24 junio, 2013

Tintineos

Aquella bandeja de borde dorado y con enormes flores de colores que invitaban a la esperanza viajaba diariamente, y muchas veces, por el iluminado pasillo que unía la cocina con la estancia donde se albergaba y custodiaba a la flor más frágil y querida.
Su murmullo afligido y pesaroso se sentía por toda la casa porque nunca era vacío y solitario, siempre peregrinaba escoltado por algún camarada. Algunas veces por la colisión histérica de botes de fármacos que aliviarían el dolor, otras por el tintineo suave de una cucharilla repicando en la taza de caldo caliente que mitigaría los escalofríos y otras por el rechinar de los platos entre sí que casi siempre retornaban intactos a su origen.
Aquella banda sonora de porcelana y cristal se quebraron junto a ella una calurosa mañana de agosto.
Quizás por eso odie comer en la cama.

Texto: Gloria Santana

2 comentarios:

Gracias por contribuir con tus comentarios y tu punto de vista.

Los componentes de La Esfera te saludan y esperan verte a menudo por aquí.

Ésta es tu casa.