.

    Es muy cierto que, en sí mismo, el ego no es malo, mucho antes que eso es necesario. Y como bien dices, el crecimiento de ese ego de forma irregular por un golpe de suerte o por un arropamiento de (en este caso) lectores (o más bien compradores) circunstanciales, es el ego pernicioso y perverso que tira por tierra cuanto de bueno tenga el trabajo realizado.

    Gracias y saludos.

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  12. Como diría el otro, la literatura es un plato de egos revueltos.
    :))

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  13. Yo quiero mucho a mi ego, al igual que a mi inspiración creada gracias a mi estro. Nadie me separará de estos inseparables míos.

    Gran post.

    Un abrazo,
    Abel Jara Romero

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  14. Gracias Abel, no dejes nunca de acompañarte de tan necesarios amigos.

    Otro abrazo de vuelta y muchas gracias por tu visita.

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  15. . COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
    EN LA CONDUCCION DIARIA

    Cada señalización luminosa es un acto de conciencia

    Ejemplo:

    Ceder el paso a un peatón.

    Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.

    Poner un intermitente

    Cada vez que cedes el paso a un peatón

    o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.


    Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.


    Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.


    Atentamente:
    Joaquin Gorreta 55 años

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  16. creo que hay de ego a EGO xD
    quizá empezando por el hecho de que todos conocemos a esa persona escritora que no puede dejar de hablar de su obra hasta cuando habla de conversaciones superfluas como el clima o algo. Lo digo por experiencia. Es más, esa persona ha llegado al punto de no poder hacer otra cosa que comer vivir, respirar y hablar de su obra. Siendo así, sí. Conozco la definición de EGO de escritor xDDD

    Aún así, yo diría que no todos poseen ese ego, gracias diosa! xDD

    Tengo varias personas conocidas que quizá hagan el ejemplo de la magnitud de egos que poseen y la diferencia de cada uno. Esta esa persona que mencione al principio. Esa obra es ella y ella es su obra. despues está una chica, que prácticamente no tiene o al menos yo no se lo encuentro, ego. diría yo que solo en lo egoísta por privarnos de no poder leer sus escritos, pero ella comenzó a escribir desde los tres años. Yo la llamó pequeña Mozart y bromeo con ella diciendole que si Mozart dejó el piano lo siguiente que cogió fue la pluma, luego está otra, esta es una compañera de trabajo. Ella si bien no es tan EGO-escritora como dicen por allí en algunos comentarios, tiene algo de ego suficiente para intentar publicarlos sin ser peligrosa para nosotros como la primera persona que mencione. xDD

    yo no soy escritor ni me llama, pero si soy lector voraz.

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